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"La literatura es una excusa para olvidar la tristeza"

Alfredo Bryce Echenique presentó en Bogotá su nueva novela, 'El huerto de mi amada', con la que ganó el premio Planeta.

23 de junio de 2003

Es dificil definir a Alfredo Bryce Echenique, escritor peruano educado según las costumbres tradicionales de su país, pero insertado en la cultura europea debido a su exilio de 30 años en París. SEMANA habló con él a próposito de su visita a Bogotá para presentar El huerto de mi amada, su más reciente novela.

SEMANA: En 'El huerto de mi amada' hay un humor constante, pero también hay una cierta melancolía, ¿es el humor una excusa, un pretexto contra la tristeza?

A.B.E.: El humor, lo he dicho siempre, va hasta el colmo de la tristeza, para hacerla menos dura, más soportable. Es un escape: yo escribo con humor para que todo duela menos.

SEMANA:¿Siente que a la narrativa latinoamericana contemporánea le falta humor?

A.B.E.: No, yo creo que el humor se ha quedado instalado en la literatura latinoamericana para siempre.

SEMANA: Desde las primeras páginas, la música (el tango en particular) es protagonista, ¿Cómo es su relación con la música cuando escribe?

A.B.E.:La música es muy importante en mis novelas. Yo soy un gran melómano, siempre he sido un escritor de discoteca y no de biblioteca. Cada vez que me mudo de casa regalo casi todos mis libros mientras que siempre me quedo con mis discos y los cuido mucho. Escucho además todo tipo de música: jazz, clásica, música popular. Y siento que todos estos ritmos están presentes de cierta forma en mi literatura. El tango, por ejemplo, me hace mucha gracia. Me inspiro en él para escribir y saco citas de los tangos para ponerlas en mis textos.

SEMANA:¿Qué significa para su carrera como escritor ser reconocido con un premio como el Planeta de Literatura?

A.B.E.: Yo nunca he sido muy amigo de los premios literarios. Sin embargo, en este caso terminé mi novela y hablé con mi agente literario sin pensar jamás en ningún premio, y me dijo que la Editorial Planeta quería leer mi nuevo trabajo. Los premios permiten a los escritores tener una cierta estabilidad. Por ejemplo a mí me permitió instalarme en España.

SEMANA:¿En que género se siente más cómodo, en el cuento o en la novela?

A.B.E.: Me siento más cómodo con la novela y más valiente en el cuento. He escrito ya cinco libros de cuentos pero aún me siento más tranquilo escribiendo novelas. El cuento es un genero que exige maestría porque es muy complicado. Además el cuento se debe escribir de tarde en tarde, con mucha lentitud. Recuerdo que García Márquez me decía: "El único idiota que se sienta a escribir un libro de cuentos y lo termina es Bryce Echenique". El proceso de escribir un libro de cuentos es muy extraño: un día escribes uno y lo publicas en una revista, a los seis meses escribes otros dos y así se va escribiendo poco a poco. Pero sentarse a escribir un libro de cuentos es muy difícil.

SEMANA:Una de las características principales de los autores de su generación (llamados del postboom) es la de una profunda decepción frente a las utopías. ¿Cómo se siente usted al respecto?

A.B.E.: En los años 70, cuando yo vivía y estudiaba en París, los escritores latinoamericanos trataban de hacer -y lo hicieron- una metáfora totalizante y completa de la historia oficial de nuestro continente. La gran novelística, llámese Cien años de soledad o La guerra del fin del mundo, se ocupaba de la Historia, con h mayúscula. Pero en este intento se olvidaron mucho del hombre común, de la vida íntima y de los sentimientos de sus personajes. Ellos se detuvieron en la Historia y no en las pequeñas historias de todos los días. A partir de los autores del postboom, como por ejemplo Manuel Puig, se empezaron a escribir las historias cotidianas. Se empezó a escribir sobre 'tonterías' y cosas de la vida real. En ese sentido, los grandes relatos desaparecieron. En mi caso, yo lo llamo -por llamarlo de alguna forma- literatura sentimental. Es una literatura donde el sentimiento de cada personaje cuenta más que los grandes temas.

SEMANA:Se acaban de cumplir 40 años de la publicación de 'Rayuela' ¿Cuál cree usted que es el legado de Cortázar para la literatura latinoamericana?¿Cuál es el legado que le dejó a usted?

