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LEONES NO ENTIERRAN TODOS LOS DIAS

La miniserie que se presentará en televisión del libro "Maten al león" es un drama que se muerde la cola.

25 de diciembre de 1989

Las programadoras RTI y Telecaribe decidieron anticiparle el aguinaldo a su teleaudiencia. Por esto, después de un año de trabajo, estrenarán el sábado 2 de diciembre la miniserie "Maten al león", del fallecido escritor mexicano Jorge Ibarguengoitia. RTI ha sido pionera en este campo de dramatizar obras de la literatura latinoamericana. "La mala hora", "El gallo de oro", "Tiempo de morir", "Los pecados de Inés de Hinojosa" y "Mi alma se la dejo al diablo", son un botón de muestra.

Convertir un libro en un dramatizado para televisión no es tarea fácil y en más de una ocasión los que lo han intentado han quedado a mitad de camino o con un producto final apenas aceptable. En el campo comercial una miniserie transmitida solamente en Colombia tampoco sería negocio. Entonces, ¿por qué las programadoras se siguen embarcando en estos proyectos? En el caso concreto de RTI sus experiencias han sido muy satisfactorias a nivel artístico, y en el campo comercial, desde que decidieron sacar sus series al mercado mundial del video, han logrado muy buenos rendimientos. Por eso, después de "Los pecados de Inés Hinojosa", la programadora se trazó la política de realizar dos especiales al año de por lo menos cuatro horas.

Para escoger el libro de este final de año muchos fueron los que se encontraron, pero uno solo el elegido. "Teresa de Cómez, dice Jorge Alí Triana, nos presentó el libro de Ibarguengoitia. Después de una primera lectura no dudé. Se trata de una novela que está contada como un guión. Cumple con todos los requisitos para ser llevada a la televisión: puede adaptarse al lenguaje dramático, es interesante, inteligente, divertida y, sobre todo, cuenta una historia sencilla y conocida". Después de "Tiempo de morir" y de "Los pecados de Inés de Hinojosa", Triana tiene a su cargo la dirección de los especiales en RTI. Esta vez se entusiasmó tanto con la obra que no sólo la dirigió sino que realizó los libretos y la adaptación y se encargó personalmente de la edición.

"Maten al León" es una novela de dictador, pero como todo en la obra de Ibarguengoitia --escritor que como algunos de sus colegas falleció en noviembre del 83 en el accidente del jumbo de Avianca en Madrid--, está motivado más que por las intenciones de crítica política o social, por el sarcasmo, por el humor cáustico y penetrante. La novela no cuenta la historia de las injusticias de la dictadura, ni la lucha de los oprimidos, ni nada de eso tan reiterado en tantas novelas de dictador que andan por ahí. Es más bien el retrato de unos cuantos que se oponen al dictador y que elaboran planes para matarlo, que inevitablemente fracasan. El héroe que viene a salvar a la isla es una especie de Chapulín Colorado, o sea, un antihéroe al que todo le sale mal, salvo cuando la Divina Providencia le da una manito.

Las actuaciones de Edgardo Román, Víctor Mallarino y Amparo Grisales son muy buenas. Vale la pena destacar el papel de la Grisales. Después de sus comentarios desfachatados, irónicos y sarcásticos sobre el reinado de belleza, el televidente se topará con una actriz reposada, madura y bella sin ostentación. Es, tal vez, este papel el mejor de los que ha realizado en su carrera. Víctor Mallarino, que no siempre convence como actor, se roba también el show al lograr transmitir que quiere matar al tirano pero no por un sentido altruista o mesiánico, sino porque ha hecho tantas veces el oso que ya le tocó. En su relación cuasiamorosa con Amparo Grisales es también descarado. Edgardo Román tiene momentos estelares, como la escena en una gallera, y en términos generales es un muy buen dictador mariscal.

Las escenas en un 90% se rodaron en Barranquilla, que es la ciudad del país con mayores y mejores huellas de la arquitectura de los años cuarenta. En la ambientación y el vestuario, el dramatizado está a la altura de cualquier producción internacional. Los escenarios no habrían podido ser mejores. Seis semanas de rodaje y un costo aproximado de 120 millones de pesos, que con 40 minutos de comerciales durante las cuatro horas que se va a pasar (2 y 9 de diciembre) no alcanza a recuperar ni la mitad de la inversión; por esto la meta es el mercado internacional. "Maten al león" más que un tratado sobre las dictaduras caribeñas (tan de moda en estos tiempos) es una caricatura de la tiranía y de quienes la combaten.

La música está muy bien escogida y se encarga de trasladar al televidente a los divertidos años cuarenta, en un sitio caribeño, en donde la alegría y la fiesta no se empañan ni siquiera con la presencia de un dictador. Una escena de un baile en la casa del gamonal, en honor al dictador, es una muy buena demostración de que el grupo del interior que se trasladó a Barranquilla cogió el son y el sabor de los costeños.

Como en todas las grabaciones aquí hubo momentos dramáticos como cuando hicieron explotar una bomba en la Plaza de la Aduana. Como actualmente no soplan vientos de paz ni siquiera en el Caribe colombiano, de inmediato la Policía, el DAS, el F-2, es decir, "Raymundo y todo el mundo", se hicieron presentes para investigar el hecho. Cuando se dieron cuenta que se trataba de la ficción y no de la realidad se alegraron no sin antes pedirle a Jorge Alí Triana que no volviera a producir estas escenas. "Lo más paradójico, dice Triana, es que durante las seis semanas de rodaje, que fueron después del asesinato de Luis Carlos Galán, Barranquilla se caracterizó por ser una de las ciudades sin bombas del país. Una vez que salimos, a la semana siguiente estalló la primera bomba de verdad, precisamente en el hotel donde estabamos alojados, en el Royal". Una ironía más de esas que tanto caracterizan a "Maten al león".--