LA OTRA CARA

Francisco José de Caldas y la ilustración de la Nueva Granada. Marcos González Pérez. Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1984, 211 páginas.
La historiografía colombiana está llena de acontecimientos importantes como la Expedición Botánica, en la que se ha desplegado una difusa campaña para recoger el legado de Mutis y de Caldas.
No habíamos tenido ocasión de mirar otros puntos de vista diferentes de la leyenda que nos muestra a un Mutis preocupado por la ciencia, la biología, la medicina y la física, desde la Península. Posteriormente, Mutis habría sido no sólo el promotor del descubrimiento de nuestra flora y fauna, el recopilador y descubridor de veneros naturales de importancia para la biología, sino también el secreto tutor de una pléyade revolucionaria que, con Caldas a la cabeza, se pondría al frente de la obra independentista. Esta visión está signada por el interés de poner énfasis en los legados que España nos habría traído, y el retorno a la búsqueda de un entronque de nuestra nacionalidad con la civilización europea.
La Expedición Botánica que nos muestra Marcos González difiere un tanto de esta leyenda rosa, romántica y alejada de la realidad. Con documentos que se reproducen en la obra, el autor nos muestra un Mutis que antes de preocuparse por la ciencia, vino a la Nueva Granada a explotar minas por su propia cuenta y para su beneficio. Es el afán de los Borbones por redescubrir a América en sus riquezas naturales, y ante la caída de la explotación minera, lo que pone a Mutis al frente de la Expedición Botánica que, vale decirlo, en la Nueva Granada no tuvo tantos resultados como en Perú. Así, Mutis se convierte en un acucioso funcionario de la Corona, con la pretensión de realzar su figura como científico investigador, en lo que otros tuvieron mejor éxito, como el panameño que descubrió la quina granadina, de menor calidad, en todo caso, que la cinchona peruana.
La historia de Mutis es una larga cadena fallida de errores repetidos, de incuria en el manejo de la documentación enviada a España, de un resultado magro después de varias décadas de trabajo superficial. Las cajas enviadas a España no tienen, según Caldas, ni literatura explicativa, ni nomenclatura, ni clasificación científica. Todo lo que haya de hacerse en materia de investigación natural en Colombia es nuevo, y la Expedición Botánica no aporta más que datos confusos y asistemáticos. Por lo que se refiere a la obra de Mutis con relación a la Independencia, la verdad es otra: en lugar de aupar a los revolucionarios, Mutis frenó hasta donde pudo al sobrino suyo, Sinforoso Mutis, mucho más comprometido con la emacipación. No fue, pues, el secreto tutor, sino el fallido dique a la utilización de la investigación científica para la obra independentista.
En el caso de Caldas, es deplorable el final de sus días, encerrado en la finca de un amigo, y enviando cartas a Morillo en las que se pone a disposición del Rey y abjura de toda la obra revolucionaria. No le valió esto sin embargo, y los españoles prefirieron fusilarlo.-
Libardo González -
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