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"LA LITERATURA TIENE QUE MOVER EL PISO, CUESTIONAR..."

ENTREVISTA: SAUL SOSNOWSKI

2 de mayo de 1988

A pesar de ser un exiliado voluntario, el argentino Saul Sosnowski se ha especializado en el tema de la literatura y de los intelectuales en el exilio durante las dictaduras en el Cono Sur, lo mismo que en los procesos posteriores de democratización. Director del programa de Estudios Latinoamericanos y del Departamento de Hispano Portugués de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, el profesor Sosnowski fue invitado por la Universidad Externado de Colombia a dictar conferencias sobre estos temas. SEMANA habló con él.

SEMANA: ¿Qué opina del exilio de los intelectuales en los países que han sufrido dictaduras?
SAUL SOSNOWSKI: Yo no voy hacer comentarios alabando o denigrando las actitudes que han tenido los intelectuales al irse o quedarse en los países que han sufrido estas dictaduras. Creo si que merecen una clara condena aquellos que fueron complices de las dictaduras y en este sentido me refiero a los cómplices directos, no a aquellos cuyas obras alguien interpretó que le estaban haciendo juego a la dictadura.

S: ¿Cuáles son esos cómplices directos?
S.S.:Aquellos que han participado sustentando tesis dictatoriales o escribiendo una literatura inane. Los que en lugar de pensar críticamente se someten a una literatura banal. Yo pienso que la literatura tiene que mover el piso, tiene que cuestionar sembrar dudas, movilizar, ofrecer diferentes aristas. Pero no se trata simplemente de cuestionar, sino de aportar ciertos materiales para elucidar un pensamiento critico. Esa es la función central del intelectual en sociedades en crisis.

S: ¿O sea, que para usted es muy importante que una sociedad cuente con escritores comprometidos?
S..S.: No quiero usar la palabra comprometido, porque ella tiene ecos que vienen de los debates en los cuales se discutió la literatura y el compro miso: la función social del escritor en los años 60's. Más que usar la palabra compromiso yo hablo de un intelectual responsable que, teniendo el talento necesario, no se rinde ante fórmulas fáciles en su tarea literaria, sino que adopta una función ética responsable dentro de su funcionamiento social, ya como ciudadano, ya como participe dentro de su entorno. Creo que en ese sentido sigo aceptando esa posición, para mi muy admirable, que tenía Cortázar de mantener un nivel de responsabilidad política, al margen de que la gente esté o no de acuerdo con algunas de sus declaraciones. Fue un intelectual responsable con lo que ocurría en América Latina y, al mismo tiempo, un escritor responsable frente a su literatura. Creo que esa es una posición altamente admirable y que pocos escritores han conseguido mantener.

S: ¿Se puede hablar concretamente de una literatura del exilio importante?
S.S.: Voy a citar ejemplos concretos. Usemos el caso argentino. Ricardo Piglia publica dentro del país una novela durante la época de la represión, que se llama "Respiración artificial", y Juan Carlos Martinez edita en el exilio otra que se llama "La vida entera", que para mi es la más importante de toda la narrativa argentina de su generación. Si se leen ambas, se encontrarán concepciones muy serias, con un alto nivel literario, de cómo responder sin claudicar de ningun manera a lo que debe ser la tarea literaria, la tarea de repensar lo que esta pasando en un país.

S.: ¿Se podría hablar de diferencias de forma entre estas 2 novelas?
S.S.: Claro. En los niveles de metaforización, en los escenarios que hay que elegir, en el lenguaje eliptico que hay que abordar. Cortázar, en el prólogo a la novela de Martinez, señala que en ésta nunca se menciona a la policía y, sin embargo, la policía está presente todo el tiempo. Esto como para indicar que se ha creado un clima. Ambas crean un clima. Cualquier lector nota que una está hecha dentro del país y la otra afuera.

S: En esta línea de pensamiento, ¿qué pasó con Borges? ¿Nunca se lo cuestionó?
S.S.: Obviamente Borges fue intocable. Borges fue utilizado por la dictadura para mostrar una imagen de la Argentina que trataba de contrarrestar lo que se decia en el exterior. Pero no creo que este tema sobre el cual estamos hablando tenga que pasar por Borges. Me preocupa mucho más gente más joven y, por cierto, mucho menos talentosa que lo único que sabían hacer era novelitas best-sellers muy bien armadas, diagramadas, inclusive entretenidas, pero que no pasaban de ser literatura de playa, de tren, de diversión.

S: ¿Cuál sería, entonces, el camino a seguir por los intelectuales en países donde cada vez es más difícil, escribir, pensar, hablar sobre lo que está pasando?
S.S.: Tanto dentro como fuera creo que lo importante es apoyar las causas justas. Recalco que ni el quedarse o irse es de por si una garantía de santidad. Hay gente que debió irse, porque peligraba su vida y hay gente cuya vida peligraba que optó por quedarse. Son esas decisiones vitales, literalmente vitales, en donde se juega la posibilidad de vida o muerte. En ambos casos, lo que importa, una vez pase la etapa de la dictadura o de la crisis institucional, es la reconstrucción del campo intelectual y eso significa pasar más allá de las recriminaciones, lo cual no significa borrar la memoria.