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Veinte poemas de Pablo Neruda aparecieron en cajas en los archivos del escritor chileno. El año pasado se editó el libro. | Foto: AFP

POLÉMICA

Los muertos también escriben

Aun después de haber fallecido, reconocidos escritores siguen publicando y vendiendo libros inéditos. Eso suscita una que otra polémica.

28 de febrero de 2015

En el listado de los diez libros más esperados de este año, entre los que hay trabajos de Mario Vargas Llosa, Jonathan Franzen, Haruki Murakami y Orhan Pamuk, aparecen ‘nuevas’ obras de los difuntos Jorge Luis Borges y Pablo Neruda. Aunque es muy prematuro hacer cálculos, no sería de extrañar que los muertos vendieran más que los vivos.

La realidad pareciera indicar que alrededor de los libros póstumos e inéditos existiera un furor. Las noticias del mercado editorial hablan cada vez más de textos de ese origen y de autores de diferentes épocas, estilos y géneros.

Hasta hace una década una publicación de este carácter era inusual y merecía enorme despliegue. Hoy, el hecho es tan normal que a veces inquieta más saber cuál es la historia de su edición y no de qué se trata o, incluso, quién es su creador. Por eso, en los últimos años se oyen relatos fantásticos sobre la aparición inesperada de borradores, manuscritos u obras incompletas que algún autor dejó en el más oscuro rincón de un sótano o que archivó en el lugar menos pensado.

Así como muchos celebran la aparición de los inéditos –cómo no hacerlo ante obras de Neruda, Borges o Saramago–, otros entran en dilemas. El filósofo y escritor argentino Gustavo Santiago, al reseñar un libro perdido del filósofo francés Michel Foucault, dijo: “Estos suelen despertar la sospecha de que alguien está abusando de la posteridad de un escritor célebre”.

Y esa clase de conjeturas ha ido creciendo: estos libros no están exentos de polémica, pues no solo se discute el desenfreno comercial de editoriales, agentes y, en ciertos casos, familiares del autor. A veces también se cuestiona su calidad, el quién y cómo se terminan cuando quedaron originalmente a medio acabar.

Gustavo García, de Icono Editorial, cree que se abusa de este recurso y que en ocasiones se presenta, además de un escritor fantasma, una gran labor de mercadeo. A veces puede que el resultado no sea bueno, pero la gente cree y compra.

Sin embargo, lo que más despierta controversia es publicar textos que el escritor no quiso divulgar en su momento. Y se han presentado disputas: los herederos del poeta uruguayo Mario Benedetti decidieron difundir unos poemas que él había desechado. Esa decisión no solo originó una pelea de derechos de autor, sino que también sirvió para preguntarse hasta dónde se debe respetar la voluntad del autor.

Al respecto, Luis Fernando Afanador, crítico literario de SEMANA, cree que esos manuscritos, generalmente, poco le agregan a la obra de los escritores, y más bien los desprestigian. “Tienen valor para los estudiosos, no para el público y aquellos los pueden consultar en las bibliotecas, donde deberían estar. Se han juntado peligrosamente la avidez comercial de las editoriales y el protagonismo de los familiares”, dice.

Muchos casos no despiertan recelo o duda. Uno de los fenómenos más interesante es el del escritor chileno Roberto Bolaño, muerto de cáncer hepático a los 50 años. Su novela póstuma 2666 es valorada como una de las más importantes de este siglo, y se cree que en sus archivos existe material para unos cuantos libros más. A este, entre otros modelos, se lo podría sumar Ernest Hemingway, con El jardín del Edén o París era una fiesta. Y si se quiere, John Kennedy Toole con La conjura de los necios; Franz Kafka con El castillo, y David Foster Wallace con El rey pálido, novela que escribió poco antes de suicidarse. En Colombia hay un caso distintivo: Memoria por correspondencia de Emma Reyes.

Sin duda, estos libros tienen historias dramáticas como la de la escritora ucraniana Irène Némirovsky, quien murió en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial en el campo de concentración de Auschwitz. Antes de ser capturada, les entregó a sus pequeñas hijas una maleta que contenía hojas que 62 años después se convirtieron en la Suite francesa, una serie de libros sobre la ocupación alemana en Francia. Esa obra recibió el premio literario Renaudot y se adaptó al cine en una película que será estrenada mundialmente este año. Se dice que sus descendientes apenas hacia la década de los noventa se percataron del tesoro que contenía la valija.

Aunque no ha muerto, la sorprendente aparición de una nueva novela de Harper Lee, 55 años después de haber publicado Matar un ruiseñor, su única pero exitosa publicación, es la gran noticia literaria de 2015. En medio de gran sigilo varias editoriales intentan adquirir en Londres, ante la casa editorial Harper Collins, los millonarios derechos para sus regiones de Go Set a Watchman, que se cree es una secuela del libro de 1960, encontrado accidentalmente por la abogada de Lee el año pasado. La escritora, de 88 años, vive en un hogar para ancianos al parecer ajena a esto: en 2007 sufrió un derrame cerebral que la dejó prácticamente ciega y sorda. Algunos críticos han clamado que se verifique si vale la pena publicar ese tomo. Como Catalina González, de la editorial independiente Luna Libros, quien piensa que “si el escritor no publicó algunos de sus trabajos fue porque no lo consideró importante. Para mí no pasan de ser apuntes, pero el heredero o el editor los publican para obtener un resultado comercial”.

No hay duda que la muerte de un escritor le da un nuevo valor a su obra. Muchos cuestionan a editores o allegados por su interés mercantil de aprovechar cuanta servilleta, testimonio, carta, papel o borrador dejó por ahí. Pero para el lector, una novedad de un gran escritor es siempre una buena noticia: las cifras indican que los libros póstumos venden. De cierta manera es una forma de resurrección.

Resurrecciones recientes

Varios libros inéditos y póstumos se han lanzado o lanzarán en los próximos días.

‘Los tangos’, de Jorge Luis Borges

No muchos esperaban este libro: las charlas sobre tango del escritor argentino, en 1965, habían sido olvidadas durante medio siglo, pero fueron encontradas a finales de 2013. La fundación Borges y la Casa del Lector de Madrid las publicarán próximamente.

‘Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos’, de Pablo Neruda

Los poemas de este libro aparecieron en cajas, escritos en cuadernos y papeles sueltos, en el dorso de un programa musical y en el menú de un barco, entre otros. Seix Barral los presenta como el hallazgo de las letras hispanas en los últimos años.

‘La familia Glass’, de J. D. Salinger

Al cumplirse cinco años de su muerte, se publicarán cinco cuentos inéditos de J. D. Salinger, quien había dejado de escribir desde 1965. La selección se llamaría La familia Glass y son relatos sobre la familia.

‘Alabardas’, de José Saramago

El nobel escribía meses antes de su muerte este libro inacabado, acerca de la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades, que las convierte en víctimas. La edición tiene ilustraciones de Günter Grass y textos de los escritores Roberto Saviano y Fernando Gómez Aguilera.