A.B.E.: Para empezar, la ironía y el humor. El fue uno de los primeros autores latinoamericanos que escribió con total ironía, lo que es una inmensa prueba de madurez intelectual. Cortázar se rió de su país, de sus mitos, de los grandes temas. Yo creo que por eso pudo abordar todos los géneros literarios con libertad extrema.

SEMANA:Muchas veces sus personajes son latinoamericanos exiliados y desencantados. Estos son muy similares a los de Julio Ramón Ribeyro, otro gran escritor peruano. ¿Qué distancia o qué cercanía hay entre su escritura y la de Ribeyro?

A.B.E.: Con él comparto la experiencia de la soledad y del exilio. Pero la fibra de Ribeyro es mucho más sensible y su tono es más parco. Yo diría que el gran milagro de su literatura es que hizo una prosa muy cercana a la poesía de César Vallejo, que es la poesía del dolor. Ribeyro también lograba sobrellevar su soledad con algunas piezas humorísticas, como también lo hizo Vallejo.

SEMANA:¿Qué significó vivir en Europa por más de 30 años para su formación literaria?

A.B.E.: Me dejó el positivo desastre de mis lecturas. Creo que el hecho de haber visitado tantos países y de haber leído en diferentes idiomas fue para mí una enorme posibilidad de conocimiento. Y, aunque parezca extraño, me permitió conocer más de América Latina y de mi país. Perú es un país muy racista y muy clasista, de castas. Pero en el extranjero la gente se olvida de esto, de los grupos y de las clases sociales. En París y en Europa yo conocí peruanos que nunca hubiera conocido en mi país. Desde luego yo conservé mis afectos por mi país y no renegué nunca mi origen.

SEMANA:¿Cómo es su relación con Gabriel García Márquez?

A.B.E.: Ahora no lo veo tanto como antes pero lo aprecio mucho. En una época fui muy cercano a él porque vivimos juntos en Cuba. Justamente hace poco en el periódico El País de Madrid yo comenté las declaraciones de Vargas Llosa contra Gabo en la Feria del Libro de Bogotá. Sentí que era mi deber pronunciarme, porque cuando viví con García Márquez en Cuba vi cómo él criticaba a Fidel Castro. Si hay alguien que ha criticado el régimen cubano es García Márquez. Es muy fácil criticar algo desde afuera, pero Gabo realmente lo hacía desde adentro, algo muy difícil y bastante más útil. Además, yo mismo lo vi salvar centenares de vidas. Es muy fácil venir a un país sin tener nada preparado y decir algunas cosas escandalosas contra el gran autor nacional para crear revuelo. Encuentro inexplicable lo que dijo Vargas Llosa.

SEMANA:¿Cómo ve usted la posición de los intelectuales frente a la política?

A.B.E.: Yo creo que frente a la política se debe tener una actitud muy personal. Por ejemplo, Vargas Llosa es muy político, hasta el punto que fue candidato a la presidencia del Perú. García Márquez también lo es y por eso se ha convertido de cierta forma en un mensajero de los grandes líderes de nuestro tiempo. La política, como la literatura, es una vocación. Yo no la tengo. Creo, eso sí, que es mi deber intervenir cuando se trata de cosas éticas, de cosas sobre las que siento que debo opinar por su gravedad. En ese sentido me siento muy cercano a Sthendal que decía: "La política es como un balazo en un concierto, jode mucho, pero hay que mirar de donde viene".

SEMANA:Usted ha pasado su vida viajando entre Europa y América, ¿cómo es la relación entre su literatura y el viaje?

A.B.E.: El viaje siempre ha sido una experiencia fundamental, siempre y cuando no sea un viaje turístico. Mis viajes siempre están ligados a las personas, a mis amigos. No tiene sentido viajar a un lugar donde no se conoce a nadie. Por eso me gusta contradecir el famoso verso de Machado: "Se hace camino al andar"; yo prefiero decir: "Se hace camino al sentar". Un lugar se conoce mucho más cuando uno se sienta con una persona a hablar de su país que caminando por sus calles.

SEMANA: En Colombia hay en este momento una proliferación de autores jóvenes y pasa algo muy similar en los otros países de América Latina. ¿Por qué cree que hay tanto espacio para la literatura en América Latina?

A.B.E.: Porque en nuestro continente siempre ha habido espacio para el humor y porque siempre hemos tenido una tradición humanista. Entre nosotros siempre ha sido muy fuerte la tradición de contar y escuchar historias, así sean falsas e inventadas. Muchas veces la literatura es una excusa para olvidar la tristeza.