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" A MICROFONO LIMPIO "

Si de repente oye gritos y discusiones airadas en el radio, es seguro que esta sintonizando "La Polémica", el más agitado de los programas deportivos.

15 de noviembre de 1982

Pocos minutos después de las ocho de la noche, una melodía pegajosa se deja oír por las emisoras de Caracol en todo el país. Avisa el comienzo de uno de los programas radiales más interesantes de nuestro medio. La voz tranquila del moderador Hernán Peláez dándole la bienvenida a los oyentes y alguna frase inofensiva de Jaime Ortiz, antes de la primera tanda de comerciales, no tiene nada que ver con lo que vendrá cuando se integren las distintas ciudades del país.
El estilo del programa lo permite todo. Los comentarios irónicos de los distintos periodistas ahogan, a veces, las intervenciones de los cronistas deportivos que intervienen desde distintas ciudades del país.
"Pues aqui en Pereira todos me preguntan cómo va lo de la subsede del mundial y creo que esta ciudad está en condiciones óptimas para..."
-Jaime Ortiz "Oiga Céspedes, la bonanza cafetera pasó hace rato ".
-Hernán Peláez "Hombre Jaime, déjelo hablar ".
-Edgar Perea desde Barranquilla "Doctor Peláez, dígale a ese tipo que se calle"
"La polémica" tuvo su primera etapa entre 1965 y 1968. La segunda etapa comenzó en julio de 1980. Desde las primeras emisiones se convirtió en uno de los programas deportivos más originales y obligó a otras emisoras a crear espacios similares. Pero "La polémica" se diferencia de los otros porque la unidad de criterio y la armonía entre los colegas distan mucho de ser la nota preponderante. La rivalidad casi legendaria entre Edgar Perea y Jaime Ortiz, el tono irónico de los caleños y la mesura de los paísas le dan su estilo peculiar. Su director, Hernán Peláez, un ingeniero químico dedicado al deporte desde hace mucho tiempo se encarga de proponer los temas que durante una hora y media son analizados por los comentaristas de las distintas ciudades. En el control master de Bogotá hasta trece ciudades entran simultáneamente en sintonía nacional, y por la ventana que lo comunica con la sala de transmisión, Hernán Peláez le hace señas a los técnicos para saber quien está listo para intervenir, o para pedirle a algún comentarista que no se vaya cuando Perea tiene que transmitir el béisbol profesional y dos o tres polemistas andan desaparecidos.
-Weimar Muñoz desde Medellín "Pues yo creo que el mundial se nos embolató por más que le demos vueltas al asunto. Las exigencias de la FIFA son totalmente irrealizables..."
-César Augusto Londoño desde Manizales "Y otra cosa. Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, por más de que estas sean dolorosas. La situación social del país y los resul tados negativos de las encuestas que se vienen realizando..."
-Edgar Perea "Pero caballero, si el mundial se puede hacer a la colombiana. No entiendo esa actitud de esas mentes pequeñas, amargadas, que no quieren a su tierra. La seguridad en este país hay que lograr la con osin mundial. Los estadios hay que hacerlos y las comunicaciones..."
-Hernán Peláez "Pero don Edgar, el problema está enque el gobierno es muy claro en una cosa, y es lo de la plata..." -Jaime Ortiz "Mire doctor Peláez.
Aquí se puede hacer un mundial pero de ajedrez".
Hernán Peláez "Ocho cincuenta y siete, vamos con nuestros clientes".
Los anunciadores del programa hacen llegar sus mensajes a una enorme cantidad de gente que, noche tras noche, de lunes a viernes está pendiente de "La polémica". Cualquier taxi revestido de terciopelo rojo, flecos y luces, puede ser el lugar para escucharla por primera vez para odiar la de porvida o para volverse un oyente devoto que toma partido por cualquiera de los polemistas.
Durante el pasado Mundial de Fútbol, el programa se originó en las distintas subsedes y para que en Colombia los oyentes siguieran a los polemistas en el horario habitual, éstos emitían sus conceptos a las tres de la madrugada, minutos antes de tomar un tren hacia otra subsede donde tenían que transmitir horas después algún partido de fútbol.
En condiciones tan especiales se las arreglaron para pelear ya no por el Cali o por el Pereira, sino por Brasil, Inglaterra o Francia. Además, cada polemista siente una obligación natural por defender el prestigio de suregión, lo que hace posible que si Rafael Bonilla desde Cali da como ejemplo de civismo los Panamericanos de Cali... "en cambio allá en Santa Marta que no han sido capaces ni de ponerle luz a su estadio... ", Campo Nuñez le responde desde Santa Marta "respete a la Costa que aquí nadie está hablando mal de Cali, caballero". De nada sirven las frases conciliadoras, Hernán Peláez será incapaz de detener la oleada de ironías, de sarcasmos y de injurias.
"Usted me respeta! ¡dígale al señor de Barranquilla que no hable de lo que no sabe. Hasta que alguna voz logra imponerse. Vuelve una calma relativa que termina si alguien hiere de nuevo el orgullo de alguna región, de sus gentes en general o del comentarista propiamente dicho.
Son muchos los enemigos del programa, incluso han intentado cerrarlo. Se dice que todo es un montaje, que se dicen groserías y que "La polémica" atenta contra la moral y las buenas costumbres de nuestro pueblo. Sin embargo, los índices de sintonía hablan más que los argumentos de sus detractores.