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LAS VOCES DEL TROVADOR

A pesar de la respetable produccion, la seleccion de voces en el segundo titulo de la temporada de opera dejo mucho que desear.

22 de septiembre de 1997


"HACER UN BUEN 'Trovador' es facil: consigan el mejor tenor, soprano, mezzosoprano y barítono del mundo ¡Y ya esta!". Quien esto decia se llamaba Enrico Carusso. Afirmación sin duda exagerada, pero que no se aleja mucho de la realidad.
La frase de Carusso parece tomar toda su vigencia esta temporada. No porque la puesta en escena sea un fiasco artistico o cosa por el estilo. Al fin y al cabo la producción en si misma es lograda y profesional.
Sin embargo, armar el equipo de voces solistas fue un reto que le quedó un par de tallas grande a la Opera de Colombia. Porque a la hora del balance se esperaba un elenco de voces mas idóneas para salvar con solvencia las temibles exigencias musicales de Verdi. Asi la afición bogotana sea mas entusiasta que exigente, pues como bien dijo hace unos dias a SEMANA el critico Hernando Caro Mendoza, "nuestro publico no es demasiado dado a observar ciertas sutilezas".
Lo cierto es que este Trovador pone una vez mas en tela de juicio el criterio de la selección de los titulos de la temporada: Tosca de Puccini que se escogió para complacer al baritono Juan Pons, quien queria hacer su regreso a la ópera colombiana justo con este titulo. Sin embargo, por razones de salud y justo 24 horas antes del estreno, canceló su participación y dejó a la empresa embarcada en una producción concebida 'sobremedidas' para el, con tan mala suerte que a los pocos dias fue necesario reemplazar tambien por razones de salud a la soprano que cantaba el rol protagonista.
Ocurrió lo propio con Trovatore, segundo titulo de la temporada. Fue escogido por la chilena Verónica Villarroel para hacer su debut en Colombia y de paso cantar la Leonora por primera vez en su carrera. Villarroel mostró en el Colón que es una gran cantante y una importante artista de nivel internacional, pero tambien quedó claro que esta lejos, muy lejos, de las condiciones vocales para enfrentar un rol de la envergadura y compromiso dramatico-vocal de Leonora. El embeleso de contar con la presencia de Villarroel hizo que se descuidara el factor mas determinante de un Trovador, contar con un gran tenor para cantar, precisamente, la parte del trovador, pues el norteamericano Stephen O'Mara no pudo calzar las botas de la parte protagonista, simple y llanamente porque le quedó grande a su voz limitadisima de tenor lirico.
A pesar de que la Opera de Colombia exhibió insistentemente el nombre del baritono Juan Carlos Mera como uno de los dos unicos colombianos a quienes se encomendaron partes importantes en la temporada, la noche del estreno (que contiene el elenco de la compañia considerado de mas peso) la parte del Conde de Luna se encargó al guatemalteco Luis Girón, cuyo desempeño tampoco alcanzó los ideales de calidad y estilo.
Finalmente Marta Senn, la unica figura colombiana presente en el elenco protagonista, demostró ser una señora profesional y una cantante capaz de jugarse la vida y de paso la voz para llevar su responsabilidad a buen puerto. Sin embargo, cada noche en el Colón queda flotando en el aire que sigue siendo una mezzosoprano lirico y no drammatico, como exige Verdi. Y que a pesar de su entrega, la esencia de Azucena dista bastante de las posibilidades y condiciones naturales de su instrumento. Lo que para algunos observadores, mas curtidos y experimentados, significa un riesgo innecesario que puede afectarle la voz de manera irreversible.