Home

Cultura

Artículo

LO DEL DIARIO

Tres nuevos nombres muestran una ruta distinta del arte colombiano

10 de noviembre de 1986

Las nuevas generaciones de artistas visuales en Colombia tienen un saludable desprendimiento del concepto de objeto artístico de formato comercial con lo cual se pueden adentrar en búsquedas expresivas en todas las superficies que toca su vida diaria. Al menos es eso lo que parece demostrar la muestra "Nuevos nombres" en la Casa de Moneda del Banco de la República: con la curaduría de Carolina Ponce de León, ha escogido tres nombres: Eduardo Pradilla, José Antonio Suárez y Ana Cristina Vélez.

Entre los 26 y los 31 años de edad, estos tres nuevos artistas son fruto de la formación superior artística que lejos de apresarlos en el aprendizaje de un oficio, les sirvió a ellos para decidirse por una personal búsqueda de medios propios. Fue una clara observación del entorno que los influía la que les hizo optar por un tratamiento de lo cotidiano hasta producir iconos, imágenes, que rebasan lo personal y llegan a ser sugestiones colectivas.

Con esa misma libertad y ese tono menor de quien no hace ostentación de la obra maestra, estos tres jóvenes artistas logran transmitirle al espectador la inquietud de que el arte está metido en la vida diaria de todos, sólo que se requieren otros sentidos para verlo. Con algo muy allegado a la poesía, Pradilla saca objetos a los que el tiempo ha dejado sin función y los convierte en un soporte de sus alucinaciones, que hacen parte del imaginario colectivo: una ventana de la que sale el brumoso Salto del Tequendama o bicicletas voladoras o maletines de viaje abandonados, que como en el más puro sentido del surrealismo, son voces del inconsciente rescatadas por este autodidacta caleño, asistente cuatro años a talleres en la Universidad de los Andes, que ya había sido descubierto por el primer premio de una beca para nuevas propuestas, llamada Arturo Rabinovich en Medellín en 1985.

Poesía, también atada a ese soliloquio de cuadernos de viaje que José Antonio Suárez hace de su vida, intimidad a la que se adentra el espectador con el pudor que produce lo que ha sido hecho con sinceridad, y sin otra intención que la de aprehender el mundo, de apropiarse de aquellos instantes en los que algo se comprende: esos en que la sola instantánea daría cuenta bidimensional y descarnada de algo que siempre tiene pliegues, lados oscuros y elementos invisibles. Es esta suma del instante, donde no se descartan las palabras que lo rodearon, el pensamiento que lo antecedió, como tampoco la luz, el color o la asociación mental que suscitó, suma que sirve a José Antonio para hacer estas libretas donde más que obras él propone vivencias artísticas.
Ana Cristina Vélez, para quien la figura humana en sus actitudes más eveladoras: el sueño, el placer, la desnudez, le ha servido para buscar llegar a donde buena parte de los artistas a lo largo de la historia han luchado por plantar su bandera: en el alma humana. Si bien un tono divertido hizo hace algunos años que sus figuras en cerámica cromática reprodujeran esa playa donde, como dice Mafalda, nadie parece tener la culpa, para el 30 Salón de Artes Visuales se decidió por el soporte y el desnudo clásicos para encontrar con fruición esa esencia de la masculinidad. En esta muestra, "Nuevos nombres", ella llega a uno de los momentos mágicos de la condición nuestra, el sueño, y todo lo profundo e inabordable y hasta temible que siente alguien que mira a un durmiente. Cabezas a escala natural y siempre masculinas dan cuenta por sí mismas de toda una gestualidad corporal, una particular entrega del ser en esa función que nos rebasa la conciencia.
Los colores en este trabajo realista sobre cerámica, sirven para producir la sugestión del sueño que posee al durmiente. Una vez más, algo de todos los días nos remite al imaginario colectivo, a la inquietud del hombre de todos los tiempos: qué pasa cuando nos ausentamos de los sentidos y del cuerpo.

Estos nuevos tres nombres estarán en Casa de Moneda (calle 11, carrera 5a, en Bogotá) hasta el 18 de octubre próximo. La afluencia de mucho público joven que se toma la molestia de dejar consignadas impresiones en el cuaderno de la exposición, revelan que no les son ajenas a muchos estas propuestas: "Enseña muchas cosas"; "la más bella exposición de basura que he visto"; "todo eso me ha hecho muy feliz, gracias"; "prueba de que cosas tan buenas pueden ser fan simples"; "que de la generación maldita del Frente Nacional hay quienes salen de ese silencio y crean...". --