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LA BATUTA DE ORO

Al final de su carrera, el director de orquesta Herbert von Karajan, se ve rodeado por el escándalo.

11 de julio de 1988

El último de los grandes de una generación de colosos de la batuta, el austriaco Herbert von Karajan, director desde hace 33 años de la Orquesta Filarmónica de Berlín, se debate hoy entre el arte, la enfermedad y el escándalo.

Este músico --a todas luces genial-ególatra, dictador y triunfador, no ha escapado de la mira de quienes ven las debilidades humanas que, en su caso, le han aportado una publicidad sin parangón y dividendos económicos archimillonarios.

Hace menos de tres años, en un arranque colérico, amenazó con renunciar a su podium vitalicio, cuando intentó imponer dentro de la orquesta a una joven clarinetista, sin tener en cuenta la opinión de otros músicos ni la del sindicato orquestal. A la postre, el venerable maestro perdió la batalla y con la cabeza agachada hizo de lado su renuncia, mientras la joven de marras tuvo que irse con su música a otra parte. No se había recuperado aún de este golpe certero a su vanidad y autocracia, cuando apareció una avivata cuarentona británica, de nombre Ute de Broncher, que olfateando una suculenta herencia afirmó ser hija ilegítima del anciano director.
El caso fue llevado hasta un juzgado salzburgués, de donde es oriundo von Karajan, sin que hasta la fecha se conozca el desenlace de tan molesto escándalo de paternidad. Y como si lo anterior no fuera suficiente, ya en las postrimerías de su carrera, detractores del venerado pero desgastado director, vapulean su imagen acusándolo, no ya a sotto voce sino a voz en cuello, de comerciante sin escrúpulos con su orquesta, la Filarmónica de Berlín.

El negocio, lucrativo a todas luces, tiene tantas arandelas como notas una sinfonía. La historia comenzó hace varios años con el matrimonio entre Herbert von Karajan y la Deutsche Gramophon. Un tercio del capital de esta firma, nada despreciable por cierto, proviene de la venta de discos y casetes con obras del repertorio clásico, dirigidas por von Karajan e interpretadas por la agrupación que regenta. Se calcula que el famoso sello ha vendido 115.5 millones de copias entre discos y casetes, dejando a todos archimillonarias ganancias. Parte del negocio del veterano director está por los lados de "Telemundial", firma cinematográfica de su propiedad, que filma todos los trabajos del maestro para cine y televisión, derechos que van a parar a sus arcas. Aprovechando esto, la Deutsche Gramophon se encarga de sacar esas versiones en disco, con suculentas ganancias que luego se reparten muy amigablemente. Y en lo que atañe a obras que requieren figuras solistas, tanto vocales como instrumentales, para eso están el francés Michel Glotz, propietario de "Musicaglotz", y la Columbian Artist Management, agencias de artistas que escogen los elencos que el maestro sugiere y que gracias a su prestigio, engrandece y envía luego a Deutsche Gramophon.

Es decir, una "Sinfonía fantástica" , que rueda en torno de un solo eje: Herbert von Karajan. Pero las críticas no paran en torno de este asunto.
Como es apenas natural, los millonarios honorarios que recibe anualmente el director austriaco por su trabajo al frente de la orquesta, provienen del bolsillo de los contribuyentes berlineses que se quejan porque mientras grabaciones y filmaciones se llevan a cabo sin tropiezos, el venerable maestro cada día se muestra más avaro en sus apariciones públicas, salvo cuando se trata de giras internacionales, especialmente a países del primer mundo, donde cobra archimillonarias sumas.

Entre las múltiples cualidades y virtudes de Herbert von Karajan, está el haber sido desde muy joven un gran visionario. Convencido del poder del cine y la televisión, primero fundó "Cosmotel", firma que en 1979 llevaba más de 60 títulos, entre óperas y música sinfónica, filmados para cine.
Sin embargo, por razones desconocidas se retiró de "Cosmotel" y fundó "Telemondial", que hoy guarda centenares de películas, cuyos originales reposan en cofres secretos en Suiza.
Se trata de versiones que, en un alto porcentaje, Europa ya vio y Deutsche Gramophon ya comercializó en disco, así que los derechos de intérprete hace rato empezaron a crecer y a engrosar las arcas del maestro austriaco.
Quizás sea Herbert von Karajan el único director, desde la aparición del disco, que ha grabado cuatro veces todas las sinfonías de Beethoven y Brahms. También, es muy posible que se trate del único músico al que sus nexos ideológicos con el nazismo no le han hecho pasar un mal rato.

Sin embargo, hoy, en el ocaso de su carrera y cuando ya está cansado, enfermo y sin fuerzas para dar batalla, caen sus detractores con fiereza sobre su imagen, tratando de opacar y empañar el trabajo de toda una vida. Pero, para el amante de la buena música, ¿qué significan todas estas pequeñeces? No son más que un anecdotario sin trascendencia cuando se han de poner en la balanza de la historia el talento y la trayectoria de este genial intérprete. Herbert Ritter von Karajan, director de calidades y cualidades artísticas innegables, llevó a su orquesta, la Filarmónica de Berlin, al primerísimo lugar junto con la Filarmónica de Viena, que también dirigiera. Al mundo le dio la oportunidad de conocer todo un repertorio en versiones de calidad incuestionable y, del cúmulo de filmaciones realizadas con su orquesta, deja a la posteridad un testamento, vivo reflejo de la genialidad de un músico, de la calidad de una orquesta y el testimonio de una época. Ya la historia de la música juzgó su trabajo. Lo demás, dirán sus millones de admiradores: son calumnias de la oposición. --