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MITOS POR COMPUTADOR

Las mismas historias con el nuevo lenguaje de la tecnología en "El regreso del Jedi"

2 de enero de 1984

"El regreso del Jedi" , o tercera parte de "La guerra de las galaxias", es una enorme trampa para el amante del cine serio y profundo. Es faci1isimo que se lance contra este cine electrónico, en el cual la imagen no es producto de una cámara que filma seres y objetos reales sino de efectos logrados en computadores. George Lulus, el creador de esa corriente, afinnaba no hace mucho que su empresa productora ya no necesita de directores de cine sino de ingenieros electrónicos. Y es cierto, lo que sale de ahí son peliculas sin director (¿quién se acuerda de Richard Marquand? ¿"El regreso del Jedi" pasará a la historia como una película de Marquand o como una obra de Lukasfilm?), películas sin actores. Basta dominar dos o tres gestos para poder actuar en este tipo de cine, el resto lo hace la tecnología.
Así se podrían descalificar todas las "Galaxias" y congéneres. Pero puede también ser otra de esas trampas en que han caído los defensores del cine puro durante los 88 años de desarrollo cinematográfico. Primero fue el rechazo al sonido (¡el cine mudo es el verdadero arte!), después la guerra al color (¡la expresividad del blanco y negro! ¡La decadencia de la imagen maquillada!), más tarde las reticencias ante el cinemascope y demás inventos en busca de la tercera dimensión (¡La imagen plana es la gran generadora de creatividad!).
Ahora vendrán las resistencias al cine electrónico y computarizado, hechas de una concepción purista de la imagen (¡La verdadera imagen es la que se capta directamente del real!). La historia nos advierte que es más prudente esperar a ver qué resulta de ahí.
Es prematuro clamar contra la tecnología que degrada lo que concebimos como artístico.
¿GUERRA DE GALAXIAS?
Aceptemos una hipótesis: un cambio tecnológico en el lenguaje estético cinematográfico trae la posibilidad de nuevas historias y nuevas temáticas. Esta hipótesis tiene seguramente un trasfondo de añoranza al recordar "2001, Odisea en el espacio", película que utilizó la tecnología de la época, 1968, para contar una historia completamente distinta de todas las que había narrado el cine de ciencia ficción.
Las añoranzas son peligrosas porque nos retienen en el pasado y nos pueden inducir a proponer normas anacrónicas al presente. Pero también nos pueden servir en la búsqueda de elementos de análisis para el nuevo fenómeno que ya se nos vino encima.
"2001, Odisea en el espacio", quizá porque nos contó algo nuevo, nunca fue una película taquillera, su suerte siempre ha dependido de los cineclubes, cine-artes y ciclos especiales. Las "Galaxias" y "Jedis" son taquilleras, quizás porque cuentan viejas historias con envoltorio nuevo.
No se lea esta afirmación como un juicio contra la película sino como un hecho que hay que demostrar y después analizar sin caer en la tentación clasificadora (bueno si introduce nuevas perspectivas, malo si repite esquemas, si recupera modelos ya conocidos).
Lo viejo y conocido en "Jedi" es múltiple: el enfrentamiento entre el bien y el mal, y entre el padre y el hijo, la búsqueda del verdadero origen (Luque quiere saber quién es su padre y descubre que es uno de los malos, Darth Vader, contra el cual tendrá que luchar), el héroe que recibe una misión -de sus jefes y de su propio destino- de cuyo cumplimiento depende su futuro, el de su padre y el del universo, misión que no puede ser cumplida sin que el héroe previamente haya superado varios obstáculos progresivamente más difíciles (vencer a Jabba, luchar con los dos monstruos, convertir al bien al padre y dominar al Emperador), el bueno que seducido una vez por el mal regresa al bien.
Todo esto pertenece al mundo antiquisimo de las fábulas, de los mitos, de los cuentos y leyendas con príncipes y héroes, y con un toque de la historia de Edipo destinado irremisiblemente a matar al padre.
Aquí saltaría la primera pregunta: ¿es guerra de las galaxias, o leyendas y mitos transplantados tal cual a las galaxias? ¿Es que estas estructuras míticas son eternas, conservan su validez lo mismo entre príncipes que entre los Jedis, Jabbas y Emperadores del espacio extraterrestre? ¿O es que estamos ante una nueva-vieja milotogía? ¿O se trata simplemente de introducir lo desconocido en los moldes de lo conocido?
TARZAN VIAJA A ENDOR
Interesante también encontrar en "El regreso del Jedi" elementos más particulares que pertenecen a mitologías cinematográficas muy conocidas: la del cine del Oeste, el Western, y la del cine de guerras históricas. El personaje que parece débil pero que se vuelve decisivo para el triunfo del bueno, las estrategias del débil para vencer al poderoso (los troncos que hacen rodar a los robots, las catapultas improvisadas, las trampas con cuerdas, la celada que inmoviliza todo un escuadrón, la destreza para enlazar -esta vez a vehículos supersónicos-), el enfrentamiento final entre el bueno y el malo, la derrota momentánea que se convierte en victoria. Hasta elementos del mito de Tarzán se pueden encontrar en el planeta Endor, en el cual se lleva a cabo la guerra: el grito, los indígenas que apoyan al bueno, el avanzar pasando de liana en liana, los ritos y fiestas primitivas.
¿Es todo esto lo que explica que "El regreso del Jedi" sea una película de enorme éxito? ¿El uso de estos elementos es lo que desata un mecanismo de reconocimiento en el espectador, ese que no desató "2001, Odisea en el espacio"? Parece que así es. Pero si esto es cierto habría que investigar por qué esas estructuras y elementos narrativos han logrado afianzarse como factores de reconocimiento, lo cual equivale a preguntarnos por las características de los modelos de percepción, gusto y comprensión del espectador.
Hernando M. Pardo