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LA HORA DEL REGRESO

Más pronto de lo esperado Yamit Amat regresó a los micrófonos de CARACOL.

20 de diciembre de 1982

La llegada fue de sorpresa no sólo para los radioescuchas, que desde hacía cerca de un mes lo extrañaban, sino para sus propios colegas de trabajo, quienes ese lunes aún no tenían noticias sobre la fecha de regreso. En forma descomplicada como de costumbre, Yamid Amat llegó al estudio del máster central de Caracol, a las seis y 17 minutos de la mañana, para reasumir la dirección del programa radial 6a.m. 9 a.m.
El veterano periodista regresaba de los EE.UU., a donde había ido a pasar una temporada de descanso, luego del aparatoso accidente automovilístico que había sufrido semanas atrás. En esa oportunidad, dada la magnitud del accidente, los médicos expresaron preocupación por el delicado estado de salud del periodista quien, además de múltiples fracturas, permaneció inconsciente durante dos días. Sin embargo, en una asombrosa recuperación, Yamid Amat regresó al micrófono después de una convalescencia de sólo 43 días. Luego de un efusivo saludo con los periodistas Alfonso Castellanos, Javier Ayala, Juan Guillermo Ríos, Jorge Rincón y Jorge Antonio Vega, Amat discretamente bronceado por el sol de la Florida, tomó el micrófono. Sin saludo de ninguna naturaleza, como si nada hubiera sucedido, empezó a comentar las elecciones en el Brasil las cuales se cumplían ese lunes quince de noviembre. La familiar voz reconocida unánimemente como la número uno del periodismo radial colombiano, e identificada principalmente con 6 a.m. 9 a.m., tuvo un efecto inmediato en los habituales madrugadores oyentes del programa. Habían transcurrido apenas diez minutos cuando entró una llamada del ministro de Comunicaciones, Bernardo Ramírez quien, eufórico, congratulaba a Amat. Minutos más tarde, exactamente a las 6.32 a.m. el propio presidente de la República hacía lo mismo. Después de una breve y cordial conversación con el jefe del Estado, en la cual éste le manifestó su complacencia por su rápido restablecimiento, se inició una cadena de llamadas al máster de Caracol que incluían, además de múltiples amigos del afamado periodista, radioescuchas anónimos que querían expresar su beneplácito por su reincorporación al programa. El sentimiento general era, el de que aunque la convalescencia había sido breve, su ausencia de los micrófonos había parecido muy larga.