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LA VIDA ES SUEÑO

Con "El zoológico de cristal" el TPB demuestra que el verdadero teatro sigue vivo.

29 de octubre de 1990


El escenario del Teatro Popular de Bogotá se ve convertido por estos días en una ventana para ver de cerca las frustraciones, los sueños y las esperanzas del hombre, con el montaje de "El zoològico de cristal". La obra del estadounidense Tennessee Williams es una disculpa para entrar hasta lo profundo del hombre, para indagar la maraiSa de sentimientos que no alcanza a llegar al exterior, para adivinar el soporte de lo aparente. Sobre las tablas, dos hombres y dos mujeres están encargados de representar cuatro formas diferentes de asumir una misma realidad. La realidad de cada día, con el marco de la depresiòn econòmica de los años 30, definida en términos de incertidumbre y de ruptura de esquemas ideales.

Con el estreno de Diego Leòn Hoyos como director de teatro, un reparto de gran trayectoria le da forma a un drama emotivo e intenso del cual el espectador entra a formar parte tarde o temprano. "El zoològico de cristal" puede ser la historia de una familia "tipo", en medio de una crisis nacional.
Pero más allá, es el juego de cuatro historias que se enredan a partir del subconsciente.

Delfina Guido es Amanda Wingfield, la madre de Laura y de Tom. Una mujer que vive aferrada a un pasado en el cual logró ser pretendida, amada y feliz. Los tiempos de la opulencia la marcaron para siempre. Su matrimonio con un marino encantador pero irresponsable echò al traste buena parte de sus sueños, y la crisis del 29 la tomò en su modesta condiciòn de clase media. Un giro tan drástico no podía menos que producir en la señora Wingfield un permanente estado de temor y de intolerancia. No entiende que el marco social ha cambiado de raíz y que, por lo tanto, el rol de la mujer no es el mismo de su juventud. El convencionalismo que la carcome es el punto de apoyo del autor para explotar la locura. Su demencia se basa en ignorar el presente, recrear el pasado con insistencia y tener la ambiciòn de que su hija alcance en la vida lo que ella no logrò, aunque en el fondo sabe que esto es imposible.

Patricia Maldonado es Laura Wingfield. En torno suyo gira la obra. Lisiada mental y físicamente, no ha hecho otra cosa desde cuando terminò su bachillerato que contemplar una colecciòn de animales de cristal que reposa con sumo cuidado en un mueble antiguo. A su madre le afana terriblemente la cojera de su hija, pero no comprende que el gran problema de Laura no está en su pierna afectada sino en su interior. Ante los ojos del mundo es una mujer profundamente tímida. No obstante, más allá de su timidez existe todo un mundo interior que Laura ha creado para escapar a la realidad. No le interesa la depresión económica, ni los cambios radicales que está sufriendo su país. No le interesa el futuro, ni se angustia por saber qué será de su vida el día en que su madre o su hermano desaparezcan. Su mundo, su vida, sus ilusiones, sus respuestas están ahí, en el pequeño zoològico de cristal y en la vitrola que le permite escuchar repetidamente sus discos viejos.

El cuadro familiar lo completa Tom Wingfield, magistralmente interpretado por Jairo Camargo. Es el narrador de la obra, en la medida en que todo lo que sucede son sus recuerdos. Es, en el fondo, el propio Tennessee Williams.
El autor no ha recreado una historia real, pero es indudable que ha tomado muchos elementos de su propia experiencia. De hecho, alguna vez lo confesò: " Yo creo que el 'Zoológico' se formó con las emociones lan intensas que Suve al ver cómo mi hermana iba perdiendo la cabeza". Tom es un escritor frustrado al que la crisis ha llevado a internarse en una fábrica de zapatos.
Detesta su oficio. Detesta la situaciòn que atraviesa Estados Unidos que es, de alguna manera, un cuadro familiar para el espectador. Y aunque parece ser el único consciente de la crisis, aunque no le importa gritar su hastSo, también busca mecanismos de escape. La realidad la oculta con su ironia y con la fantasSa del cine, al cual acude todas las noches. Pero no traga entero. Reconoce abiertamente que la pantalla sòlo le proporciona una medicina para evitar el suicidio. Sigue ahì, presente, luchando por esos dòlares que recibe a costa de pegar suelas, por su hermana.
Es su verdadera razòn. Tom sabe que es su protector material. Por ella soporta incluso las impertinencias de su madre, su locura, su forma de ser totalmente desajustada con la época.

Andrés Felipe Martìnez es el cuarto en escena, en el papel de Jim O'Connor. No podìa faltar, en este esquema, el farsante. Jim es un engendo que también ignora la realidad. Se mueve entre su delirio de grandeza y su complejo de inferioridad. Ante los demás quiere mostrarse como el superhombre que puede llegar muy lejos. AsS lo indica su pasado. Pero sufre con la idea de que nunca llegará a serlo. Trivial a veces, profundo en ocasiones, va convirtiéndose en un ser despreciable que termina ganando en la treta que pretendìan montarle.

"El zoològico de cristal" ha sido considerada como una de las piezas maestras de la literatura norteamericana. Es el juego de la imaginaciòn tratando de ajustarse a una realidad que no puede evadir. Eso la hace universal.
Diego Leòn Hoyos respeta el esquema original. No pretende montar una versiòn libre, porque la obra tiene suficiente peso como que se entienda sin problemas en cualquier ámbito. Entonces, sin la preocupaciòn de innovar, el director se sume en el estudio profundo de cada situaciòn (hay que recordarlo: cada personaje lleva su propia historia) y explota al máximo la versatilidad de sus actores, para lograr un montaje de alta calificaciòn.

La escenografìa merece punto aparte. Tiene la magia de ser al mismo tiempo una fuente de sìmbolos profundos que le dan fuerza al propòsito emotivo y una estrategia para que cada espacio adquiera una significaciòn en el tiempo. Se trata de un recinto aparentemente sencillo que le ofrece a cada personaje una zona de su propio dominio.
Un paso adelante o un paso atrás puede ser el responsable de un cambio de actitud, sencillamente porque se ha traspasado una frontera imaginaria. El manejo de las luces se convierte en un còmplice ideal de la estructura del drama.

La calidad de la obra original, la tenacidad en el montaje y la excelente caracterizaciòn de los personajes no sòlo aseguran una buena temporada para "El zoològico de cristal", sino que además demuestran que el auge de la comedia picante y del music hall no ha opacado al teatro clásico.