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LA ORESTIADA

Un montaje actual y alucinante inspirado en las inmortales tragedias de Esquilo.

28 de agosto de 1995

LAS MANOS MANchadas de Edipo, la sangre del cuello de Ifigenia, los ojos desorbitados de Electra, los gritos de Clitemnestra, la irracionalidad de la violencia, el placer de la venganza, el silencio de los dioses, nunca han dejado de viajar por los siglos desde la arcaica Grecia hasta los días de la bomba atómica y el sida.
La Fundación Mapa Teatro (que ya se había medido a la Medea de Heinrich Muller) ha recogido una vez más 'las migajas del banquete' de Esquilo en Orestea ex machina, una obra en la que no se encontrarán túnicas helénicas, personajes apolíneos ni cabezas coronadas por laureles.
A pesar del nombre de la obra, de ciertos textos, de algunos símbolos, Rolf Albderhalden, el director, se decide por la investigación del espíritu de la tragedia viva, roja, sin máscaras que todo siglo ha conocido. Y sobre todo un país con una historia como la de Colombia.
Es un viaje contemporáneo por las oscuridades de la violencia, el desarraigo y la incomunicación. En un espacio derruido -los antiguos estudios de Inravisión en San Diego, donde se representa la obra- y a la luz mortecina de una bombilla, los actores esbozan una ascética dramaturgia. Mujeres de cabeza rapada y hombres pálidos se convierten en sacerdotes impotentes del rito ancestral de lavar una culpa que no se deja lavar.
En este drama desestructurado, de palabras erráticas y sin coherencia aparente, un remedo de coro clásico repite normas de la urbanidad de Carreño mientras el mundo se desploma. Así, lo que toma protagonismo es el poder de producir un momento místico, en la medida en que esto es posible en una ciudad sin capacidad de soñar.
Excelente manejo del espacio, recreación alucinante de atmósferas, dramaturgia depurada, son los elementos destacados en esta obra desgarrada, que tal vez habría logrado mayor comunicación con símbolos más poéticos que conceptuales. Pero, en todo caso, a pesar de su hermetismo, es la muestra de uno de los trabajos más ricos de las puestas en escena en lo que va corrido del año.