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Jon y Kate Coleman (Peter Sarsgaard y Vera Farmiga) adoptan a una extraña niña llamada Ester (Isabelle Fuhrman) en el orfanato Santa Mariana

CINE

La huérfana

Los fanáticos del cine de horror siguen a la espera de una buena película que renueve las convenciones del género. *1/2

Ricardo Silva Romero
22 de agosto de 2009

Título original: Orphan.
Año de estreno: 2009.
Género: Terror.
Director: Jaume Collet-Serra.
Guión: David Leslie Johnson, basado en una historia de Alex Mace.
Actores: Vera Farmiga, Peter Sarsgaard, Isabelle Fuhrman, Jimmy Bennett, Aryana Engineer.

Un giro perverso, unos cuantos minutos antes del final, convierte esta película de terror en un chiste de mal gusto. Una horrible bobada titulada La huérfana. Quizá sea una tontería desde la primera secuencia, pues desde el comienzo quiere asustar al auditorio con trucos de hermano mayor (ruidos inesperados, apariciones súbitas, ventanas tenebrosas: los lugares comunes del horror), pero su insensatez queda más que comprobada con aquel giro retorcido. Es tan absurdo, uno se dice tanto "es imposible que a alguien se le haya ocurrido esa idea", que al final se siente que ha valido la pena verlo.

Empieza con una pesadilla: al lado de su esposo Jon, a unos cuantos pasos de sus dos pequeños hijos, la depresiva Kate Coleman sueña una vez más con el día en que perdió a su último bebé. Una conversación con su siquiatra, la tensa relación con su familia y los nervios de punta que no la dejan en paz hacen evidente que aún no ha superado semejante dolor. Sin embargo, de visita en el orfanato Santa Mariana, en busca de una hija que le devuelva la alegría al hogar, dice estar completamente lista para adoptar a una sensible niña de 9 años, con aires de princesa, que responde al nombre de Ester.

Los esposos Coleman se llevan a casa a la escalofriante Ester. Y muy pronto notan que algo no anda bien con ella: parece atraer las desgracias, parece estar obsesionada con las palabras de la Biblia, parece empeñada en enloquecer, gota a gota, a la mujer que la ha adoptado.

Ester es, mejor dicho, un personaje arquetípico del cine de terror: el hijito diabólico. Niños tan aterradores como la Rhoda de Mala semilla (1956), el Damián de La profecía (1976) o el Henry de El ángel malvado (1993) le abrieron el camino. Pero ella lleva la maldad aún más allá: se encoge de hombros, con su anacrónico vestidito bordado, mientras los cuatro miembros de la familia Coleman exploran el límite de sus nervios.

La huérfana es demasiado larga: 123 eternos minutos. Y en ningún momento logra convencernos de que sea necesario tanto tiempo para contar su historia. Durante la primera hora consigue, por momentos, poner nerviosos a los espectadores. Durante la primera hora se vale de las buenas actuaciones de un elenco encabezado por la niña Isabelle Fuhrman; se perfila, en ciertas escenas, como uno de esos placeres culposos que se pasan de mano en mano hasta volverse clásicos de culto, y se eleva, en las secuencias que menos se esperan, por encima de las películas de horror que han invadido los cines del mundo en estos años.

Pero de un momento a otro, tras construir una enervante atmósfera de horror sicológico, se transforma en una sangrienta sucesión de clichés. Y entonces llega el giro maldito. Y lo único que queda es mirar a la persona que esté al lado para preguntarle si ha visto esa cosa tan ridícula que acaba de suceder en la pantalla.