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LA PELEA ES PELEANDO

La lucha urbana en épocas de Batista, en la cinta cubana "Clandestinos".

26 de junio de 1989

Con el cine cubano ha ocurrido algo curioso en Colombia. Sus películas primero llegan en videocasetes legales y meses más tarde, como si nada, son estrenadas comercialmente en los teatros. Así han sido traídas peliculas como "Un hombre de éxito", de Humberto Solás; "Se permuta" y "Plaff", de Juan Carlos Tabío; "Los pájaros tirándole a las escopetas", de Ronaldo Diaz y otras, entre las cuales se destaca una que acaba de llegar, "Clandestinos", la primera película de largometraje de Fernando Pérez. Han sido éxitos.
Educado en el lenguaje del documental y los trabajos para la televisión, Pérez es uno de los mejores narradores de esa nueva generación de realizadores que viene detrás de los grandes maestros como Manuel Pérez, Humberto Solás, Pastor Vega, Manuel Octavio Gómez y Tomás Gutiérrez Alea, además de Santiago Alvarez y Jesús Díaz.
En medio de la actual tendencia de cine cubano a las historias y situaciones humorísticas, que busca burlarse profundamente de vicios,resabios y complejos que se respiran en la vida cotidiana de grandes y pequeñas ciudades ("El vals de La Habana Vieja", de Luis Felipe Bernaza es un claro ejemplo de esta tendencia burlona, con una enorme dosis de sarcasmo para recordarle a la gente que han pasado 30 años de la Revolución y, sin embargo, las ambiciones de la pequeña burguesía están intactas y que esa madre lo empeñará todo con tal de celebrarle los 15 años a la hija renuente), es curioso encontrarse con una película dramática que reconstruye con seriedad y responsabilidad acontecimientos de la época batistiana, cuando grupos clandestinos de jóvenes organizaban la lucha urbana, cuando la represión era peor y cuando florece una historia de amor en medio de las peores circunstancias
Pérez ha evitado caer en el tradicional maniqueísmo del género. Prefiere ubicar su historia en el marco estupendo de las circunstancias policíacas y como si se tratara de una crónica de cine negro, de esas que Fuller y Huston y Neame filmaban. Con alegría y mesura, el realizador cubano nos embarca en una acción que no cede, en una serie de acontecimientos que cada vez es más violenta y agresiva mientras los atentados aumentan, la represión se ensaña en los rebeldes y el espectador, recordando algunas páginas de Cabrera Infante en la que reconstruye también esos años de terror, descubre que estos hombres y mujeres no son ni se sienten heroicos, sólo están representando un papel que les ha sido asignado, un papel que en la mayoría de los casos tiene un desenlace trágico porque así fueron los hechos, así es la vida en una zona tan terrible de la historia cubana como esa.
Ganador de premios en festivales como Cartagena, San Sebastián y La Habana con su película, Fernando Pérez ha logrado muy bien una historia llena de violencia y rebeldia que en otras manos quizá se hubiera reducido a simples y pintorescos intercambios de disparos y bombas, carros estallados, cuerpos heridos y, en el fondo, la nostalgia de una ciudad como La Habana donde,en ciertos sectores,el tiempo se ha detenido para siempre, afortunadamente.