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LA COLONIA

Si la atracción de esta película era la estrella del baloncesto Dennis Rodman, qué tal que no apareciera.

6 de octubre de 1997


Director: Tsui Hark
Protagonistas: Dennis Rodman, Jean-Claude Van Damme, Mickey Rourke
Los productores han anunciado al director Tsui Hark como uno de los más aclamados de Hong Kong, quien después de triunfar en su país filma por primera vez en Estados Unidos.
Sus compañeros de fórmula anuncian lo que resultó ser su ópera prima en Hollywood. El primero es Jean-Claude Van Damme, un sospechoso actor karateca que se la pasa viajando de festival en festival vanagloriándose de ser tan popular como Scorsese o Coppolla. En realidad ni un solo gesto suyo alcanza a ser dramatúrgico. El segundo es la estrella del baloncesto estadounidense Dennis Rodman, el mejor rebotador de la NBA y uno de los más excéntricos jugadores de la liga. Su participación en la cinta, por supuesto, tiene que ver con el fenómeno taquillero similar al que sucedió con un colega suyo, Michael Jordan, en la película Space Jam. El tercero es nadie menos que Mickey Rourke, el prometedor protagonista de Corazón satánico, que terminó no sólo odiando el cine sino perdiéndose en el mundo del boxeo callejero. Sus más recientes apariciones han sido desastrosas.
Con este antecedente y un desarrollo dramático que se empeña en poner en ridículo el género de acción no podía esperarse nada bueno de La colonia. Que el tema sea tonto, los diálogos inútiles y el argumento insulso no sorprende a nadie. Pero ni los más acérrimos defensores de Van Damme contaban con que hasta las coreografías de los combates fueran tan falsas y tan despojadas de naturalidad. Una película que no ofrece ni una sola secuencia para recordar.