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LOS TELEVIDENTES DIJERON ¡NO!

Rechazo a la nueva programación y disminuclón del consumo de TV refleja la encuesta Nielsen realizada en enero

26 de marzo de 1984

Para nadie fue una sorpresa. La revelación de los resultados de la primera encuesta sobre audiencia de la nueva programación confirmó las sospechas que tenían tanto televidentes, como programadoras y anunciantes. No alcanzó a terminar la primera semana de enero, cuando ya revistas especializadas y comentarios callejeros coincidían en sus apreciaciones sobre el carácter "ladrillo" de la programación recién estrenada.
Para los más optimistas, todo esto no pasaba de ser la repetición de ese fenómeno de rechazo que, por principio, es típico de cada nueva adjudicación de espacios. Sin embargo, las conclusiones generales de la encuesta Nielsen, el primer termómetro de la nueva programación, confirmaron lo que los pesimistas estaban pensando: el consumo de TV por persona durante la semana descendió en un 20.7%.
Mientras en diciembre del 83 cada colombiano pasaba frente al televisor un promedio de 25 horas y 24 minutos por semana, en enero, con los nuevos espacios, la cifra bajaba a 20 horas y 41 minutos. Sólo el domingo, el día de entretención por excelencia para los colombianos, el consumo no presentaba un descenso significativo, aunque la audiencia programa tras programa variaba considerablemente, indicando que muchas personas, simple y llanamente, optaban por apagar el televisor en determinados horarios. (Ver recuadro). El apagan de televisores alcanza tales proporciones que no faltó el ingenioso que dijo que ya no sería necesario un racionamiento de energía, ante la falta de lluvias y el bajo nivel de los embalses, por el ahorro que se generó ante el bajo consumo de televisión.
"Uy, es como recibir clase por televisión" dijo un joven universitario; "Mucho concurso y mucho musical", se quejó un ejecutivo de una gran empresa; "Nos quitoron muchos de esos programas chéveres de sábados y domingos", comentó un sardino a la salida del colegio, reclamando más enlatados. Y no faltaron las madres de familia que expresaron su preocupación ante el hecho de que "la nueva programación ha puesto en desbandada a nuestros hijos, que pasan ahora en las calles muchas de las horas que antes dedicaban a ver T.V.
Apreciaciones similares a éstas recogidas por SEMANA, fueron las que tuvieron que escuchar los encuestadores durante un mes en 7 mil 400 hogares de 15 municipios del país. Los resultados así obtenidos llevaron a los analistas de Nielsen a concluir que en un 90 por ciento los televidentes hacían una evaluación negativa de la nueva TV. Uno de los encuestados escribió en el formato que le entregó el encuestador de Nielsen: "Un pueblo sin diversión es un pueblo agresivo". Otro, en lugar de responder a la encuesta, optó por recoger 160 firmas en un barrio de Manizales, para respaldar con un "miniplebiscito", el rechazo a la programación nueva.
SALPICON
Programadores y anunciantes consultados por SEMANA coincidieron en afirmar que, en general, por parte de los televidentes, hay una resistencia al cambio, la cual se reflejaría con que de los primeros 20 programas con mayor sintonia, 19 venían de la licitación anterior o, como en el caso de "Concéntrese" y "El cuento del domingo", eran viejos conocidos de la teleaudiencia.
Por otra parte, sostuvieron que los resultados deben ser analizados con "beneficio de inventario", por cuanto enero reúne una serie de características que hacen difícil asumir las cifras de la encuesta "al pie de la letra": enero es un mes de vacaciones y por ello no es absurdo pensar que la rutina del televidente varía; además, al ser el primer mes de la nueva programación, y al no estar completamente estructurada, porque ni estaban adjudicados la totalidad de los espacios, ni todos los programas anunciados comenzaron desde la primera semana, es comprensible que el televidente se sienta desorientado e incluso incómodo. "No ha tenido tiempo ni siquiera de asociar los contenidos de algunos nuevos programas con los nombres de los mismos".
Afirmó un ejecutivo de una programadora. Por su parte Andrea Buscaglia, el italiano que gerencia la firma Nielsen, llegó a utilizar una muy colombiana expresión para referirse al mes de enero como un mes "chimbo" para la encuesta.
El gerente de producción de una de las grandes programadoras le dijo a SEMANA que, en su concepto, otro de los factores que pudieron incidir negativamente en el comportamiento de la audiencia, es el hecho de que "la programación es una colcha de retazos, un salpicón de muchos programas de medias horas, a los cuales el televidente no se puede acostumbrar.
No hay bloques de programación que atraigan al televidente, particularmente los fines de semana".
TERRORISMO
Algunas de las fuentes consultadas por SEMANA no descartaron, sin embargo, que el despliegue que otros medios hicieron sobre la mala calidad de la programación, pudieran, a su vez, influir en la calificación que los encuestados por Nielsen le dieron a la misma.
Sondeos informales realizados por noticieros de televisión, a campañas como la huelga de televidentes en Cali y encuestas como la de El Heraldo de Barranquilla, aparte de la publicación de comentarios adversos en los periódicos y revistas de TV., "habrían ayudado a crear un clima negativo". Otros, inclusive, han llegado más allá y han afirmado que se trata de una "ofensiva con ciertos visos de terrorismo, para desviar parte de la pauta publicitaria de la TV y otros medios de comunicación". Un ejecutivo de ventas de una programa dora le dijo a SEMANA que, por la protesta organizada de los caleños tres grandes empresas del Valle le habían dicho que "estaban replanteando la pauta que inicialmente se había, acordado".
Terrorismo aparte, no se puede desconocer que la nueva programación dista mucho de ser buena, lo cual puede demostrarse con algunas cifras que indican que en ciertas horas, anteriormente con altos índices de televisores prendidos, se producen apagones masivos: durante la semana, de lunes a viernes, entre el horario de las 7 y 30 p.m. y las 8, se produce un descenso de la sintonía de cerca del 50%, cifra significativa si se tiene en cuenta que es un horario clasificado como triple A, tradicionalmente caracterizado por una altísima audiencia.
La oscuridad de los apagones parecía, sin embargo, encontrar una luz. Una nota de optimismo surgía del hecho de que el gobierno no mantenía una posición inflexible ante las protestas de los televidentes y los contundentes resultados de la encuesta Nielsen y, tras los cambios que se llevaron a cabo en el sector comunicaciones, se mostraba dispuesto a rectificar el camino recorrido, con el retorno a la programación de espacios populares como "Chespirito". Resultaba, sin embargo evidente que se requerían más carnbios y la pregunta que surgía al mal de la semana era cómo y cuándo se realizarían y qué acogida tendrían.-