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Los modales de Almodóvar

Con su controvertida película 'La mala educación', Pedro Almodóvar confirma que es uno de los mejores directores en la actualidad y que no le da miedo tocar ningún tema.

3 de octubre de 2004

Cuando Pedro Almodóvar llegó a Madrid por primera vez, en 1968, traía en su equipaje La visita, un relato basado en sus experiencias de niñez en un colegio de curas. Su idea era encontrar dinero para adaptarlo al cine. Pero, poco a poco, el joven director manchego se sumergió en el mundo underground madrileño: se dedicó a filmar cortometrajes bizarros, a actuar en obras de teatro y a cantar en un grupo de música punk integrado sólo por travestis. Ya a comienzos de los 80, luego de la muerte del dictador Francisco Franco, Almodóvar era el rey de la 'movida madrileña' y famoso por sus primeras películas, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y Laberinto de pasiones. Entonces su relato parecía estar olvidado para siempre. Treinta años más tarde y después de 15 largometrajes, el director decidió buscar de nuevo su viejo texto y cumplir su sueño. Así nació su más reciente película, La mala educación.

La película se presentó en España en marzo pasado y desde su estreno generó una gran polémica. No podía ser de otra forma: es una reflexión descarnada sobre el abuso sexual de niños en los colegios de curas. El tema es bastante candente, pero Almodóvar insiste en que su intención no era escandalizar a nadie.

El argumento de La mala educación no es fácil de resumir porque funciona como una caja china y está construido a partir de flashbacks y secuencias fragmentadas. De un lado relata la historia de Ignacio (Gael García Bernal), un actor que en su infancia fue violado por un cura que era su profesor de literatura. Años después Ignacio, convertido en un travesti heroinómano, vuelve a su colegio para chantajear al hombre que abusó de él. Al mismo tiempo cuenta la historia de Enrique, un director de cine que estuvo enamorado de Ignacio cuando eran compañeros de colegio. Éste recibe un relato llamado La visita (en el que se cuenta la historia de Ignacio) y decide filmarlo en homenaje a su primer amor. También hay escenas que hacen parte del relato y que suceden cuando ambos eran niños. En realidad, lo que se ve en la película es una misma historia triplicada: lo que ocurre en el presente (Madrid en 1980), lo que narra el cuento (la historia de los niños en su colegio) y la película que dirige Enrique. Almodóvar entremezcla los tres planos y sólo al final el espectador entiende la relación entre ellos. Obviamente, esta manera de contar hace que los hechos y los personajes estén apenas insinuados. Almodóvar decidió no mostrar escenas explícitas pues prefería que los espectadores vieran solamente una parte y tuvieran la oportunidad de imaginarse las situaciones más fuertes y de especular sobre la evolución de la historia y el destino de los personajes.

En La mala educación aparecen algunos temas recurrentes en la filmografía de Almodóvar como el transformismo, el melodrama, los bajos mundos madrileños y la influencia del bolero y el cine español de los 60. Los críticos han coincidido en que está mucho más cerca de las películas que lo hicieron famoso -Mujeres al borde de un ataque de nervios, Kika o Átame- que sus dos trabajos anteriores, las exitosas Hable con ella y Todo sobre mi madre. Por ejemplo, Nuria Vidal, la autora del libro El cine de Almodóvar, considera que La mala educación podría entenderse como una continuación de La ley del deseo de 1987. Sin embargo, en esta ocasión Almodóvar incursiona en un género nuevo para él: el relato negro. Él mismo cuenta que se inspiró en películas como La sirena del Mississippi de François Truffaut y Deseos humanos de Fritz Lang, así como en relatos de Dashiell Hammett, Raymond Chandler y James Ellroy. Por eso en su película no hay policías, ni violencia, ni persecuciones, pero sí hay intrigas y giros inesperados.

Almodóvar insiste en que La mala educación tiene una gran carga autobiográfica, pero que no es una historia de su vida. El director no se cansa de decir que nadie abusó de él cuando estaba en un colegio de curas: "Hablo de cosas que oí, que vi y que me contaron", asegura. Lo que sí acepta es que sus personajes se basan en personas reales. Aunque no ha querido dar nombres, reconoce que los protagonistas de su película existen y siguen vivos. "Había un cura en mi colegio que tenía un auténtico harén de unos 20 chicos, de los que muchos eran amigos míos y hablábamos", dijo en una entrevista con el diario El País. Nuria Vidal dice al respecto: "¿Es 'La mala educación' un autorretrato? Sí. Como todas sus películas. Se puede reconstruir la biografía de Almodóvar con sus películas. 'La mala educación' no es más que una forma más clara de seguir contándonos lo que le pasa".

Pero se equivocan los que quieren ver en La mala educación una película moralista. Almodóvar se da el gusto de no juzgar nunca a sus personajes y de dejarle al público la posibilidad de sentir desprecio o compasión. Él solo cuenta una historia sin emitir un juicio moral sobre la Iglesia o el abuso sexual: "Ellos hicieron algo atroz, pero yo no soy quién para castigarlos, o por lo menos a mí el hecho de castigarlos no me proporciona ninguna satisfacción".