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"LA DECISION DE SOPHIE"

Un acertado esfuerzo por trascender la anecdota cinematográfica.

9 de mayo de 1983

Para muchos espectadores, Alan Pakula es un hombre totalmente desconocido a pesar de no ser un recién llegado en el mundo del cine. El ha estado dirigiendo películas desde 1969 pero, sin embargo, sus cintas nunca son recordadas como "una película de Pakula" sino más bien como "la película en la que trabajo tal actor". Ese es el caso de "Klute" (En Bogotá fue estrenada hace algunos años con el melodramático nombre de "Mi Pasado Me Condena") que la mayoría la recuerda como una película en la que trabajó Jane Fonda y cuya actuación le valió un Oscar, o el de "Los Hombres del Presidente" recordada como una pelicula en la que actuaron Robert Redford y Dustin Hoffman. Muy probablemente, su última creacion, "Sophie's Choice" (La Decisión de Sophie), también sea identificada como "una película con Meryl Streep", la actriz de moda en Hollywood.
Tal hecho recuerda los viejos tiempos de Hollywood, en los que el nombre del director, con muy contadas excepciones, nunca era tenido en cuenta a la hora de elegir la película que se quería ver.
Probablemente la causa del relativo anonimato de Pakula resida en que no es un director que se caracterice por un cuidadoso trabajo de las imágenes, sino más bien por una muy acertada dirección de los actores, tratando con ello de trascender un poco la anécdota contada en sus películas y profundizar en la complejidad del comportamiento humano.
Ello se puede apreciar claramente en "Sophie's Choice", donde la cámara siempre está mostrando los rostros de los protagonistas en largos primeros planos, especialmente el de Meryl Streep, con lo cual el actor se ve obligado a dar de sí toda su capacidad para poder crear el tono emocional que el drama requiere. Cuando Pakula narra la historia de Sophie Zawistowska, una bella polaca de religión católica, sobreviviente de Auschwitz, que emigra a Norteamérica después de terminar la Segunda Guerra Mundial, logra que Meryl Streep actúe de manera tal que se crea alrededor de este personaje una atmósfera misteriosa de amor y muerte. Pakula no se conforma con decirnos que a la protagonista le gusta leer los poemas de la solitaria Emily Dickinson (Libro con el cual se abre y se cierra la vida de Sophie en Norteamérica) para que los espectadores atentos a tales claves lo asocien con la conmovida congoja que embarga su vida, sino que se preocupa porque la cara demacrada de Meryl Streep refleje la carga emocional correspondiente.
Ahora bien, la película no se limita simplemente a contarnos el conflicto interior de Sophie, quien está tratando de reconstruir su vida presente que se ve acosada constantemente por las vivencias del pasado, sino que también ofrece varios niveles de acercamiento por parte del espectador. Así, es abordado el tema del fascismo, que aunque para muchos está muy trajinado en el cine y produce cansancio, pensamos que todavía carecemos del distanciamiento necesario para dejarlo de lado, no tanto por las heridas no cicatrizadas como por la amenaza de su repetición. También el tema de las tempranas experiencias e ilusiones juveniles es abordado. La anécdota es narrada en la película por un joven de 22 años, de nombre Stingo, que llega a Nueva York desde el sur de los EE.UU. y se instala en un cuarto de Brooklyn, soñando con convertirse en escritor. Otro aspecto digno de tener en cuenta sería el patológico comportamiento de Nathan, el amante de Sophie. Tomados en su conjunto todos esos aspectos particulares anteriormente nombrados, nos encontramos con una película cuyo sentido general tiene interesantes puntos de contacto con "Portero de Noche" de Liliana Cavani, aunque Pakula se basó en una novela de William Styron. Finalmente, sólo resta esperar que si Meryl Streep es favorecida con el premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, esta cinta no quede en la memoria de los espectadores como "la película con la que Meryl Streep se ganó el Oscar".