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LOS OLVIDADOS

CINE A LA LATA Y CINEMATECA DEL MARTES HAN LOGRADO DIFUNDIR POR PRIMERA VEZ EN COLOMBIA A LOS CLASICOS DEL CINE LATINOAMERICANO., 28513

29 de abril de 1996

Si bien la programación de Señal Colombia ha sido criticada por su falta de ofertas novedosas y culturales, hay que reconocer que en cuanto a programación cinematográfica sí le gana de sobra a la desabrida cartelera de las otras dos cadenas nacionales. Cine de vanguardia, clásico, europeo e incluso colombiano son la médula de espacios tan bien estructurados como Cine a la Lata, Cine Latino, Cinemanía o Cinemateca del Martes. Pero entre todos estos coherentes ciclos que han sacado a la luz autores desconocidos, sobresale un interés sistemático por descubrir una cinematografía tan olvidada y subvalorada como la latinoamericana. Estas producciones muy rara vez llegan a las salas comerciales, como en el caso de la cubana Fresa y chocolate, la argentina El lado oscuro del corazón o la mexicana Como agua para chocolate. Pero estos exitosos títulos de los últimos años son excepciones que confirman la regla, pues los distribuidores y exhibidores en Colombia no están interesados en explotar y crear un público para el cine latino. Por esto, cuando llegan estas películas, raramente se exhiben en un buen circuito y desfallecen en olvidadas salas de barrio sin ningún tipo de publicidad. Por esto ha sido tan importante su difusión en televisión, especialmente en los espacios de Colcultura (Cine a la Lata) y Audiovisuales (Cinemateca del Martes), en los cuales han hecho su debut en la sociedad colombiana cintas tan importantes como María Candelaria, Doña Bárbara, Memorias del subdesarrollo, Dios y el diablo en la tierra del sol, Lucía, La historia oficial o Nazarín y Los olvidados del período mexicano de Luis Buñuel, entre otras. Las copias en excelente estado de estas producciones deshacen el prejuicio común de que el cine latinoamericano sólo produce obritas menores, con pésima calidad y que no se sale de las charradas mexicanas o los panfletos sureños. Al margen de las dictaduras, la falta de presupuestos y los mitos de papel de Hollywood, la cinematografía intimista de Chile, la épica de Brasil, la política de Cuba, la paisajista de Argentina, entre otras, han ido construyendo una memoria común, distinta e inteligente, aunque la falta de circuitos continentales ha terminado por disgregarla en compartimientos fragmentados a los que los otros países no tienen acceso. Por eso este esfuerzo de Audiovisuales, Colcultura y Luis Alfredo Sánchez, el importador de un paquete de más de 60 títulos clásicos, ha sido tan importante para reforzar la tambaleante programación de la Señal Colombia.