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LLOVER SOBRE MOJADO

En "Blade Runner", el espectador no traga entero ni siquiera las dosis de violencia.

25 de abril de 1983

Hay tiempo para todo durante la proyección de "Blade Runner" . Para pensar en el aburrimiento de los que se salen, para recordar cómo el público antes de entrar a la sala miraba los afiches, iba al teatro de al lado a observar los de la otra película, comentaba en grupos o parejas, comparaba y, finalmente decidía no correr el riesgo con "Una aventura llamada Menudo" sino con "Blade Runner". Pero casi como quien en la televisión se pasa a la serie de la cadena uno porque en la dos está la sexología de Elkin Mesa, sin una opción previa clara. Un fenómeno interesante para caracterizar lo que es el rito de ir a cine.
Todo esto lo puede uno pensar durante la proyección de esta película. También en cómo será la expresión de la gente a la salida. La mía, ya lo sabía.
Sería de decepción mayúscula, tanta que me hubiera unido a los que emigraron del teatro antes del final. Me retuvo únicamente el interés que tenía en comentar esta clase de películas.
EESE CUENTO YA LO CONOCEMOS
Desde el principio se pone en duda el interés de "Blade Runner", desde cuando nos cuenta que los robots se han rebelado, se han escapado del espacio que se les tenía reservado y están en la ciudad de Los Angeles. Esa historia de la tecnología que cobra vida propia y se vuelve contra el hombre que la creó nos la han contado tantas veces que es difícil un enfoque novedoso. Pero no imposible y esto permite darle un compás de espera a la película.
Aparece el hombre fuerte encargado de localizar a los robots -cuatro hombres y dos mujeres idénticos a una persona-y destruirlos. Simultáneamente se nos informa que los robots son perfectos-lo único que no les ha sido programado es el sentimiento-y que el fuerte perseguidor, Deckart, también ha sido entrenado para que elimine sus propios sentimientos. Ahí comienza el desfile del público hacia la heladería más cercana, quizás decepcionado porque ya ha adivinado que el perseguidor se va a enamorar de una de las robots y que ese amor va a triunfar sobre la tecnología.
Entre tanto la película hace esfuerzos por retener al público. Acude a los nombres raros: los robots se denominarán "replicantes", el perseguidor "Blade Runner", la fase de desarrollo tecnológico "Nexus 6", la empresa productora de robots "Tyrell" . Recurre a la imaginería tradicional que visualiza lo que será el año 2009: pantallas de TV extrañas, naves superveloces, pistolas raras, avisos gigantescos. Como último recurso trae las acostumbradas escenas de persecución, tiros, peleas interminables, momentos en que el héroe parece derrotado, seguimiento de pistas ingeniosas. Inútil. Todo el aparataje, sangre y acción no logran ocultar lo repetido del cuento que nos está narrando. El público parece no resistirlo. Por enésima vez se nos quiere alertar de los peligros de la tecnología, deshumanización y demás cosas terribles que nos esperan si la humanidad sigue por donde va, de la muerte de los sentimientos. Un cuento que tuvo eco por allá en los años sesenta y comienzos de los setenta.
De pronto aparece el "mensaje": los Replicantes se han rebelado porque quieren saber de dónde vienen y para dónde van, su origen y su destino, el sentido que tiene el poseer una vida limitada. Es angustiante para ellos vivir bajo la amenaza permanente de la muerte. Son las grandes preguntas del hombre puestas en boca del robot. El problema de este "mensaje" no consiste en que sea "metafísica" de Selecciones o existencialismo de consumo sino en que la situación en bloque no convence a nadie.
OTROS CUENTOS Y VIOLENCIAS
Por otros aspectos la película es muy útil. No por las lecciones que intenta dar sino porque es una prueba de que la violencia por sí sola-que la tiene en abundancia-no es fórmula infalible para atraer público e interesarlo. En segundo lugar, para cuestionarnos por qué otras películas que también no cuentan cuentos conocidos sí funcionan. "Fuga sangrienta" tiene las dos cosas, un cuentico muchas veces contado y cantidades de violencia. Sin embargo funciona a las mil maravillas. ¿Cuál es la diferencia? Propongo algunas hipótesis explicativas.
La primera es que en "Blade Runner" la violencia no está integrada al conflicto, al contrario de lo que pasa en "Fuga sangrienta" donde las situaciones de violencia cumplen la función de hacer sensorial la rabia, la frustración de John, el enfrentamiento de dos lógicas surgidas de una misma sociedad (la de John y la del Sheriff) y la ambiguedad de los dos poderes en conflicto. Aquí no, el alargar al máximo las persecuciones y muertes, el mostrar sangre es arbitrario y tangencial, podría ser una muerte rápida y el resultado sería el mismo. Por eso se tiene la impresión de estar viendo una serie norteamericana de televisión.
La segunda hipótesis es que mientras en "Fuga sangrienta" los diálogos son directos, concretos y la temática narrativa es relacionable con múltiples situaciones de lo cotidiano, en "Blade Runner" las pretensiones metafísicas y filosóficas del diálogo y del tema acaban con toda posibilidad de relación asociativa.
Esto no significa vetar la metafísica en el cine. Cuando voy a ver "Cara a cara", de Bergman, mi relación inmediata con la obra es en el plano de lo concreto, del conflicto psicológico de la protagonista, Jenny, de su relación traumática con la madre y la abuela, de su frigidez, de la forma en que tiene que ocultar su angustia tras una máscara de equilibrio. Lo metafísico no es enunciado directamente, no es dicho en diálogos abstractos, es sólo una dimensión que yo puedo construirle a la película organizando sus concretos.
La tercera hipótesis, y la más arriesgada, es que hay cuentos y cuentos.
Algunos tienen elementos concretos susceptibles de ser trasladados a múltiples situaciones históricas lo cual les permite cierta permanencia e inclusive les proporciona validez a lo largo de la historia de la humanidad. Otros son más conyunturales y se agotan en la referencia a un problema específico El cuento de la lucha entre el bien y el mal, el bueno y el malo, del enfrentamiento entre el poder y el ingenio estratégico parece tener capacidad para rejuvenecerse continuamente, para ir adquiriendo matices y variaciones en la diversidad de condiciones históricas. Es el caso de "Fuga sangrienta". El cuento de la tecnología como amenaza no solamente es coyuntural, válido en un momento en que de pronto el hombre se vio rodeado de máquinas, sino que ya aprendimos a relativizar aquello que Toffler denominó el shock del futuro. -
Hernando Martínez Pardo -