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LA COLERA DE SABATO

En entrevista exclusiva para "Cambio 16" y SEMANA Sabato enjuica todo el mundo: a la Junta Militar Argentina, a Inglaterra, a Reagan, a García Márquez...

19 de julio de 1982

El autor de "El Túnel" y de "Abadón el exterminador", a sus 71 años es un hombre moderado, independiente, aunque siempre crítico a ultranza de cualquier dictadura y opresión. Uno de los más grandes escritores en lengua castellana, este antiguo anarquista y comunista, licenciado en física, habla con voz clara, con cierta agresividad y vehemencia.
Pregunta: En la época franquista la mayoría de los intelectuales o estaban en la cárcel o estaban en el exilio. En el caso argentino, la oposición de ciertos intelectuales al golpe militar se puso en entredicho en algunos medios del exilio. ¿Qué opinión le merece esta acusación?
Ernesto Sábato: Hay una cifra, no matemática, que es simbólica. El 99 por ciento de los intelectuales, de los artistas, de los pintores, de los actores, ha quedado en Argentina. Es decir, que la represión con haber sido brutal como fue, se limitó a algunos miles de personas. Hay oficialmente, según las cifras del comisariado de las Naciones Unidas, alrededor de diez mil desaparecidos sobre 27 millones de argentinos.
P: ¿No cree que son cifras un tanto bajas?
E.S.: No, estas son las cifras establecidas fehacientemente por los comités internacionales --lo que ya es una atrocidad-- yo creo en estas cifras.
Evidentemente es un porcentaje atroz, pero ínfimo sobre 27 millones. De los escritores, artistas importantes empezando por Borges, prácticamente todos han permanecido en Argentina. Y algunos con grave peligro de muerte como ha sido mi propio caso. He recibido decenas de amenazas de muerte.
De manera que, la situación ha sido distinta a la época franquista. Durante aquella, aquí había que ir al exilio o uno era liquidado. Este no ha sido el caso de la Junta. La represión se hizo teóricamente contra los terroristas, que, como se sabe, en cualquier país del mundo son una ínfima minoría.
Esto en la teoría. En la práctica no solamente fueron apresados torturados, y muertos los terroristas, propiamente dichos, sino miles de muchachos, muchos de los cuales, verdaderamente idealistas, estaban vinculados con los terroristas ya sea porque eran parientes, porque figuraban en su libreta de direcciones, o porque habían sido presidentes de algún centro de estudiantes, o sindicalistas. Si la cifra es esa, y esta vale para todos, intelectuales inclusive.
P: Me está hablando de los desaparecidos, pero no menciona los internados, detenidos en campos y prisiones, etc.
E. S.: "Diez mil es el total"
P: ¿Es esta la cifra de la comisión investigadora de la OEA? ¿No es usted un tanto benévolo?
E. S.: "No, perdón (crispado, nervioso, y con muestras de enfado), yo le estoy hablando de datos objetivos.
Esta es la cifra establecida por los comités internacionales y por el comité de la OEA que vino a investigar el problema de los desaparecidos, comisión que interrogó a dirigentes sindicales, a jefes de partidos opositores, a intelectuales, o independientes como en mi caso. La comisión obra con entera libertad, y el informe que yo tengo es serio y despiadado. Sean 10 o 12 mil comprenderán que la proporción es distinta a la dictadura franquista. En Argentina no hubo guerra civil. Hubo una represión despiadada y atroz, contra una minoría, que, dadas las cifras, vuelvo a repetir, es ínfima.
P: ¿Cómo valora y analiza la postura del pueblo argentino en el conflicto de las Malvinas?
E. S.: Hay que separar nítidamente las dos cosas. Una es la dictadura militar.
La otra la recuperación de las Malvinas. La Junta Militar tiene seis años, el problema de las Malvinas 149 (fecha en que por la fuerza como hizo todo su imperio, Inglaterra ocupó nuestras islas).
El imperialismo inglés, violó naciones, invadió territorios, colocó gobiernos títeres para contruir su imperio de piratas. Este hecho ocurrió hace 149 años y ha quedado como una herida profunda en el cuerpo de la nación argentina. Cinco generaciones han crecido en nuestro país con la idea y con el sentimiento de que nuestra soberanía había sido violada por el imperio inglés.
