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LOS ANIMALES DE BORGES

El pintor mexicano Francisco Toledo presenta en el MAM 37 acuarelas que ilustran el "Manual de Zoología Fantástica".

14 de noviembre de 1988

El primer reto que se le presenta al lector de la "Zoología Fantástica" de Jorge Luis Borges es el de imaginar los animales descritos en el texto. Tomados de viejas leyendas, de textos remotos de las literaturas más disímiles y enriquecidos con la imaginación del escritor argentino los ejemplares de la "Zoología Fantástica" conforman lo que se podría llamar el zoológico de los sueños.
Para los admiradores de esta obra de Borges -escrita en colaboración con Margarita Guerrero- y de la buena pintura, el Museo de Arte Moderno acaba de abrir al público una exposición del maestro mexicano Francisco Toledo en la que ilustra la fauna fantástica recopilada, imaginada y reelaborada por el escritor argentino. Son 37 acuarelas que Toledo realizó por encargo del Fondo de Cultura Económica de México, en las que el artista recrea, a su manera, los animales fantásticos de la obra de Borges.
Con una vasta trayectoria en el campo de la pintura, Francisco Toledo se ha caracterizado por plasmar en su obra elementos de la cultura indígena de su patria. En el prólogo del bello catálogo que presenta la exposición, el crítico de arte e investigador mexicano, Carlos Monsiváis, afirma que Toledo "acude a su propio acervo zapoteca y lo despliega animosamente", lo que dio como resultado "un manual distinto y complementario donde las visiones transitan de lo extraordinario-a-lo-largo-delos-siglos a lo extraordinario cotidiano".
Conocedor, gracias al trabajo que también ha desarrollado como antropólogo, de buena parte de las mitologías indígenas de su país, Toledo trabaja con esos elementos en la ilustración de la "Zoología Fantástica", con lo que crea un manual complementario y no un apéndice de la obra del argentino. Y esto es posible porque esa fauna, que Borges soñó o imaginó desde su perspectiva europea, ahora Toledo la visualiza desde su bagaje cultural zapoteca. El ave roc, el Behemoth, la mandrágora o la sirena son parte de ese sin número de criaturas que se quedaron por fuera de la Creación. Son parte de una gran cantidad de posibles que no se realizaron, lo que queda estupendamente ilustrado en el prólogo de Monsiváis cuando hace referencia a un dibujo satírico de Chas Addams quien "captó el proceso irremediable: desde un islote amenazado por el diluvio, el unicornio observa melancólico la partida del arca de Noé".
A continuación, SEMANA presenta a sus lectores algunos de los animales fantásticos pintados por Toledo acompañados por el correspondiente texto del "Manual de Zoología Fantástica" de Jorge Luis Borges.
EL BEHEMOTH
Cuatro siglos antes de la era cristiana, Behemoth era una magnificación del elefante o del hipopótamo, o una incorrecta y asustada versión de esos dos animales; ahora es, exactamente, los diez versículos famosos que la describen (Job, 40:10-19) y la vasta forma que evocan. Lo demás es discusión o filología.
El nombre de Behemoth es plural; se trata (nos dicen los filólogos) del plural intensivo de la voz hebrea b'hemah, que significa bestia. Como dijo fray Luis de León en su "Exposición del libro de Job": "Behemoth es palabra hebrea, que es como decir bestias; al juicio común de todos sus doctores, significa el elefante, llamado así por su desaforada grandeza, que siendo un animal vale por muchos..."
LA MANDRAGORA
Como el borametz, la planta llamada mandrágora confina con el reino animal, porque grita cuando la arrancan; ese grito puede enloquecer a quienes lo escuchan ("Romeo y Julieta", IV, 3). Pitágoras la llamó antropomorfa; el agrónomo latino Lucio Columela, semi-homo, y Alberto Magno pudo escribir que las mandrágoras figuran la humanidad, con la distinción de los sexos. Antes, Plinio había dicho que la mandrágora blanca es el macho y la negra es la hembra. También, que quienes la recogen trazan alrededor tres círculos con la espada y miran al poniente; el olor de las hojas es tan fuerte que suele dejar mudas a las personas. Arrancarla era correr el albur de espantosas calamidades; el último libro de la "Guerra judía" de Flavio Josefo nos aconseja recurrir a un perro adiestrado. Arrancada la planta, el animal muere, pero las hojas sirven para fines narcóticos, mágicos y laxantes...
EL AVE ROC
El roc es una manificación del águila o del buitre, y hay quien ha pensado que un cóndor, extraviado en los mares de la China o del Indostán, lo sugirió a los arabes. Lane rechaza esta conjetura y considera que se trata, más bien, de una especie fabulosa de un género fabuloso, o de un sinómino arabe del Simurg. El roc debe su fama occidental a "Las mil y una noches". Nuestros lectores recordarán que Simbad, abandonado por sus compañeros en una isla, divisó a lo lejos una enorme cúpula blanca y que al día siguiente una vasta nube le ocultó el sol. La cúpula era un huevo de roc y la nube era el ave madre. Simbad, con el turbante, se ata a la enorme pata del roc; éste alza el vuelo y lo deja en la cumbre de una montaña sin haberlo sentido.
El narrador agrega que el roc alimenta a sus crías con elefantes...