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LOS AMIGOS DE "EL GAVIERO"

Por primera vez se publica un libro sobre la obra de Alvaro Mutis.

11 de julio de 1988

El libro "Tras las rutas de Maqroll el Gaviero", editada bajo el cuidado del joven poeta Santiago Mutis, con el patrocinio de Proartes de Cali, la Gobernación del Valle y la revista "Gradiva", no se parece a nada de lo anteriormente producido dentro de la literatura colombiana. No sólo es el homenaje a un autor, Alvaro Mutis, y la exaltación a una obra densa y significativa sino también la ocasión feliz de reunir a quienes, extranjeros y colombianos, tíenen algo que decir y escribir en torno a personajes, situaciones, hechos y circunstancias relacionados con ese universo mágico, sorprendente y sensual de un escritor como éste.

Octavio Paz, Enrique Molina, Gonzalo Rojas, Eugenio Montejo, John Juaristi, Eliseo Diego, Elkin Restrepo, escribieron poemas y textos para Mutis, en los que se descubre un elemento común, el mismo que caracteriza la obra del poeta colombiano, la Muerte. Esa presencia que le da más peso y más fundamento a otros argumentos como el amor, el odio y la soledad.

Después, Alberto Zalamea, Ernesto Volkening, Miguel de Ferdinandy, Severo Sarduy, Ricardo Cano Gaviria, Alberto Ruy Sánchez, Rafael Humberto Moreno Durán, Julio Olaciregui, Adolfo Castañón, Guillermo Sheridan, David Jiménez, Eduardo García Aguilar, Fernando Cruz Kronfly, Francisco Cervantes, Augusto Pinilla, Jaime García Terrés, Jaime Jaramillo Escobar, Roberto Burgos Cantor, Armando Romero y Louis Panabiere convierten en palabras el asombro que miles de lectores en varias lenguas han sentido y sienten ante estos laberintos descritos por Mutis, entre los cuales un hombre como el Gaviero agoniza mientras avanza en un viaje que, como en los relatos de Conrad, no tiene justificación alguna, ni siquiera comprobar que la vida se prolonga sobre los muslos y senos de una hermosa mujer, en el dolor de un marinero acuchillado o en la respiración fragorosa de un jaguar atrapado en la manigua. Estos textos, en el improbable caso de un lector que no conociera al menos un poema o un fragmento de la obra narrativa de Mutis, sirven para aclarar ciertas dudas, reconocer obsesiones, identificar los laberintos por los cuales se mueven, en ese trópico lujurioso y delirante, las historias que en el fondo siempre remiten a un permanente estado de exaltación, angustia y deseo, como si estos atributos estuvieran extinguiéndose sobre la tierra. Lo curioso de estos análisis estudiosos es descubrir cómo, en la mayoría de los comentaristas y críticos, se siente un sutil afán por descubrir nuevas facetas, nuevas interpretaciones, nuevas rutas en esa geografía inmensa, interminable, creada por un escritor en quien, por encima de todo, la diversión y el placer solitario de la creación de la palabra conforman el motivo principal de su oficio, la creación de un universo donde caben sus apetitos desmesurados, sus obsesiones eróticas, sus resabios políticos, sus trampas personales y todos los amigos que la vida le sigue dando.
Como una pieza aparte porque, definitivamente es otra cosa, hay que destacar en esta zona del libro, el escrito de Roberto Burgos Cantor, "Gaviero loco: rostro y espejo" porque, a diferencia de los otros no analiza los alcances de esta obra, no interpreta los sueños ajenos. Va más allá, desmenuza el impacto desgonzador que en su generación, los que ahora están bordeando los 45 años, sigue produciendo la salida periódica de los trabajos de un hombre incansable como Mutis. El escrito de Burgos es también un resumen veloz pero completo de todo cuanto ha ocurrido en materia humana y literaria en estos años, qué se ha perdido y recuperado, qué ha pasado a estos muchachos que siguen estremeciéndose con la angustia de las canciones de los Beatles y las películas de Truffaut y Godard, y lo dice con el mismo lenguaje coloquial que emplea cotidianamente porque, un cartagenero escribiendo sobre un hombre como Mutis, no podría expresarlo de otra forma.

El libro está complementado con dos relatos de Mutis, "Carlos V Rey" y "El último rostro" y las entrevistas concedidas por el escritor a Cristina Pacheco, Juan Gustavo Cobo, Rosita Jaramillo, Ana María Cano, Bernardo Hoyos, Gonzalo Valdez, Eduardo García Aguilar y Umberto Valverde.
También ha sido incluida una bibliografía de Mutis preparada por Ariel Castillo, útil para quienes quieran completar su información sobre este tema.

Y como las maravillas no terminan aún, este tomo incluye un librito de bolsillo: "La verdadera historia del flautista de Hammelin", un relato escrito por Mutis y publicado en Mexico, en 1982, dedicado a Augusto Monterroso. Por supuesto, la fábula clásica adquiere otros contornos, otras intenciones.

Lo que en Cuba a través de Casa de las Américas se ha vuelto una costumbre--publicar estas obras que intentan reunir la mayor información sobre la persona y la obra de un escritor, vivo o muerto-se abre paso ahora en Colombia con este tomo que complementa la admiración y el encantamiento ante un escritor que supo rechazar la solemnidad tan colombiana y utiliza el humor como fórmula de supervivencia mientras se mira prolongado, como en un espejo, en la poesia cálida de su hijo Santiago, sin cuyo entusiasmo este tomo editado en Cali hubiera sido imposible de concebir. --