La recuperación de las Malvinas fue un hecho añorado por el pueblo en todos sus estratos, en todas sus clases sociales. No por un motivo meramente material, son islas pobrísimas, la única riqueza consiste en ovejas; son tierras barridas por vientos helados de la Antártida, sino por el carácter simbólico de un grave problema de soberanía.
Cuando los países débiles son despojados, son avasallados y son humillados por potencias imperiales, la herida es profunda y el sentimiento de nacionalidad, de soberanía, es vehemente. No es el problema de patrimonio o patriotismo de una nación imperial, como puede ser la propia Inglaterra, cuyo patrioterismo es notorio.
P: ¿No cree que existen patriotismos trasnochados y nacionalismos peligrosos?
E. S.: No, esto fue un sentimiento que hace la dignidad nacional. Los países sometidos por el imperialismo tienen todo el derecho del mundo de reivindicar su nación. Sería un acto de cobardía, un acto deshonroso, dejarse avasallar por miedo y por temor a las potencias imperiales. No confundamos esta clase de nacionalismo, con el de las grandes potencias. Al contrario, lo nuestro es un sentimiento digno.
P:¿No cree usted que la ocupación de las Malvinas, es una maniobra del gobierno argentino, para mantenerse en el poder y ocultar los graves problemas que padece el país en el régimen dictatorial?
E. S.: La Junta Militar está totalmente desprestigiada, sus días están contados. Es muy probable que la Junta, o que algunos miembros de la Junta conociendo precisamente el valor sentimental y simbólico que para todo argentino tiene el problema de las Malvinas, hayan decidido esta recuperación, sin consultar a nuestro pueblo, sabiendo que nuestro pueblo iba a responder sí, eso es probable, muy probable.
Pero esto no le quita valor a la actitud unánime, tomada por Argentina en este momento, frente a la prepotencia imperialista de Gran Bretaña. Todos los hombres, de todas las ideologías, de todas las clases sociales, de todas las edades, están unánimemente defendiendo la causa nacional.
Si los militares, o la Junta, han hecho con esto un pretexto subalterno allá ellos. Le puedo asegurar que como se dice "les salió el tiro por la culata", porque el mismo pueblo que está reivindicando la soberanía del país fuera de las fronteras, va a luchar para reivindicar la soberanía dentro del país.
Puede usted estar seguro de que después de este trágico episodio Argentina retornará al camino de la democracia, de los derechos humanos, de los derechos asegurados por nuestra sabia Constitución de 1853. Pueden tenerlo por cierto, cualquiera hayan sido los causantes ocultos de la Junta Militar. Este es el deseo del pueblo argentino.
P: ¿Si Argentina hubiese contado con un gobierno democrático la reivindicación de las Malvinas hubiese sido más fácil?
E. S.: Muy otro hubiera sido el cantar. Depués de 17 años de pacientes negociaciones, de la resolución de las Naciones Unidas a favor de la soberanía argentina, no hemos recibido más que desprecio, desplantes, negativas, en negociaciones kafkianas con Inglaterra. Si Argentina hubiera contado con un régimen democrático en estos momentos se hubiera lanzado un ultimátum, dándole una semana de plazo a Gran Bretaña diciéndole que si no se reocuparían las islas; la situación hubiera sido muy distinta. Hubiera sido muy difícil para los socialistas franceses dejar en claro que por sórdidos intereses mercantiles no nos ayudaban.
Ahora, muchos han tenido el maravilloso pretexto de decir que están luchando contra una dictadura militar. La señora Thatcher, uno de los gobiernos más reaccionarios de nuestro tiempo, dijo en un momento dado "Esto es la lucha de una democracia contra la dictadura". Terrible sofisma, porque jamás, jamás el imperio inglés se preocupó del régimen democrático, para hacer sus fechorías, sus usurpaciones, y en cuanto a su socio USA que también admitió la frase de Thatcher "libertad contra dictadura" pregunto, ¿Cuándo USA se ha preocupado de la democracia en Latinoamérica? ¿Qué es esto, sino una farsa dialéctica y una mistificación profunda, la de venir ahora a hablarnos de democracia y de díctadura? ¿Por qué no hablar abiertamente: que como potencias imperiales les interesan las Malvinas, que son algo más que unas islas desoladas, son una base estratégica para las grandes potencias?
