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LOS TOROS DESDE LA BARRERA

Más atractiva que esta temporada ha resultado la exposición de fotos de Alejandro Pedraza, en el Museo Taurino de Bogotá.

21 de marzo de 1994

LA FIESTA BRAVA ha estado asociada desde siempre a la cultura hispánica. Las pinturas rupestres de la cueva de Altamira hacen relación a la lucha del hombre y el toro. Este enfrentamiento -para algunos salvaje, para otros artístico- ha inspirado a través de la historia a pintores como Picasso y Fernando Botero, a escritores como Ernest Hemingway, a poetas como Federico García-Lorca, y ha dado pie incluso a géneros musicales como el pasodoble.
Pero no sólo eso. La fotografía, como arte, se ha nutrido igualmente de las corridas de toros. Es así como en España se han destacado reporteros gráficos de la talla de Arjona y Botán -de la revista Aplausos-, y Cano, quien tomó la foto de la cornada mortal de Manolete en Linares, en 1947, y quien hoy, a los 80 y tantos años, sigue cámara en mano por los callejones de las plazas.
Colombia también ha hecho su aporte a la fotografía taurina. Allí se cuentan nombres como Gonzalo Rincón 'Mojicón', el padre de César y Manuel H. Rodríguez, quien inmortalizó al mismísimo Manolete con una foto de 1946, en la que el 'monstruo de Córdoba' observa el ruedo de la Plaza de Santamaría, con la mirada lánguida y el brazo sobre un burladero.
Esa tradición ha continuado en esta década con Alejandro Pedraza, un publicista bogotano de 29 años con cinco en el oficio y cuyo trabajo han publicado no sólo diarios colombianos, sino Aplausos y algunas revistas francesas. Prueba de su trayectoria es la muestra que expone, hasta finales de esta semana, en el Museo Taurino de la Santamaría, en Bogotá. Al verla, el espectador se da cuenta de que se trata de un fotógrafo que, además de retratar los mil instantes curiosos de la Fiesta, plasma lances, pases y estocadas que sólo un taurófilo consumado puede valorar.