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El 17 de mayo de 1941, los fundadores de la Radiodifusora Nacional de Colombia posaron para una histórica foto. De izquierda a derecha, tras la baranda: Rafael Guizado, su director; Oswaldo Díaz Díaz; Otto de Greiff, Gerardo Valencia, Hernando Vega Escobar y León de Greiff. En primer plano de izquierda a derecha, Bernardo Romero Lozano, Elías Perdomo, José Santos Quijano, Gerhard Rothstein, Guillermo Espinosa y Hernán Mejía Vélez.

MEDIOS

Los años maravillosos de la radio

La Radio Nacional de Colombia cumple 70 años de existencia. El 17 de junio se lanzará una colección con los mejores programas y transmisiones de la Radiodifusora.

31 de mayo de 2010

Cuando Eduardo Santos pronunció el discurso de inauguración de la Radiodifusora Nacional de Colombia, pocos se imaginaron que con este empezaba una era dorada de la radio pública en el país: “Sus únicos propósitos son trabajar por la cultura nacional en todos sus órdenes, colaborar con las universidades, colegios y escuelas en intensas labores de enseñanza, contribuir a la formación del gusto artístico con programas cuidadosamente preparados, dar una información absolutamente serena y desapasionada”. El suyo era uno de los tantos proyectos liberales que pretendían educar al país. Y sus palabras, un presagio de lo que sería la nueva era de las comunicaciones en Colombia.

En poco menos de un siglo, la Radiodifusora Nacional (“la voz de la cultura”) se dio a conocer por ser la base de comunicaciones de los presidentes; por transmitir en directo y para todo el país la llegada de John F. Kennedy en 1961; la del papa Pablo VI en 1968 y, años más tarde, la de Juan Pablo II; por ser la del Bachillerato por Radio, que educó a generaciones de colombianos. Porque por sus estudios pasaron intelectuales y personalidades tan importantes de la vida cultural, como el joven Álvaro Mutis, que durante un tiempo trabajó como locutor; Hernando Pulido Téllez y Germán Arciniegas, que dieron conferencias de arte, música y literatura; al igual Otto y León de Greiff. En poco menos de un siglo, la Radiodifusora Nacional le hizo honor a su memorable mote: se hizo la fama de tener los mejores locutores del país y es considerada“la madre de la televisión en Colombia”.

Este año cumple 70 años, aunque hoy se llama Radio Nacional de Colombia. Su misión es distinta, su cobertura también, pero se mantiene el archivo histórico de sus transmisiones y programas (el archivo sonoro más grande del país, superado en América Latina solo por la Fonoteca Nacional de México). Para celebrar su aniversario, la Radio preparó Radio Nacional de Colombia. 70 años, 1940-2010, una colección de siete CD con los hitos de su historia: desde discursos políticos hasta críticas de cine y jazz, de conferencias dictadas por expertos en ciencia hasta sus famosos radioteatros. Una colección que recoge buena parte de la historia de la radio en Colombia. Pero también la historia política del país, la historia de sus costumbres y de su cultura.

Desde sus inicios, la Radiodifusora se propuso consolidar una idea de nación. De ahí que gran parte de su programación se centrara en discursos políticos, emisiones de fiestas nacionales y conferencias históricas. En ‘La Independencia en los discursos presidenciales’, más que las voces de Alfonso López Pumarejo, Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Gustavo Rojas Pinilla, se perciben sus rasgos ideológicos, su temperamento, su retórica –los adjetivos y epítetos, por ejemplo, de Ospina Pérez; la entonación calmada y el discurso directo de López Pumarejo–. Se entiende cuál fue el papel de la radio de onda corta, cuyas transmisiones llegaban no solo al 90 por ciento de la población, sino a Ecuador, Perú y Venezuela –un papel que entendió de sobra Rojas Pinilla– ; por qué los discursos daban en ese entonces para debates, charlas en cafetines y causaban admiración de un país dividido en dos partidos.

Por eso, aunque se grabaron conferencias de literatura, arte y música, las seleccionadas para esta antología son políticas; discursos que o bien legitimaban el gobierno de Rojas Pinilla (los de sus ministros de Hacienda, de Gobierno y de Guerra) o cuestionaban los logros de los que se jactaba (una inteligente locución de Belisario Betancur en sus épocas de senador a finales de los 50). Entre ellas, sin embargo, destaca una conferencia de Germán Arciniegas de 1957 sobre la militarización de los países americanos. Con sentido del humor que no se escucha desde hace tiempos, Arciniegas propone: “A mi modo de ver, para defender el Canal de Panamá lo mejor que podemos hacer nosotros es procurar –no sé en qué forma– que aumenten la selva, las culebras y los mosquitos en toda la región circundante. Para hacer más impenetrable de lo que es ya esa región”. Más que una colección de transmisiones históricas, esta permite oír, entender, la retórica de quienes han hecho que los colombianos se imaginen cómo son.

La Radiodifusora también fue el espacio de divulgación de artistas colombianos. Fue sede de transmisiones en vivo de las Orquestas Sinfónica de Colombia y Filarmónica de Bogotá; el segundo hogar del maestro Luis A. Calvo, que interpretaba sus pasillos desde los estudios, y de Lucho Bermúdez, quien al parecer conoció a Matilde Díaz en la emisora. Cierto o falso, de no ser por esta, sus boleros, cumbias y porros nunca se habrían oído en el centro del país cuando el bambuco era considerado “el baile nacional”. Así, pues, entre la música de cámara y la música popular colombiana, la colección incluye un homenaje a Ricardo de la Espriella, conductor del programa Vida y obra de Mozart hasta finales de los 80; otro al maestro Manuel Zapata Olivella que dirigió ‘Identidad colombiana’ (el primero en transmitir festivales como el de Petronio Álvarez y el de la leyenda vallenata); y otro más al maestro Guillermo Abadía Morales, que con sus ‘Cursillos de Folklore’ inició los estudios de la cultura popular en Colombia.

Colombia fue y sigue siendo un país de radio. Según Dora Brausin, historiadora y coordinadora de la Fonoteca de la Radio Nacional: “Hablar de la historia del siglo XX sin mencionar la radio es perder la esencia”. Y hablar de la historia reciente de Colombia sin tener en cuenta la historia de la Radiodifusora es perder la carne, las anécdotas, que han hecho del país lo que es hoy: suyo es quizá el patrimonio sonoro más importante del país.