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Me fascina el desorden

20 de diciembre de 1999

Se considera más colombiano que español y no se le ha pasado por la mente vivir en otro país. Lleva más de 40 años en Colombia y no imagina un mejor lugar de trabajo que su estudio en Suba, en las afueras de Bogotá. No abandona su

pasión por el cine y por estos días ha disfrutado con especial agrado la película Todo sobre mi madre, de Almodóvar. Su interés por la lectura tampoco ha disminuido y reconoce que en algún momento de su vida quiso ser escritor antes que pintor. “El problema es que hacer dos cosas bien es muy difícil y por eso me quedé con la pintura. Por ahí tengo en un cajón una novela inédita y es mejor tenerla ahí, además está escrita en catalán”.

No sólo se ha acostumbrado a Colombia sino que ha aprendido a valorar las situaciones cotidianas que muchos han repudiado del país. Es precisamente lo que quiere plasmar en la exposición que se abrirá al público a partir del 27 de noviembre en la galería El Museo y que lleva como nombre ‘La lógica del trópico’. “La idea, dice el

maestro Juan Antonio Roda, se me ocurrió cuando alguien me dijo que esta cultura era muy caótica, y si hay algo que me guste es ordenar el desorden y desordenar el orden. Para los de afuera este país puede ser un caos y para los que vivimos aquí no. Hay una improvisación que nos hace actuar diferente al europeo pero todo tiene una lógica”.

Como ha sido una constante en su obra, Roda prefiere abordar este tipo de temas a través de series como lo hizo en ‘Flora’ o en ‘Ciudades perdidas’. Los 22 cuadros que conforman ‘La lógica del trópico’ siguen la línea del arte abstracto que Roda practica desde tiempo atrás. “Son etapas de la vida. Si hacemos una comparación con la música las óperas de Mozart son figurativas y yo me quedo, por ahora, con la música de cámara, dice Roda. Lo que sucede es que con la parte figurativa se incita a que el espectador esté viendo una figura, un argumento, y lo que busco es una posición de contrastes”.

Este objetivo se logra, según él, dejándose guiar por el instinto. Antes de iniciar un cuadro tiene una idea muy vaga de los colores que quiere emplear, y así comienza. Pero es probable que al día siguiente un gesto, una línea, un color que domina o una imagen le hagan alterar la idea inicial, y en esos momentos lo mejor es dejarse llevar por eso. “Lo importante del arte es que uno deje huella. Para mí la gracia del arte es eso, expresar lo que uno siente, lo que uno tiene, y escudriñar por qué un color o una asociación de colores”. El grabado ya no lo practica con la misma frecuencia a como lo hacía en los años 70 y 80. Algo parecido sucede con el retrato y el dibujo, tal vez dos de las virtudes de Roda que más ha elogiado la crítica. “El dibujo es un término muy resbaladizo, la gente piensa que es algo académico que está regido por unos parámetros y que no acepta corrección. Para mí el dibujo es dar expresión a una línea. Cuando dibujo un cuerpo, o una cara, no es que yo quiera que sea igualita a la cara. La línea tiene que transmitir exaltación, sensualidad”, dice el maestro.

También tiene muy claro lo que se propone en el retrato. Evita lo académico y se pone en la tarea de analizar la parte sicológica de la persona. En este aspecto le es casi imposible no evocar a su pintor preferido y a quien considera el artista más importante de la historia: Velázquez. Pero por el momento su prioridad seguirá siendo la pintura abstracta y tiene claro que jamás retomará las series que ya ha trabajado. No sabe qué temas le apasionen después de ‘La lógica del trópico’ a pesar de que no puede ocultar una inclinación especial: “Me fascina el desorden”. n