LIBROS
Dictador, caballo y amigo
La más reciente novela de Daniel Samper Pizano cuenta una historia de amistad con el trasfondo jocoso del primer año de gobierno del general Rojas Pinilla.
Encuentra aquí lo último en Semana
JOTA, CABALLO Y REY
Daniel Samper Pizano
Alfaguara, 2013
270 páginas
Nuestros escritores, qué bueno, siguen explotando la veta de la historia colombiana como tema literario. Esta vez, Daniel Samper Pizano, en su segunda novela, aborda nada menos que la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. O, para ser más precisos, el primer año de esa dictadura que, como suele olvidarse, comenzó en idilio. En efecto, el ‘Excelentísimo Teniente General’, frente a los desmanes del gobierno de Laureano Gómez, llegó al poder mediante un golpe de Estado promovido por los partidos Liberal y Conservador, y con el beneplácito del establecimiento.
A Rojas, los diarios El Tiempo y El Espectador –que terminaría censurando primero y luego cerrando– no sabían donde ponerlo y no faltó quien llegara a compararlo con el Libertador, sí, con el mismísimo Simón Bolívar.
Dicen que la dictadura de Rojas no fue propiamente una dictadura sino una ‘dictablanda’. Que él era una persona campechana, con buenas intenciones, que terminaron torciendo unos asesores siniestros y recalcitrantes como Lucio Pabón y, por supuesto, la vanidad del poder a la cual ningún ser humano resulta inmune, una vez lo prueba.
Pero, además, es retratado en la intimidad, en sus pantuflas de cuero con alusiones al golpe de Estado, tiene a escondidas a un armadillo de mascota, padece a diario con el agua escasa en la ducha del palacio presidencial y los regaños de su esposa, doña Carola, que lo supera en sensatez y sentido práctico: “Gustavo, las uñas. Te dejé las tijeritas en la mesa de noche”. Socarrón o ingenuo, cae en los ardides de Sagrario, su hija ‘natural’, un personaje ficticio y, tal vez, la gran creación de esta novela: no es poca cosa ver a un hombre corromperse por iniciativa de su propia hija.
La trama de esta novela es impecable y mantiene la intriga hasta la frase final. El dueño del invencible Triguero es el ministro de trabajo Jorge Rovira Valenzuela, un representante a carta cabal de la oligarquía sabanera y amante de Sagrario, quien está empeñada en sacar del camino al único obstáculo que amenaza la popularidad de su padre. En contrapunto, la novela nos cuenta otra historia, no menos importante: la amistad entre Rafael, un muchacho de 13 años, hijo del veterinario de Triguero y Juancho, de 15, encargado de cuidarlo.
Pasión, poder, ambición y amistad. La época coincide con la infancia del autor: un toque personal y nostálgico que evita el estuco y el falso decorado, los peligros mayores en las novelas de época.