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La bruja de Blair

El hermano de la mujer que se perdió en un bosque de Maryland en la película original de 1999 organiza una excursión para ir en su búsqueda, grabando temblorosamente todo el asunto. ??½

Manuel Kalmanovitz G.
15 de octubre de 2016

Título original: Blair Witch
Año: 2016
Director: Adam Wingard
Guion: Simon Barrett
Actores: James Allen McCune, Callie Hernández, Corbin Reid
Duración: 89 min

Como todas las películas de terror de imágenes supuestamente encontradas, esta bruja de Blair es un asunto tembloroso, reiterativo y confuso. Pero de pronto haya algo para pensar en todo este género, en su surgimiento a fines de los noventa con El proyecto de la bruja de Blair que fue una especie de adelanto de la sensibilidad que vendría luego, esa cosa ensimismada y confundida que se ve tanto en el presente.

Esta revelación se la debo a algún colega desconocido que, durante la función de prensa de esta película, se la pasó chateando. ¿Tenía un tío agonizante y revisaba su teléfono para recibir las actualizaciones del hospital? ¿Trinaba una reseña? ¿Era un caso más de esa ceguera egoísta con la que se cruza uno diariamente? No tengo ni idea.
Pero viéndolo a él en su caparazón de luz, notando el brillito constante a mi izquierda, la película cobraba más sentido. ¡Este género es la exacerbación del punto de vista! Cada quien tiene sus necesidades (el colega que chatea tiene que contestar en ese mismo instante) que se imponen, lógicamente para quien las sufre, sobre las de los demás. Cada uno tiene su punto de vista que, desde su perspectiva, es el único.

Es una tendencia lógica. Algunos amplían esa visión con libros, películas y encuentros con gente; otros se aislan y se concentran en su ombligo. Estas películas tienden a lo segundo.

Porque eso es lo que se ve en la pantalla: cada personaje tiene un punto de vista y la película ofrece la yuxtaposición de esos puntos sin mostrarlos nunca en un escenario amplio. A nivel formal, hay muchas tomas subjetivas y pocos planos generales. Así, valorar, contrastar o sopesar lo que se ve es imposible. La visión de cada uno simplemente está ahí con el peso inapelable de un documento.

El resultado es un reguero de visiones individuales que se entrecruzan caóticamente, sin una idea de un bien común (que en este caso sería que la película, como un todo, sea comprensible).

El terror acá viene de lo que no se ve, y en ese sentido es efectivo. Porque hay todo un mundo amplio y ajeno que se le escapa al punto de vista individual y que sale, amenazante y sorpresivamente, de la nada. Como el susto que sentiría el colega si, digamos, alguien le echara encima sin previo aviso un vaso de agua justo cuando le van a responder cómo salió la operación.

Dentro de este género, La bruja de Blair no ofrece sorpresas. Aunque está dirigida por Adam Wingard que en sus dos películas anteriores (Eres el siguiente y El huésped) había encontrado la forma de revitalizar géneros maltrechos, acá se limita a seguir el esquema: preparación para el viaje, partida, llegada al bosque, apariciones inquietantes y correrías interminables.

Por momentos hay destellos de inteligencia, como cuando se cuestiona la grabadera constante y la sed de dejar testimonio de quién sabe qué, pero son preguntas que no se desarrollan. El verdadero horror de La bruja de Blair, más que sobrenatural, tiene que ver con la fascinación asfixiante que sienten sus protagonistas con su propio ombligo. 

Cartelera:

Monsieur Chocolat ***

Película francesa que sigue la carrera de uno de los primeros clowns afros exitosos en París a comienzos del siglo XX.

Pariente ***

Realizada en el pueblo santandereano de Güepsa, la ópera prima de Iván Gaona logra un equilibrio inesperado entre la violencia y la dulzura.

Conexión mortal * ½

Adaptación anémica de una novela de Stephen King acerca de una especie de epidemia zombi causada por los celulares.

En un lugar de Francia **

Un doctor rural enfermo debe buscar un reemplazo en este drama que homenajea a la Francia campesina.