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Los canadienses que repararon los instrumentos de los niños de Cartagena

Tres de los lutieres más reconocidos de Canadá estuvieron en Colombia para apoyar las orquestas de niños con bajos recursos. La actividad se repetirá en noviembre en otra ciudad por determinar.

4 de abril de 2017

Para los músicos el instrumento lo es todo. No solo es lo que les permite expresarse y compartir su arte con el mundo, sino también una especie de compañero inseparable, con el que pasan buena parte de sus vidas. Aún más cuando se trata de un niño de escasos recursos, para quien la música es un camino para alejarse del vicio y la violencia.

Por eso cuando tres de los más reconocidos lutieres canadienses llegaron a comienzos de marzo a los barrios Zapatero y Nelson Mandela, dos de los más vulnerables de Cartagena, más de 60 niños apoyados por la Fundación Música por Colombia sonrieron. Sobre todo porque la lutería –un oficio milenario que practican quienes se dedican a construir y reparar los instrumentos musicales– no es muy común en Colombia, pero es clave para que los músicos hagan bien su trabajo.

La llegada de los expertos fue posible gracias a Concuerda, una iniciativa que nació desde mediados de 2014 cuando Liliana Gutiérrez, una colombiana residente en Canadá, se dio cuenta de que la relación de su hija, quien toca violín en una orquesta de ese país, con su lutier era muy importante. “Siempre me había preguntado cómo era el tema en Colombia –cuenta Liliana– y se me ocurrió invitar a Tom Wilder, uno de los lutieres más reconocidos de ese país, a que viniera a Colombia para reparar los instrumentos de cuerda de las orquestas infantiles y juveniles”.

Ver también: La lutería: el oficio de confeccionar la música

Wilder es el fundador de Wilder & Davis Luthiers inc., la firma de lutieres más importante de Canadá, que nació en 1992 y hoy es la empresa encargada de mantener los instrumentos de las orquestas más importantes de ese país. Cuando recibió la invitación de Liliana ya había tenido experiencias similares en Cuba y Brasil, por lo que no lo pensó demasiado y aceptó sumarse al proyecto.

La primera experiencia fue en Villa de Leyva el año pasado (2016). Repararon más de 135 instrumentos de las orquestas sinfónicas juvenil e infantil del municipio y, con el apoyo de los restaurantes locales y las familias, organizaron un concierto y un conversatorio sobre la importancia del oficio de los lutieres.

Este año llegaron con más apoyo, como el de la Corporación Universitaria Autónoma de Nariño, la Casa museo el Claustro –que prestó su sede para reparar los instrumentos–, el Fondo Acción y la Corporación Concurso Nacional de la Belleza, entidad que había donado el 90 por ciento de los instrumentos. Durante dos semanas pudieron revisar cerca de 100 instrumentos y repararon 62, con puentes, clavijas y cuerdas nuevas.