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LA SANTISIMA TRINIDAD

Para la Bienal de Sao Paulo, Edgar Negret, Callos Rojas y Manuel Hernández fueron los elegidos por Colombia.

29 de julio de 1991

POCOS ARTISTAS LOGRAN DEFINIR SU obra con un lenguaje único e inconfundible. Pero todos lo ambicionan.
Cuando se alcanza este fin, se suele alcanzar también la inmortalidad. Entonces ya no importan las canas ni las arrugas:
la imagen que permanecerá no es la del hombre viejo, sino la del mundo que creó con sus manos, para que las generaciones sucesivas recreen un mundo con sus ojos.
Las obras de Carlos Rojas, Edgar Negret y Manuel Hernández están ya inscritas en la historia de la plástica colombiana. Y posiblemente cuando se hable con amplitud de alguno de ellos se evoque también a los otros dos. Los une el hecho de referirse a la realidad en términos abstractos. Y comparten el honor de ser tres de los grandes de la abstracción en el país. Su visión del universo ha calado el espíritu de muchos de los artistas que apenas comienzan a figurar.
Estas son algunas de las razones que llevaron a Colculturá a escoger sus nombres para representar a Colombia en la vigesima primera edición de la Bienal Internacional de Sao Paulo: la vitrina del arte más ambiciosa del continente. Y con ellos comienza, por cierto, la revisión crítica de la abstracción que quiere llevar a cabo el Instituto. Por estos días la muestra que viajará en septiembre al Brasil se expone en el Museo de Arte Moderno, de Bogotá.
No obstante el común denominador que los cobija (el del arte abstracto), ellos parecen preferir que se les incluya en el listado de artistas concretos.