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El multimillonario Tony Stark (Robert Downey Jr.) se defiende de las acusaciones de traición que le hace su propio gobierno

CINE

Iron Man 2

La triste verdad: la segunda parte de la serie sobre el personaje de Marvel no es tan buena como la primera. **1/2

Ricardo Silva Romero
15 de mayo de 2010

Título original: Iron Man 2.
Año de estreno: 2010.
Género: cómic.
Dirección: Jon Favreau.
Guión: Justin Theroux.
Actores: Robert Downey Jr., Don Cheadle, Scarlett Johansson, Gwyneth Paltrow, Sam Rockwell, Mickey Rourke, Samuel L. Jackson, Clark Gregg.

La esperada segunda parte de Iron Man, que es una película divertida pero no tan buena como la primera, abre la temporada de cine taquillero de vacaciones que Hollywood envía al mundo año tras año. Desde ahora hasta comienzos de agosto, vendrán a cartelera superproducciones hechas a la medida de todos los públicos: comedias de irreverencia calculada, versiones cinematográficas de conocidas series de televisión, continuaciones innecesarias de largometrajes animados, dramas románticos condescendientes, aventuras aparatosas que juegan, a medias, el juego del 3D. Si tomáramos Iron Man 2 como un presagio, si este relato venido del mundo de los cómics fuera la medida de lo que se estrenará en las semanas que vienen, podría decirse que tendremos unos meses entretenidos pero irrelevantes.

Desde las primeras escenas de Iron Man 2, que presentan (uno) la configuración de una venganza, (dos) el triunfalismo en que se encuentra sumido el protagonista y (tres) el conflicto que se ha creado en Estados Unidos tras la aparición del superhéroe, queda claro que la nueva entrega tendrá en mente las grandes virtudes del episodio inicial: ese curioso realismo que no riñe con la lógica del cómic; esas secuencias de acción que jamás pierden de vista a los personajes que las padecen; aquel ritmo sostenido, de canción pop, que conduce al espectador a una batalla final bien coreografiada; un sentido del humor que salva a la narración de caer en la grandilocuencia; y el brillante trabajo de Robert Downey Jr., que recorre cada escena del drama como un niño que tiene una fantasía en sus manos, en el papel del arrogante multimillonario Tony Stark.
Iron Man 2 tiene en mente las grandes virtudes del episodio inicial, pero no siempre consigue ponerlas en práctica. La verdad es que, comparada con su antecesora, se queda más que corta a la hora de llevarnos al borde de la silla. Peor aún: deja la sensación de que aquella primera parte, la historia de cómo el señor Stark se convirtió en el superhéroe que conocemos, era la que en verdad merecía ser narrada.

La segunda parte de Iron Man, que ha recaudado más de 330 millones de dólares en las taquillas del mundo en su primera semana en cartelera, trata de llevarnos por otra montaña rusa llena de villanos nuevos y de amenazas a la seguridad internacional, pero en el proceso pierde de vista a una serie de personajes secundarios fundamentales que quizás sean de más utilidad en los capítulos siguientes (resulta increíble ver a la asistente que interpreta Gwyneth Paltrow, que le daba cierto aire de romanticismo a la aventura, reducida al papel de aguatera) e intenta recargar el relato (los
estudiantes de dramaturgia notarán, con cierta fascinación, cómo la trama se pierde en una larguísima exposición de los hechos) como un aparato que solo va a funcionar durante la última media hora de la proyección.