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La Ranga Margarita Rosa de Francisco interpreta a doña Ruth, quien en cada episodio aprovecha para dar su punto de vista sobre cualquier tema.

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Las series colombianas que se ven en la web

El buen momento de las realizaciones audiovisuales en Colombia también está presente en la red. Sin embargo sigue en proceso de cimentación.

23 de mayo de 2015

A comienzos de este mes se estrenó la segunda temporada de la comedia Entre panas, una serie que se emite por internet y que cada vez cuenta con más espectadores. Poco después, el 15 de mayo, el thriller Del otro lado ganó una mención especial por su excelencia -en la categoría mejor serie web-, en el IndieFest, uno de los festivales de cine independiente más reconocidos en Estados Unidos, y, próximamente, en la primera semana de junio, se estrenará Aprieto@, sobre las diferentes situaciones cotidianas que se dan en una oficina. Así, de manera silenciosa, las series web se hacen visibles en Colombia.

Este formato –un producto audiovisual que se transmite en plataformas digitales de video como YouTube o Vimeo, o en canales de suscripción como Netflix, Crackle, Hulu– tiene varias características y ventajas: los capítulos suelen durar entre cuatro y 15 minutos, se dirige a públicos específicos, su producción no es costosa y, tal vez lo mejor, el espectador puede ver las series en cualquier momento y hasta proponer nuevos giros a las historias. Su aceptación es tal que los realizadores reconocen que en este campo tienen libertad para desarrollar sus ideas y experimentar temáticas, estéticas y narrativas que por nada del mundo se verían en la televisión.

No solo los directores se arriesgan con este formato, también los productores y los actores. En 2008 se produjo Almas perdidas, la primera serie para internet en Colombia, una historia de suspenso en la que los espectadores elegían distintas líneas narrativas. A partir de entonces varios trabajos se han destacado en las redes, como Susana y Elvira, que con historias de dos mujeres de 30 años suma en promedio 360.000 visualizaciones en algunos capítulos. No se queda atrás Adulto contemporáneo, un retrato con humor del paso de la juventud a la edad adulta, que tuvo un capítulo con 488.000 espectadores. O Entre panas, una comedia sobre un grupo de amigos que una vez tuvo un tope de 1.400.000 visualizaciones. Aun así, el público todavía no se acostumbra a este tipo de producciones, pues estas cifras todavía están lejos de las que presentan series extranjeras en internet como la comedia gringa Video Game High School, que no baja de 13 millones de seguidores en YouTube.

Como cualquier producto audiovisual, las series web tienen un proceso de escritura, corrección, preproducción, producción y posproducción. Incluso, varias veces se graban series con celulares y equipos de dos o tres personas. Otros trabajos tienen más de 20 integrantes y se utilizan equipos más sofisticados. Esto determina el costo de las series. Algunos trabajos podrían salir casi gratis, mientras que otros pueden ir desde los 10 hasta los 600 millones de pesos.

Una de sus grandes batallas es la financiación, pues incluso para los anunciantes el formato sigue siendo un gran riesgo. Por ahora se mantiene gracias al pago de publicidad por YouTube o con el patrocinio que empiezan a ofrecer algunas marcas como cerveza Poker con Entre panas, o el operador de telefonía Claro con Talión, una serie que se hizo solo para los usuarios de este operador. Otras opciones, aunque no exploradas en Colombia, son el crowdfunding, que se da cuando una plataforma ofrece un producto en redes y el público paga cierta suma para sacarlo a flote, y el pago por demanda, que es la suscripción a un canal web como Netflix.

Y ya varias productoras se arriesgan en el mundo web colombiano como Mimosa TV, 64A Films, Dymano Producciones, Dirty Kitchen, Ícaro Films y Proyectil, entre otras. Además se espera que las grandes se metan del todo en este formato. Como dice Dago García, productor, guionista y director, “se trata de un destino inevitable, ahora debemos buscar que el contenido de la web no canibalice el de la televisión y más bien lo complemente”. Y es así porque según Marcelo Liberini, vicepresidente del área digital de Caracol, este canal está proyectando trabajos para internet ya sea con producción interna o con el apoyo de algunas marcas. Eso se concretaría para el segundo semestre de este año y con mayor fuerza para 2016.

Por lo pronto quedan varios desafíos para que este medio despegue como debe ser en Colombia. El crítico de televisión Ómar Rincón apunta a que “en series web Colombia aún no es tendencia y luce como un país conservador”. Entre tanto, Santiago Rivas, el presentador de Los puros criollos y uno de los creadores de la serie El pequeño tirano, asegura que los proyectos todavía tienden a ser muy televisivos, en lugar de explotar mejor el lenguaje web.

Otra tarea pendiente es el apoyo estatal: varios realizadores piensan que deberían existir más estímulos y mayor apoyo por parte de las instituciones públicas. Aunque el Ministerio de Cultura lanzó hace poco la primera beca para desarrollar un documental interactivo en la web, y con eso pretende desarrollar en el futuro estímulos para la creación de seres en internet. Junto al Ministerio de las TIC se lanzará dentro de poco ‘Crea digital’, convocatoria que ya dedica una categoría a contenidos web animados y con énfasis educativo.

Actores y realizadores consolidados han dado el salto a la web. Margarita Rosa de Francisco protagoniza La ranga, un exitoso monólogo de una mujer y su cotidianidad. Y Carlos Moreno, director de Perro come perro y Que viva la música, está al frente de Entre panas y dice: “En Colombia hay experiencias y proyectos que empiezan a mostrarse, pero falta que en el país haya más acceso a internet y a las nuevas tecnologías”.

Las series web nacen en buena parte porque en un medio como Colombia, donde para hacer televisión o cine hay que enfrentar una fuerte competencia, este formato es una alternativa viable, no solo para los realizadores sino también para el público, que ya está dispuesto a ver otro tipo de contenidos a la hora que quiera.