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LA TRISTEZA DE LEER

En el 70% de las escuelas la enseñanza de la lectura casi no existe y, si la hay, se imparte con cartillas extranjeras.

7 de mayo de 1984

Dos proyectos de la actual administración relacionados con su lema "Invadir de libros el país" se encuentran empantanados. La campaña nacional de lectura, el primero de ellos, debió haberse lanzado por el Presidente Betancur el pasado 8 de marzo. Esta campaña va acompañada de cuatro libros editados por Procultura, Cerlal y la editorial argentina Kapelusz, los cuales se encuentran en circulación. Tres de ellos son traducciones de estudios franceses, canadienses y brasileños sobre metodología, pedagogía e incentivación de la lectura a nivel infantil. El cuarto, titulado "Los escolares y la lectura" (Bogotá, 1984, 165 pág.), es un desgarrador documento que resume los resultados de una investigación auspiciada por Cerlal, el CIID y el ministerio de Educación.
Practicada sobre los sectores escolares de 3° a 5° de primaria del área urbana, las conclusiones demuestran que la lectura está "excluida de la educación familiar y formal de la mayor parte de los niños". En el 70% de las escuelas, la lectura como parte de la enseñanza es inexistente. Y que donde hay bibliotecas no se ve de manera perceptible que éstas refuercen la actividad lectora. No hay que olvidar que Colombia, además, es un país con apenas 360 bibliotecas públicas, comparada con Venezuela (3200), Brasil (4000), México (1620) o Argentina (1550). Aunque el ministerio de Educación está lanzando una contraofensiva que consiste en dotar de bibliotecas a 4000 aulas y abrió una licitación para comprar cerca de dos millones de libros (infantiles, de referencia y de literatura), para escuelas primarias, estamos muy lejos de superar "las causas que mantienen a nuestros compatriotas en un cuasi analfabetismo", para citar a Betancur en su discurso de inauguración el pasado 2 de noviembre del "Foro sobre el libro". Fue en ese evento que el Presidente propuso la creación del "Consejo del libro", como un puente para coordinar a los sectores educativos y productivos del libro. Este Consejo del libro, el segundo proyecto trunco, está esfumado en la inoperancia burocrática, mientras el caos de textos escolares nacionales y extranjeros gobiernan la enseñanza colombiana. Curiosamente fuimos el segundo exportador latinoamericano de libros en 1982 con la no despreciable venta de 22 millones de dólares, aunque en el 83 declinamos a 17 millones.
Extranjeros nos alfabetizan
Pasaron las épocas en que los colombianos aprendieron a leer con la cartilla de Baquero. Ahora los textos de lectura se llaman "Nacho", "Coquito" o "Victoria". Su circulación está alrededor de los quinientos mil ejemplares y sus ventas llegan a la impresionante cifra de los cien millones de pesos. "Nacho" pertenece a una editorial española lo mismo que "Victoria", mientras "Coquito" es obra de un famoso pedagogo peruano, Everardo Zapata. La contraparte criolla la hace "Vivamos nuestra lengua" que apenas copa un diez por ciento del tiraje anotado. La pregunta de rigor sería la de averiguar por qué no hay un autor colombiano aquí. Los factores a favor son varios: un gigantesco mercado, alta rentabilidad, el único libro obligatorio de comprar en las escuelas rurales es la cartilla de lectura, los maestros tienden a rechazar la foráneo. Sin embargo, pareciera que ni particulares ni gobierno esten interesados en el mercado. Otro asunto de abulia patria donde quizás la nacionalidad mereciera más orgullo.
El almanaque estrella
192 páginas, una veintena de avisos comerciales, artículos que van desde el cultivo en páramos hasta la cría comercial de curíes y la promoción de los capullos de seda son parte de sus temas. Consejos para las granjas o notas referentes al uso de la valeriana para curar la neurastenia, la curuba como antídoto para el insomnio, la papa para el dolor de cabeza, la zanahoria implacable enemiga de los barros o la manzanilla para las hemorroides. Estas son materia del libro de mayor circulación en Colombia: 350 mil ejemplares y de distribución gratuita (!) editado por la Caja Agraria, que acaba de aparecer un poco tardío. A pesar de distintos tipos de letra y un papel poco opaco, constituye una publicación tradicional y apetecida por sus usuarios.--
Camilo Umaña C.