También es curioso que al señor Reagan, que ha apuntalado a más de una dictadura en Latinoamérica, se le haya despertado ahora su vocación democrática. Todo ello, hace pensar en algo sucio de por medio. Al menos los piratas hablaban el lenguaje de la verdad, cuando Inglaterra era pirata.
En el sentido estricto de la palabra, y no lato como lo es ahora, cuando eran piratas como Morgan, piratas "tout court"; ellos ocupaban con el poder de la fuerza, decían "somos piratas y vamos a tomar lo que nos parece". Lo que me indigna hoy, es que la piratería se realice con nobles palabras .

P: ¿Puede el tema de las Malvinas cambiar las relaciones entre Europa y Latinoamérica? ¿Puede cambiar también el mapa político del continente americano?
E. S: Por lo pronto es positivo, trágicamente positivo para la Argentina descubrir que, por fin, pertenece a Latinoamérica. Descubrir que sus auténticos aliados generosos y genuinos estan en Latinoamerica. Acá, se está cumpliendo un sueño profético de los fundadores de nuestras naciones, San Martín en el sur, y Bolívar en el norte. Que aspiraron a la formación de una magna patria. De una formidable confederación latinoamericana.
La situación va a cambiar en el sentido de que el bloque latinoamericano ha tomado conciencia dramática, frente a un ataque brutal, descarado, abierto, perverso y despectivo, de lo que significa Latinoamérica en el Tercer Mundo. Va a cambiar también evidentemente en la relación de fuerzas. No más, al menos a personas como yo, no más, me hablen de Estados Unidos, nunca más. Que no tengan el descaro de venir a hablarnos de "nuestros hermanos latinoamericanos".
P: ¿Cuál va a ser entonces el futuro de Estados Unidos en Latinoamérica?
E. S.: Estados Unidos ya han perdido definitivamente la guerra en América Latina, después del episodio de las Malvinas. Para nosotros la raya está trazada entre USA y América Latina. La OEA ha fracasado por culpa de los Estados Unidos; debe desaparecer para dejar sitio a la OELA (Organización de Estados Americanos) que debería crearse inmediatamente.
P:¿Qué viabilidad tiene el proyecto de una Confederación Latinoamericana?
E. S.: Lo que era una utopía en tiempos de San Martín y Bolívar, hoy es una urgente realidad. Forzada por las circunstancias, América Latina tendrá que confederarse. Habrá varios pasos pero la confederación implica la soberanía interior de las naciones. Puede significar también una confederación para la agresión, una confederación económica, cultural, etc... Todo ello es perfectamente posible.
P: ¿Como interpreta la petición del gobierno argentino, para que Cuba vuelva a las instituciones americanas?
E. S.: Me parece una excelente petición. Creo que el lugar de Cuba está en la futura Organización de los Estados de América Latina. Nosotros tenemos el deber de defendernos (los países pobres del mundo), contra cualquier imperialismo sea del signo que sea, y la única forma de defendernos será teniendo una américa Latina fuertemente unida.
P: Durante su estancia en el País Vasco ha hablado de "derrota honrosa". ¿Da por hecho la victoria inglesa en la guerra de las Malvinas?
E. S.: A largo plazo no, pero trato de ser objetivo. Pienso que si por ahora la Argentina ha de luchar sola, con sus propios medios contra la fuerza tremenda de Estados Unidos y Gran Bretaña, es natural que no podamos esperar sino una derrota honrosa. No quiero con esto ser derrotista antes de que los acontecimientos hayan terminado, pero pienso que puede haber algo de esta naturaleza por como van los acontecimientos. Sin embargo, esto no ha sido el paseo que pensaban los ingleses arrogantemente.
P: Se habla de Ernesto Sábato como hombre puente, como mediador y persona que aglutina diversas fuerzas políticas del país para formar un gobierno provisional o de transición. ¿Aceptaría esa responsabilidad?
E. S.: No puedo ser el mediador, ni el puente. Soy un simple escritor, no me considero, ni en condiciones, ni con la magnitud para asumir semejante tarea. De ninguna manera. Y creo que se exagera al mencionar mi nombre. De todas formas, nunca aceptaré un compromiso con las personas que he denunciado hasta ayer.
De "Cambio 16"