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Rufino Tamayo, ‘Nueva York desde la terraza’, 1937, óleo sobre tela. Frida Kahlo, ‘Mi vestido cuelga aquí’, 1933–1938, óleo y ‘collage’ sobre ‘masonite’.

ARTE

Latinoamérica en cuarenta artistas

Llega al Museo Nacional una selección de obras de una de las colecciones de arte latinoamericano más importantes del siglo XX.

20 de agosto de 2011

Frida Kahlo, Diego Rivera, David Siqueiros, Fernando Botero y Jesús Rafael Soto son nombres imprescindibles en cualquier repaso que se haga del arte latinoamericano del siglo XX. Obras de ellos y de otros 35 artistas latinoamericanos de la misma importancia estarán, a partir de este jueves 25 de agosto y hasta el 31 de octubre, en el Museo Nacional de Bogotá, en la exposición Zoom latinoamericano. Estas obras hacen parte de una colección privada de más de mil doscientas piezas de diferentes formatos -pintura, escultura, gráfica, fotografía, instalación y video- perteneciente a la empresa mexicana Femsa.

Esta colección es una afortunada excepción en el ámbito artístico en el continente. Los coleccionistas de América, incluidos los de Estados Unidos, por lo general han tenido sus ojos puestos en Europa. Esa tendencia proviene de finales del siglo XIX, cuando los más adinerados de las nuevas repúblicas iban al Viejo Continente a adquirir obras de arte y sus nutridas colecciones privadas muchas veces se convertían después en los museos nacionales.

Por eso son contadas las grandes colecciones de arte latinoamericano. Y entre ellas, la de Femsa se ha ganado un importante espacio. "La colección abarca el periodo de 1914 a la fecha, pero está más cargada hacia el arte producido a partir de la Segunda Guerra Mundial y con un mayor énfasis de representación en lo realizado entre 1970 y 2000. De hecho, esta priorización de las últimas tres décadas del siglo XX y los inicios del XXI distingue el acervo de la colección entre otras privadas y públicas de México", explica su directora, Rosa María Álvarez. Casi todas las piezas son de artistas latinoamericanos y, junto a ellas, algunas de artistas nacidos en otros continentes pero consolidados en la región.

Esta colección tiene una historia un poco a la inversa de otras en el continente, pues desde el comienzo tuvo un museo que la albergara, el de Monterrey, creado en 1977 por esta empresa de bebidas en asocio con la cervecería Cuauhtémoc. Allí permaneció hasta 2000, año en el que se clausuró el Museo. En lugar de repartir sus piezas por oficinas de la empresa, Femsa decidió poner a viajar la colección. En este tiempo se han hecho 72 exposiciones en diferentes museos de América y España.

En Colombia, la exposición tiene un curador nacional invitado: Juan Darío Restrepo. Sobre su propuesta para esta muestra, Restrepo dice que, ante todo, evitó plantear "teorías complicadas, relecturas o artilugios curatoriales" y más bien proponer "un apacible viaje por la geografía artística de nuestro continente, que se inicia en México y termina en Uruguay". Escogió cuarenta obras de igual número de artistas. "Ellas son las protagonistas junto con sus historias particulares, que potencian cada propuesta". Advierte, eso sí, que "resumir la historia del arte latinoamericano en cuarenta obras es imposible e irresponsable. La exposición es más un buen ejemplo del coleccionismo institucional con responsabilidad social, del interés por reunir obras de buena factura que reflejan nuestra historia cultural". Destaca que la de Femsa es "una colección que valora los relevos generacionales en la producción artística. Se trata de un poseer por sucesión, no por acumulación".

La muestra incluye, entre otros, el único collage de Frida Kahlo identificado hasta el momento, fotografías de Graciela Iturbide y Manuel Álvarez, óleos de Oswaldo Guayasamín y Diego Rivera y una escultura de Jesús Rafael Soto. Hay obras de tres colombianos: una escultura de Eduardo Ramírez Villamizar, un dibujo de Santiago Cárdenas y un lienzo de Fernando Botero. Restrepo destaca las obras de Betsabeé Romero y Damián Ortega, "jóvenes artistas mexicanos con amplio reconocimiento mundial", y el lienzo La vida, del uruguayo Pedro Figari.

El recorrido se apoya en el prefacio del libro La pintura nueva en Latinoamérica, en el que la crítica argentina Marta Traba advertía hace cincuenta años sobre el poco interés que despertaba la producción artística en América Latina en contraste con el fuerte interés por todo lo que ocurría en Europa. Allí Traba se refería al placer que se experimenta al recorrer y descubrir la producción de los artistas del continente.

Y a eso le apunta la exposición: a ese placer de "indagar por lo propio" al que se refirió la legendaria comentarista hace medio siglo.