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LA MISA HA TERMINADO

Nanni Moretti, un joven actor italiano, llega a Colombia con la historia de un cura que se enfrenta a una difícil comunidad.

25 de septiembre de 1989

"La misa se ha terminado" Escrita, protagonizadA y dirigida por Nanni Moretti.
La película italiana "La misa se ha terminado" ganó en el festival de Berlín de 1986 dos de los principales galardones: el Oso de Plata y el premio especial del jurado. Es el espectáculo insólito de un artista solitario como el joven Nanni Moretti, dotado de una dolorosa sensibilidad para acercarse al público a través del personaje de un sacerdote que intenta conciliar sus creencias pastorales y religiosas con el caos, la violencia, la intolerancia y las mentiras que lo rodean y acosan.

Esa terquedad del sacerdote, esa ingenuidad, esa dosis suficiente de locura para comprender a parientes, amigos y feligreses que andan aparentemente equivocados, recuerdan la naturaleza de otros sacerdotes que han aparecido en la literatura y el cine anteriormente, creados por artistas como Federico Fellini o Robert Bresson o Graham Greene o Luis Buñuel, y de todos ellos, seguramente Moretti ha heredado estas ganas de vivir, este sentido tolerante para aceptar las carencias ajenas porque apenas son un reflejo de las propias. Es curioso que una película nada comercial como esta, una excepción en medio de tantas aventuras mediocres como las que inundan las pantallas de los cines colombianos, sea exhibida aqui y si el público la mira atentamente, a la salida del teatro ya no seguirá siendo el mismo porque las convicciones, las palabras, los gestos y las situaciones que vive este joven sacerdote son inusuales, sorprendentes y aleccionadores.

La película comienza como termina, con la celebración de una boda, con un acto rendido ante la vida, el amor, el deseo y la felicidad, a pesar de todo. Diez años después de haber permanecido como párroco en esa isla, Don Giulio regresa a Roma porque lo han encargado de una pequeña iglesia, en las afueras. Jovial, alegre, descomplicado, amante del baile, la música y la comida, abierto a todas las expectativas ajenas, el párroco, después de descubrir que la iglesia está destrozada, encuentra también que esos destrozos alcanzan a quienes diez años atrás eran el núcleo de su vida: el padre se marcha de la casa porque quiere tener un hijo con una mujer más joven; la hermana le confiesa que está embarazada, quiere abortar y olvidarse del amante; uno de sus amigos está en la cárcel, acusado de terrorista; otro se ha encerrado en su casa y no quiere saber de nadie, en una especie de lento suicidio; otro se hace bautizar y quiere ser sacerdote; el antiguo párroco de esa pequeña y abandonada iglesia ha colgado los hábitos, se ha casado, tiene un hijo y vive al otro lado de la calle y las desgracias empeoran.

"La misa se ha terminado" es un viaje doloroso, tierno, angustioso y brutalmente sincero al interior del peor de los infiernos, el corazón del hombre, ese hombre que está confundido, que en un momento dado se sintió poseedor de la única verdad, que quiso enderezar las cosas, dictar reglas que nadie obedece y siente que la confusión es el único lenguaje disponible para hacerse entender. Sin embargo, es tan sincero y tan terco que alcanza a mostrar a los demás dónde puede encontrarse la verdad, dónde se halla la tolerancia, dónde poder identificar los sentimientos indispensables. Que cada uno obre como sus sentidos lo empujen. La lección es clara, brutal, demasiado sincera.