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Este retorcido cuadrado pasional ocurre en medio de un paraíso terrenal en las playas de Australia.

CINE

La piel del deseo

Esta adaptación del cuento ‘Las abuelas’ de Doris Lessing es un retrato de un extraño cuadrado pasional entre dos mujeres que se enrollan, cada una, con el hijo de la otra. ** ½

Manuel Kalmanovitz G.
15 de marzo de 2014

Título oríginal: Adore
Director: Anne Fontaine
Guion: Anne Fontaine 
Actores: Naomi Watts, Robin Wright, Xavier Samuel, James Frecheville
Duración: 111 min

La premisa de esta película es tan escandalosa y atípica que habría dado para uno de esos melodramas exagerados, llenos de gritos y expresividad, de jarrones destrozados y feroces mechoneadas, comunes en otras épocas. Habría sido posible, digo, porque el camino que escogió la directora francesa Anne Fontaine en su primera película en inglés es el del buen gusto y el control.

La premisa es esta: dos mujeres crecen juntas prácticamente como hermanas. Eventualmente cada una tiene un hijo y, después de una quincena de años, cada una se enrolla románticamente con el hijo de la otra.

Las resonancias trágicas están por todos lados. Por esa sinopsis se asoma la cabeza de Edipo y de los dioses griegos, inmorales e inquietos; también se podría pensar en historias de hijos sofocados por madres sobreprotectoras y egoístas o en el doloroso efecto que tiene el implacable paso del tiempo para amantes de edades tan disímiles. Pero no hay nada de eso en este ejercicio entre anémico y poco creíble, que desaprovecha el cuento de Doris Lessing en el que está basado.

Este drama sucede en las playas de Nueva Gales, en Australia, y el paisaje, arenoso, azul y rocoso, es uno de los pocos elementos memorables de La piel del deseo. 

Las madres en la película (interpretadas por Naomi Watts y Robin Wright) se parecen mucho: tienen el mismo cabello rubio, la misma estructura ósea impecable del rostro, la misma delgadez. La línea débil de la película está en la otra pareja de este cuadrado pasional, los muchachos (Xavier Samuel y James Frecheville) son bien parecidos y atléticos, pero tan inexpresivos como sus tablas de surfear.

Aunque La piel del deseo menciona el drama de la vejez, esa forma inclemente como el paso del tiempo nos afecta a todos, la película hace su mejor esfuerzo para no mostrarlo. Al contrario, vemos a Watts y Wright con la máscara protectora del glamour de las estrellas de cine. “Muy pronto no voy a dejar que me veas así”, le dice una a su amante advirtiéndole sobre el deterioro del cuerpo. Pero, absurdamente, “así” es iluminada por la luz dorada del atardecer que deja ver una silueta sin imperfecciones.

Los dos muchachones deportistas crecen y las mujeres deciden unilaterlmente acabar las relaciones. “Nunca te perdonaré por esto”, le dice uno con los ojos aguados. Pero un par de escenas después parece haberlo hecho.

Los chicos eventualmente encuentran mujeres de su edad con quienes continuar su estirpe de gente perfecta. Las madres que han empujado a sus hijos del nido ahora los ven convertirse en exitosos padres de familia, aunque todos lucen iguales. Las ahora abuelas se ven igual que cuando eran amantes de los muchachos. Y los muchachos también. 

Hay muchas ideas interesantes, dolorosas, incómodas y difíciles que esta película podría haber explorado. Pero es como si La piel del deseo, hipnotizada por la belleza de sus estrellas, compartiera la total falta de introspección de sus protagonistas, negándose a ver que el tiempo, efectivamente, acaba con todo.

Cartelera

**** Excelente   ***1/2 Muy buena   *** Buena   **1/2 Aceptable   ** Regular   * Mala

  • Nebraska ***
Esta película humana y agridulce, sigue a un anciano desorientado que cree haber ganado un millón de dólares. 

  • El sueño de Walt **½
Cinta sobre el encuentro de Walt Disney y la complicada autora de Mary Poppins. Con Emma Thompson y Tom Hanks.

  • Ninfomanía, parte I **
La primera parte de la película más reciente de Lars von Trier le apunta a lo escandaloso pero resulta sosa y literal.

  • 300: el nacimiento de un imperio *

Esta segunda parte muestra el enfrentamiento por mar de griegos y persas con mucha más sangre que lógica.