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Quentin Tarantino, James Cameron y Kathryn Bigelow son tres de los favoritos para mejor

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Lobby para los Óscar

Este año la Academia ha hecho todo lo posible para que el Premio Óscar se vuelva a poner en contacto con el público. Todo parece indicar, sin embargo, que no necesariamente saldrán ganadores los más populares. Estas son las predicciones de SEMANA.

Ricardo Silva Romero
27 de febrero de 2010

El señor Weinstein, Harvey Weinstein, propietario de la productora estadounidense The Weinstein Company, anda por estos días en todas las esquinas de Hollywood. Ha dicho que hará lo que esté a su alcance para que su única producción en la carrera por el Óscar, la entretenida Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino, se lleve el premio a la mejor película del año. Como dicen en ciclismo, el señor Weinstein "se está empleando a fondo". Y tiemblan las casas de apuestas. Y no duermen bien los oscarólogos. Y ni siquiera los miembros de la Academia de Artes y Ciencias, que a estas alturas de la temporada suelen ver claro el futuro, se atreven a decir en voz alta quién será el gran ganador de la ceremonia que se llevará a cabo el próximo domingo. Porque si algo nos enseña la historia reciente es que el abrumador Weinstein, creador con su hermano Bob, en los años ochenta, de aquella productora llamada Miramax, y principal responsable de que El paciente inglés derrotara a Fargo, Shakespeare enamorado venciera a Rescatando al soldado Ryan y Chicago doblegara a Pandillas de Nueva York en los Óscar más sonados de los años pasados, en verdad es capaz de cualquier cosa.

Todo estaba despejado hasta hace un par de semanas. Se decía, en los círculos de los expertos que se cuelan en las proyecciones especiales, las comidas claves y los cuadros de las campañas de cada candidata, que la película a vencer sería Zona de miedo: los premios de los sindicatos de los directores (DGA), los productores (PGA) y los guionistas (WGA) hacían ver imbatible el largometraje de Kathryn Bigelow. Se decía que Avatar, el más grande éxito comercial de la última década, que se acerca ya a 2.500 millones de dólares recaudados en las taquillas del mundo, lo tenía todo (desde el apoyo de la industria hasta la devoción del público) para convertirse en el rival más fuerte de la respetada obra de Bigelow, pero su propio director, James Cameron, había hecho saber a los cuatro vientos lo justo que sería perder el premio con una producción brillante realizada por una amiga que alguna vez fue su esposa: "Yo ya tengo mis estatuillas en la casa", dijo hace unos días como un político que le hace un guiño a su sucesor.

Nadie contaba, sin embargo, con la energía del señor Weinstein. Que, como productor, ha respaldado a Quentin Tarantino desde su primer trabajo: Perros de la reserva. Que, tal como lo prueba Peter Biskind en su crónica Sexo, mentiras y Hollywood, suele gastar hasta lo que no tiene a la hora de hacer campañas para llevarse el Óscar. Que ha estado convenciendo uno por uno a los más de 6.000 miembros la Academia, de fiesta en fiesta, de restaurante en restaurante, de que Bastardos sin gloria es la única de las 10 películas finalistas que reúne las tres características que debe reunir la ganadora del premio más famoso del planeta: espectacularidad, originalidad y prestigio (y, si se puede, hacer mención del holocausto). En la campaña de Zona de miedo (y siento decirlo así, como si compitieran por la presidencia de un país, pero así es) viven asustados. Pero hoy, a fuerza de rumores, le tienen mucho más miedo a la parodia de Tarantino que al pasatiempo de Cameron.

Y todo porque la Academia de Artes y Ciencias ha hecho hasta lo imposible, este año, por volver a conectarse con el público norteamericano. Por ejemplo, ha vuelto a una ceremonia conducida por un par de comediantes queridos en todo el planeta, Alec Baldwin y Steve Martin. Por ejemplo, ha ampliado el número de nominadas a mejor película a 10, para que algunas de las finalistas por fin puedan pertenecer a géneros tan populares como la ciencia ficción y la animación. Y sólo le falta, pues, que no se lleve la estatuilla de 2010 una de esas obras de arte y ensayo que a la larga, en un par de años, sólo recuerdan los cinéfilos de siempre: sólo le falta que gane algo taquillero y aclamado como Bastardos sin gloria. Pero, claro, una cosa es lo que quiere la Academia. Y otra, muy diferente, lo que viene.
 
Mejor película: ‘Zona de miedo’
¿Por qué va a ganar? Avatar podría llevarse el premio, por supuesto, porque ha repetido punto por punto –y, de hecho, ha mejorado– el recorrido de Titanic en las taquillas, y no le sobra haberse convertido en la producción que más dinero ha recaudado en la historia del cine (ojo: la más vista, que es diferente, sigue siendo Lo que el viento se llevó), pero la tensa Zona de miedo, adorada por la crítica, ha probado en lo que va de la temporada de premios que tiene el tono y el tema que se requieren para poner de acuerdo a los votantes.
Las otras nominadas: Amor sin escalas, Avatar, Bastardos sin gloria, Enseñanza de vida, Preciosa, Sector 9, Un hombre serio, Un sueño posible, Up. Quién puede dañarlo todo: el señor Harvey Weinstein, experto en campañas para el Óscar, que está completamente entregado al oficio de sacar victoriosa a Bastardos sin gloria. En un mundo justo: habría algún clásico nuevo, una película en verdad memorable, en esta extraña lista.
 
