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MANUAL DEL BOLSILLO

"El secuestro", de Gabriel García Márquez es más una muestra de periodismo político que de talento literario

21 de mayo de 1984

"El secuestro". Guión cinematográfico, Gabriel García Márquez. Editorial Oveja Negra. 124 páginas. Bogotá. 1984.
En acto político similar a la toma de la embajada dominicana de Bogotá por un comando guerrillero en 1980, fue el que encabezó Eden Pastora ("El Comandante Cero") meses antes del triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua.
Este episodio de desafío y arrojo del que salieron triunfantes los guerrilleros nicaraguenses tuvo su momento histórico, convertido, ahora, en apología revolucionaria según los viejos esquemas del realismo socialista en el guión cinematrográfico de Gabriel García Márquez, "El secuestro".
Aquí García Márquez haciendo de lado su capacidad de narrador tomó los hechos tal como estolidamente sucedieron en la realidad y así los transpuso al papel. Hora por hora, casi que minuto a minuto, las primeras secuencias que García Márquez narra en frías descripciones nos abren una cartilla en donde se enseña cómo proceder para la toma de una Casa Burguesa (oficina, palacio, residencia, embajada, etc.). Un manual de bolsillo tomado de la realidad. Después viene la acción misma y como quien dice el desarrollo de la película.
El asalto a la casa de Chema Castillo con sus invitados a una fiesta, por parte del Comando Juan José Quezada, la descripción maniquea de los personajes, el temple, la nobleza, el heorísmo, incluso la generosidad de los guerrilleros, en contraste con la cobardía e insensibilidad y no sé cuantos otros pecados capitales de los capitalistas, conforman el reparto entre buenos y malos de esta película teórica que a fuerza de ser fanáticamente realista carece de todo interés artístico.
Es evidente que aquí García Márquez puso más que su talento literario su capacidad política de redactor periodístico para dar cuenta de sucesos con los que él simpatiza, pero que para el lector resultan poco dignos de admiración fuera de los límites que una acción de fuerza puede deparar.
Inscrito, pues, más dentro de la actividad política que dentro de la creación literaria, "El secuestro" es un ejercicio de oratoria ideológica afiliada, un secuestro al lector depositario de su confiada admiración por el maestro de nuestras letras. Y no es que la materia o el pretexto de su relato no tenga validez, o en sí mismo posibilidades artísticas. Recuérdese que esa pequeña joya literaria que es "Crónica de una muerte anunciada" está basada en un episodio de sangre pero elevado a la condición de tragedia,por la maestría con que el narrador dio cuenta del triste episodio. Bajo esta comparación uno puede deducir que el propio García Márquez ha dado una prueba inequívoca de que frente a la vivacidad, a la fascinante belleza de su obra literaria, su literatura política es de un convencionalismo vulgar y de una pobreza desalentadora. -
Enrique Pulecio Mariño -