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Las tumbas del Señor de Sipán, el sacerdote y el Viejo señor, fueron encontradas intactas por los arqueólogos.

Exposición

La tumba sobreviviente

‘El señor de Sipán, el último tesoro de América’ se inaugurará en el Museo Nacional el 17 de mayo. Se trata del mayor hallazgo arqueológico de las últimas décadas en el continente.

12 de mayo de 2007

A comienzos de 1987, en el norte de Perú, las autoridades comenzaron a detectar que circulaban objetos de oro entre la población. Se rumoraba que provenían de una antigua tumba encontrada cerca de la ciudad de Chiclayo. Muy pronto varios arqueólogos peruanos, liderados por Walter Alva, decidieron intervenir para evitar que esos recintos fúnebres desaparecieran, como ha sucedido en muchas otras partes de Perú y Latinoamérica. De no tomar medidas urgentes, el lugar sería arrasado por los guaqueros y por la gente del pueblo, que veía en estos hallazgos una solución a sus problemas económicos.

Con la ayuda de la Policía desalojaron a los profanadores de las tumbas, muchos de ellos incitados por los traficantes internacionales. Al principio, cuenta Alva, abundaron los problemas. Para comenzar, fue muy difícil explicarles a los pobladores por qué les iban a quitar el derecho a sacar provecho de algo que supuestamente les pertenecía. Y, por otra parte, el grupo de arqueólogos tenía muy poco dinero para excavar y esto hacía aun más complejo el proceso de búsqueda. Pero estaban decididos a culminar su proyecto.

Para junio de 1987, Alva y su grupo se dieron cuenta de que existía la posibilidad de encontrar contextos intactos y que no todo había sido saqueado por los guaqueros. De esa forma, al mes siguiente hicieron el gran descubrimiento. Encontraron la primera tumba, la del señor de Sipán. “Fue una gran sorpresa porque no había antecedentes de que existiera algo tan complejo”, explicó Alva a SEMANA.

El señor de Sipán era el máximo soberano de la cultura mocha o mochica que habitó el norte de Perú entre el siglo I y el VII después de Cristo, muchísimo antes que los incas. “En el arte mochica se representan muchas escenas de rituales, danzas, desfiles donde se ven personajes con grandes atuendos. En la tumba encontramos que los atuendos que tenía el señor de Sipán correspondían a lo representado”, cuenta Alva. Por muchos años se pensó que esas imágenes reproducidas en los objetos de barro que se encontraban hacían parte de la imaginación de los mochicas. “Confirmábamos que lo que se representaba no era sólo limitado a la imaginación”.

El hallazgo, por la conservación de las tumbas y de las piezas y la importancia del personaje, se convirtió en el descubrimiento arqueológico más importante realizado en Latinoamérica en los últimos decenios. El señor de Sipán había sido enterrado 1.700 años atrás en una fastuosa ceremonia junto a sus pertenencias y seres más cercanos, y en su tumba se encontraron objetos de orfebrería y cerámica de una riqueza estética altísima.

urante el proceso de excavación también se descubrieron las tumbas del sacerdote y del viejo señor, que había gobernado cuatro generaciones antes del señor de Sipán, y que les permitieron a los arqueólogos reconstruir cómo eran las estructuras social y política de los mochica. “Este descubrimiento nos permitió también rescatar información sobre funerales y su pensamiento religioso, pues en los ornamentos se refleja la cosmovisión y conceptos religiosos de su tiempo”, explicó Alva.

La cultura mochica se había ubicado en una pequeña franja desértica al norte de Perú y a través de su desarrollo tecnológico había logrado vencer el desierto y construir canales que transportaban el agua desde los ríos que bajaban de los Andes. Era una sociedad guerrera pero que al mismo tiempo logró un alto desarrollo en el manejo de los metales. Al mismo tiempo, alcanzó un alto nivel en el trabajo de la cerámica.

En la actualidad, todas las piezas rescatadas de las excavaciones se pueden apreciar en el Museo de las tumbas reales, en Chiclayo, que fue inaugurado en 2002. Pero desde el 17 de mayo y hasta el 31 de julio, en el Museo Nacional se podrán apreciar 132 de los objetos más representativos que se encuentran en el museo.

Sipán, el último tesoro de América se enmarca dentro de las grandes exposiciones sobre hallazgos arqueológicos que ha realizado el Museo Nacional, como las de Egipto y los Guerreros de Terracota. Uno de los atractivos de esta muestra es que pondrá a dialogar a la cultura mochica con la malagana, que se desarrolló por la misma época en el Valle del Cauca y que desapareció debido a la rapacidad de los guaqueros que se llevaron casi todo en pocos días. “Mostraremos cómo en Colombia no sucedió lo que en Perú”, dijo Margarita Reyes, curadora de de arqueología del Museo Nacional. Dice la leyenda que fueron los poderes del señor de Sipán los que permitieron que hoy la humanidad entera pueda apreciar sus tesoros. Vale la pena verlos.