Mejor director: Kathryn Bigelow, por ‘Zona de miedo’
¿Por qué van a ganar? ¿Por qué no habría de ganar si, ya que se trata de un trabajo de dirección impecable que los críticos y los demás premios aplauden al mismo tiempo, es la perfecta oportunidad para entregarle el Óscar a una mujer directora por primera vez en la historia de la Academia?
Los otros nominados: James Cameron, por Avatar; Lee Daniels, por Preciosa; Jason Reitman, por Amor sin escalas, y Quentin Tarantino, por Bastardos sin gloria. Quién puede dañarlo todo: nada de raro tendría que el agotador Cameron, el hombre que superó sus propios récords a punta de bichos azules en 3D, vuelva a ser coronado “rey del mundo”. En un mundo justo: Neill Blomkamp, de Sector 9; Spike Jonze, de Donde viven los monstruos, y Wes Anderson, de El fantástico señor Fox, estarían, los tres, entre los finalistas.
 
 
Mejor actriz principal: Sandra Bullock, por ‘Un sueño posible’
¿Por qué va a ganar? Porque la Academia de Hollywood jamás pierde la oportunidad de entregarle la estatuilla a una estrella carismática que le ha servido a la industria en la taquilla (recuerden los premios para Julia Roberts, Charlize Theron y Reese Witherspoon) cuando encarna a un personaje de la vida real.
Las otras nominadas: Helen Mirren, por La última estación; Carey Mulligan, por Enseñanza de vida; Gabourey Sibide, por Preciosa, y Meryl Streep, por Julie & Julia. Quién puede dañarlo todo: Streep, venerada por todas las generaciones del mundo del cine, desde los viejos que adoran La decisión de Sofía hasta las jóvenes que se prestan Mamma Mia, se ha vuelto parte del paisaje de los Óscar, pero sería absurdo darla por sentada. En un mundo justo: Saoirse Ronan, la niña brillante de Desde mi cielo, que conocimos en Expiación, habría cabido en el grupo.
 
Mejor actriz de reparto: Mo’Nique, por ‘Preciosa’
¿Por qué va a ganar? Porque, aparte de ser lo mejor de una película que estremece, aparte de transformarse en unas de las mujeres más amargas de la historia del cine, aparte, mejor dicho, de que lo merece, ya ha ganado los premios de todos los críticos de Estados Unidos, el Globo de Oro, el Bafta y el diciente galardón del sindicato de actores SAG.
Las otras nominadas: Penélope Cruz, por Nine; Vera Farmiga, por Amor sin escalas; Maggie Gyllenhaal, por Crazy Heart; Anna Kendrick, por Amor sin escalas. Quién puede dañarlo todo: ninguna: Mo’Nique, una amada comediante que tiene su propio programa de televisión, es el tipo de personaje que se lleva esta estatuilla. En un mundo justo: Julianne Moore, que cada año hace algún papel memorable, estaría al menos entre las cinco mejores. 
Mejor actor principal:

Jeff Bridges, por ‘Crazy Heart’
¿Por qué va a ganar? Ha ganado todos los premios de los críticos porque el personaje que interpreta, un músico country que lidia con una vida que no cumplió con sus promesas, resume una carrera llena de antihéroes (piensen en obras como La última película o Los fabulosos Baker Boys) que nadie más habría podido interpretar. Los otros nominados: George Clooney, por Amor sin escalas; Colin Firth, por A Single Man; Morgan Freeman, por Invictus, y Jeremy Renner, por Zona de miedo. Quién puede dañarlo todo: Nadie: no habrá una mejor oportunidad, de aquí a que nos muramos todos, para premiar a un actor de verdad que además es una institución hollywoodense. En un mundo justo: Larry David habría sido reconocido por su trabajo en la injustamente olvidada Whatever Works.
 
Mejor actor de reparto: Christoph Waltz, por ‘Bastardos sin gloria’
¿Por qué va a ganar? Porque, aparte de haberse llevado todos los reconocimientos que se han entregado hasta el momento, desde el Globo de Oro hasta el Bafta, y no obstante su gran personaje tiene un final tan indigno, en verdad compone uno de los villanos más divertidos desde los días de los espagueti westerns.
Los otros nominados: Matt Damon, por Invictus; Woody Harrelson, por El mensajero; Christopher Plummer, por La última estación, y Stanley Tucci, por Desde mi cielo. Quién puede dañarlo todo: quizás el sonriente Harrelson, que poco se pasa por estos lugares, reciba algunos votos, pero la verdad es que ninguno más tiene el respaldo suficiente para vencer a Waltz. En un mundo justo: el silencioso Alfred Molina, un actor secundario que los premios suelen pasar de largo, habría sido reconocido por Enseñanza de vida.
 
Otros premios
Mejor guión original: el de Zona de miedo tiene a su favor el respaldo de la crítica y el premio que entrega el sindicato de escritores (WGA), pero el de Bastardos sin gloria puede ser un premio de consolación a la campaña titánica de The Weinstein Company. Mejor guión adaptado: el de Amor sin escalas, que habla del desempleo en la hora más oscura de la crisis, tiene todas las de ganar. Mejor película animada: Up, la producción de dibujos más exitosa de un año lleno de animaciones memorables, es la única que pone de acuerdo a los votantes. Mejor película extranjera: la escalofriante La cinta blanca, del austríaco Michael Haneke, ha ganado todo lo que puede ganar una película extranjera en estas temporadas. Documental: todos hablan de The Cove, porque es una denuncia contundente de nuestros maltratos a la naturaleza.