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LOS TIEMPOS CAMBIAN

Plinio Apuleyo Mendoza regresa al país como "director técnico" del equipo periodístico del primer diario en Colombia.

14 de diciembre de 1987

Los cambios para el "segundo tiempo" ya los había anunciado el "preparador físico", Daniel Samper Pizano, cuando regresó al país en septiembre pasado: "Plinio se encargará de las ligas mayores mientras yo me ocuparé de las divisiones inferiores", dijo Samper a SEMANA. El, no pudo cumplir. Sufrió una lesión (moral) y tuvo que abandonar el campo. Plinio Mendoza, por su parte, acaba de llegar y ya comenzó el calentamiento con el equipo periodístico de El Tiempo.
El calentamiento ya había empezado en parte. La decisión de contratar a Plinio no sólo estaba calculada para empatar con el regreso de Samper, sino que incluia la adquisición de algunas "estrellas" que vendrían a reforzar el equipo. En este renglón hubo importantes inclusiones en la nómina con las que el periódico se hizo a los pases de periodistas como Darío Restrepo, Héctor Rincón y, algunas importaciones, como José Hernández, quien llevaba varios años en París y desde hace un par de meses llegó al diario como una especie de avanzada de Plinio Mendoza, al igual que el diagramador, Ponto Moreno, que esta próximo a aterrizar en el país.
La renovación en El Tiempo es una etapa más de un proceso que había comenzado hace más de 5 años cuando la generación de los bluyines se "tomó" la administración del periódico. Enrique Santos y Daniel Samper, los tirapiedras del pasado, hacían un ingreso al lado de Juan Manuel, Rafael, Luis Fernando, Felipe y Guillermo Santos a las ligas mayores del diario y las páginas editoriales reflejaban la ruptura del cordón umbilical que los unía con la generación anterior. Los Santos Castillo, Hernando y Enrique, curtidos con el olor a plomo, abrían las puertas de las oficinas de dirección a sus herederos, al tiempo que el periódico dejaba sus viejas instalaciones en la Avenida Jiménez para estrenar la gigantesca sede de la avenida El Dorado e ingresaba al mundo de la impresión en frío: la rotativa.
Pero después de la revolución industrial vino el relevo generacional y luego la revolución tecnológica. Para lela a esta actualización se gestaba la puesta al día en materia periodística. "Es que los tiempos cambian y por eso estamos renovando, no sólo el estilo, sino también la presentación del periódico", afirmó a SEMANA Enrique Santos Castillo, editor del diario. Por su parte, Plinio Apuleyo Mendoza dice: "Los periódicos del mundo cada cierto tiempo cambian de cara. Le Monde antes no tenía fotos y ahora las tiene. Pero lo más importante -continúa enfáticamente- es que va a cambiar ese lenguaje estereotipado que desde hace 30 años es el mismo en todos los periódicos de Colombia. Los periódicos no se deben limitar a informar. El lead está mandado a recoger. La prensa no puede salir con la misma noticia que dio la radio el día anterior. La radio y la televisión le quitaron el espacio de la chiva al periódico. El periodismo escrito tiene la obligación de ser más interpretativo. Hoy en día el periódico tiene que hacerse de tal forma que permita dos lecfuras. El país se ha vuelto urbano y ya no existen los lectores que se sentaban todo el día, debajo de una palmera, a digerirse el periódico". Estas son apenas algunas de las frases que con tono de catedrático y con voz acelerada de jefe de redacción, suelta Plinio en medio de la charla con SEMANA, sobre su papel en El Tiempo.
Mendoza ha sido contratado por un período fijo de seis meses para encargarse de poner en marcha la renovación en el diario. Y sobre su llegada se han tejido especulaciones como la de que hizo un contrato tan jugoso como el de Menotti con el Atlético de Madrid de España.
Curiosamente el periodista que ha sido escogido como "director técnico" de este proyecto renovador, hace casi 30 años que no se dedica de tiempo completo al ejercicio de la profesión. Con excepción de los 6 meses que pasó al frente de la revista SEMANA en su etapa inicial, ha llevado más una vida de sibarita, diplomático y escritor que la de una sala de redacción. En todo caso este periodista semiretirado ha logrado granjearse la fama de ser uno de los mejores del país y es la persona a quien más campo de acción se le ha dado en un periódico en donde, casi todo el que lo tiene lleva el apellido Santos.