Home

Cultura

Artículo

LOS JAPONESES NO ESPERAN

Lo más reciente del grabado japonés en el Museo de Arte Moderno.

20 de febrero de 1989

Fuera de los electrodomésticos, las cámaras fotográficas y los automóviles, es poco lo que se conoce del Japón. Este desconocimiento es particularmente acentuado en lo que al arte se refiere. Fuera de los círculos especializados, pocas son las personas que en el país han tenido la oportunidad de acercarse a ese universo, del que se dice rebasa todos los parámetros del arte occidental.
Desde el pasado martes 17, el Museo de Arte Moderno tiene abierta una amplia muestra de grabados contemporáneos japoneses, que viene a convertirse en una buena oportunidad para que el público conozca algo de lo que los artistas de ese país están haciendo en el momento. Con esta exposición, la sala del Museo inicia sus actividades del presente año.
Desde el siglo XVII el grabado ha ocupado un sitio preferencial en el arte japonés. Claro está que en sus comienzos, y hasta inicios del presente siglo, no pasó de ser una técnica al servicio de otras expresiones artísticas. Fue así como durante todo ese tiempo, el grabado se utilizó como el medio ideal para reproducir las pinturas de los grandes maestros nipones.
Esto hizo que, a pesar de que se desarrollaron y perfeccionaron en sumo grado las diferentes técnicas, el grabado en sí mismo no fue tomado del todo como una expresión artística. Gran parte de su valor radicaba en reproducir lo hecho por otras técnicas, sin que se le tomara como un medio en el que se podían desarrollar nuevas ideas y plantear nuevas propuestas.
Las cosas cambiaron en la primera década del presente siglo, cuando un grupo de artistas japoneses, conscientes de las inmensas posibilidades expresivas de esta técnica, crearon el Movimiento de Grabado Creativo.
La iniciativa contó con gran acogida, pero fue sólo desde los años de post guerra cuando logró su despegue definitivo. Llegaron entonces las nuevas tendencias del mundo occidental, que le dieron a los artistas japoneses mayor libertad de expresión e idea innovadoras.
En los años sesenta, con la marca da influencia del pop-art, el grabado japonés se hizo conocer en los principales centros artísticos del mundo cautivando admiradores por su creatividad, su perfección técnica y la utilización de técnicas como la fotografía, que le abrió nuevas posibilidades. Además, ese acercamiento con Occidente dio como resultado una nueva manera de expresión en la que la milenaria cultura oriental se funde con la propuesta renovadoras y frescas de la Europa de postguerra.
Prácticamente todas las técnicas de grabado están presentes en la exposición del MAM. La riqueza en el colorido, en las formas, en el desarrollo de las ideas, marcan una constante en esta muestra, que incluye obras de los precursores del grabado contemporáneo japonés, como Sumio Kawakami y Kiyoshi Hasegawa, hasta las de lo nuevos valores como Tetsuya Noda (quien utiliza la fotografía como medio de expresión artística en sus grabados) y Akira Matsumoto.
Con tal diversidad de obras y de artistas, el panorama es bastante completo. La muestra abarca un período que va desde 1951 hasta 1983, con lo que el espectador interesado puede hacerse una idea confiable de lo que ha significado el grabado en Japón en los últimos 30 años.