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Mas allá de las páginas

Biblos se ha convertido en el punto de encuentro informal de muchos escritores con su público.

3 de mayo de 1993

CUANDO SE HAbla de los símbolos de la cultura de las grandes ciudades, surge el nombre de sus principales museos, teatros, bibliotecas y librerías. Estas últimas dan la medida perfecta de la cultura de una sociedad, por el simple hecho que en ellas se reflejan sus hábitos de lectura. De ahí que las encuestas acerca de los libros editados y vendidos en un país se tomen como un soporte seguro para establecer el grado de su progreso cultural.
En Bogotá, que se ha ido quedando rezagada en este aspecto frente a otras capitales latinoamericanas, hay, como en todas partes, librerías de librerías. Pero sólo unas pocas van más allá del simple hecho de vender libros.
La librería Biblos, que por estos días celebra cinco años de existencia, ha logrado crear ese clima de complicidad que requieren tantos lectores para entrar en contacto secreto con sus autores preferidos. Inspirada en las llamadas librerías de viejo" a pesar de su apariencia neoyorquina Biblos se ha ido convirtiendo en refugio de bibliófilos y en el punto de encuentro de muchos escritores con su público... con ese público que quiere ir más allá de las páginas y llegar hasta los motivos del creador.
Así, no es difícil encontrar allí, tras los escaparates y las mesas rebosantes de libros, novelistas y poetas que curiosean ejemplares o que firman autógrafos. Se dice que cuando Alvaro Mutis visita Bogotá no hay día en que no cumpla con su ritual de Biblos. Y en unos días, cuando tome forma una vez más la Feria Internacional del Libro, este local será uno de los escenarios informales del evento.
Consuelo Gaitán, la fundadora de Biblos, pensó, antes que en cifras y en balances, en un lugar que, en eierto grado, recogiera la herencia espléndida de los sitios tocados con el encanto de la vida del espíritu, del humanismo y de la cultura universal. Por algo concebía Borges el paraíso como una biblioteca. La librería sería entonces, el paraíso efímero de cada cliente que busca allí el motivo de su gozo.