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LA BOCA DE LAS SOMBRAS

El peruano Fernando de Syszlo expone una obra basada en la sinrazón.

13 de mayo de 1991

CUALQUIERA DE SUS RECINTOS LE HACE PENSAR DE INmediato al observador que la luz es una clave para empezar a descifrar la obra de Fernando de Szyszlo. El color aparece tan depurado, que permite intuir que su manejo dejó de ser un problema, desde hace bastante tiempo, para este artista peruano que expone en estos días una muestra de obras recientes en la Galería Alfred Wild, de Bogotá.

Sin embargo, la técnica es un asunto que pasa muy pronto a un segundo plano. Ese contraste de las capas gruesas de acrilico que se levantan sobre las delgadas películas del fondo hace suponer que se trata de algo más que de un simple juego estético. Lo mismo ocurre con el contraste entre los elementos rígidos que sirven como escenario para ubicar trazos libérrimos en los que alguien podría adivinar una alusión a los cultivos de choclo o a los tejidos de Cuzco.

Pero lo cierto es que su abstracción no es más que una disculpa para dejar huella en su paso por la tierra.