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La realidad hecha ficción

Guillermo Arriaga estará en la Feria del Libro presentando su obra narrativa, después de darse a conocer en el mundo como el guionista de 'Babel' y 'Amores perros'.

21 de abril de 2007

La comida favo-rita de Guillermo Arriaga es el sushi. Le agradan los sabores básicos, reales, sin cocción. Aunque dice que es porque cree tener vocación de foca, la verdad es que su amor a la crudeza es total. Tan grande es, que una de sus aficiones es cazar. Aunque acepta que el acto de matar un animal es horrible, es la realidad del momento, el contacto con la naturaleza y la sangre lo que mueve sus entrañas en una extraña mezcla de confusión, tristeza, alegría y excitación. "Si no hubiera cazado, no hubiese podido escribir nunca una página", aceptó en una conversación con SEMANA. Este escritor de novelas, guiones y cuentos estará el 22 de abril en la Feria del Libro en Bogotá para presentar sus obras, El búfalo de la noche, Escuadrón Guillotina, Un dulce olor a muerte y Retorno 201.

Para algunos su nombre es sinónimo de cine, por ser el guionista de películas como Amores perros, 21 gramos y Babel, por la cual estuvo nominado al Oscar. Además, ganó una Palma en Cannes por el guión de El entierro de Melquíades Estrada en 2005. Pero su primera pasión es la literatura. La escritura es la forma de comunicación con la que se siente más cómodo. La descubrió a los 10 años, al mismo tiempo que detectó su "pasión enloquecida" por las mujeres. Fue para acercarse a ellas que empezó a escribirles cartas de amor.

Es un magnífico conversador y ha buscado por ese medio descubrir las personalidades y las contradicciones de cualquiera que se le cruce. Obtiene sus historias de la experiencia y de la cotidianidad, quizá porque es ahí donde encuentra la crudeza que tanto adora, la naturaleza del humano. Como cuando se dirigía una noche de la universidad a su casa y se encontró con que un estudiante acababa de ser atropellado y su cadáver seguía tirado en la vía. Los policías que revisaban sus bolsillos hallaron la foto de una mujer con una niña en sus piernas. Guillermo imaginó que eran la esposa y la hija de este hombre y que probablemente estarían en su casa, alistando la comida, sin saber que él había muerto. De allí nació la historia de 21 gramos. "Yo no soy un autor que hace cine o literatura pensando en otros libros, sino que hago cine y literatura pensando en lo que la vida me da en el camino", reiteró.

Su integridad ha sido firme desde el principio. Por eso a los 15 años, cuando escribió su primera obra de teatro y después de que un grupo de estudiantes la ensayó por casi un año, prefirió cancelar la presentación antes que cambiar el final, como se lo pidieron días antes del estreno. Tal vez por eso fue que decidió romper relación con su socio, el director Alejandro González Iñárritu, a comienzos de 2007. Se dijo que González Iñárritu había cambiado una parte del guión original de Babel y después de los Globos de Oro, el director hizo publicar una carta firmada por algunos de los participantes en esa película en la que acusaba a Guillermo de querer reclamar la autoría de la obra. Arriaga hizo saber a los medios que por contrato se le había prohibido ir al set durante la filmación.

Desde niño ha sufrido déficit de atención, por eso para poder concentrarse trabaja de 10 de la noche a 5 en la madrugada. Y como se declara un obsesivo del lenguaje, se toma su tiempo para escribir. Con una novela se demora aproximadamente tres años; con un guión, mínimo año y medio. "Todo lo escribo en español, luego lo traducen neutro y yo le meto la jerguilla. Mi traductor me odia porque soy demasiado quisquilloso". Aun así, prefiere no guiarse por esquemas ni investigaciones exhaustivas, todo ocurre durante el acto mismo de estar sentado frente a su computador. Como la vida: impredecible, cambiante y cruda.