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MOLTO FURIOSO

Herbert Von Karajan amenaza con retirarse de la dirección de la Orquesta Filarmónica de Berlín

27 de agosto de 1984

Herbert Von Karajan es quizás el más consagrado y célebre director de orquesta de nuestros días. Aunque un considerable auditorio de músicos y melómanos serios estiman que sus versiones de ciertas obras maestras son poco ortodoxas y rayanas en el espectáculo pirotécnico, la verdad es que exhibe innegable maestría en cuanto a compositores alemanes se refiere. Tal vez sus experiencias con Rossini o con Tchaikowski hayan sido un tanto desafortunadas a oídos de muchos, pero su exhaustiva difusión de la obra de los románticos alemanes, para citar sólo un caso, equiparan su larga trayectoria de director de orquesta con la de otras luminarias del siglo XX, como Toscanini y Stokowsky. Autoritario y disciplinado, jovial y elegante, ha estado al mando de la Filarmónica de Berlín durante varios lustros en un cargo que hasta hace poco se creía vitalicio. Pero a la altura de sus 76 años, tildado de caprichoso y codicioso, "el león en invierno" ha amenazado con cancelar su contrato con la más importante orquesta del mundo, disgustado y molesto con una serie de episodios aparentemente vanales que han constituído la comidilla de moda en los círculos musicales desde Viena hasta Nueva York. El crítico musical de la revista TIME tituló el incidente como "Impromptu para clarinete, maestro y orquesta furiosa".
La crisis estalló en diciembre de 1982 cuando Von Karajan escogió como clarinetista solista para la vacante que existía desde hace 24 meses en la Filarmónica de Berlín, a una joven intérprete de escasos 22 años: Sabine Meyer. Puesta a prueba en arduas audiciones por la orquesta, fue rechazada por cuanto su tono no se "integró bien" con el resto del conjunto, a pesar de su talento musical. Debe recordarse que la Orquesta Filarmónica de Berlín es no sólo una de las agrupaciones musicales más cotizadas de occidente (cada músico percibe un salario mensual equivalente a US$ 2.600.00), sino que posee una de las estructuras jerárquicas más rígidas y verticales, con mecanismos de selección y ascensos realmente complejos, que permiten ir ocupando las sillas de solistas con acopio de tiempo y experiencia. La orquesta protestó por el nombramiento arbitrario y el maestro anunció su inminente retiro con la consiguiente revocación de los jugosos contratos programados con casas de grabación, cine y televisión. A pesar de que se la aceptó durante un año de prueba, la señorita Meyer dispuso retirarse el próximo mes, renunciando a su "clarinete de la discordia". No obstante, aseguran algunos allegados a los árculos musicales berlineses, el verdadero conflicto reside en la posible destitución del gerente general de la orquesta prevista por el nuevo ministro de la Cultura de Berlín Occidental, ya que la famosa agrupación musical depende económicamente del Senado que legisla sobre la ciudad. Von Karajan acaba de firmar un contrato por 5 años con la Filarmónica de Viena, la otra gran orquesta del mundo alemán, consuetudinaria rival de la de Berlín, un tanto como lo fueron Siena y Florencia entre las ciudades renacentistas o Góngora y Quevedo en pleno siglo de oro español. Y a pesar de que el mismo alcalde de Berlín hizo las veces de mediador para evitar el controvertido rompimiento entre el maestro y sus músicos, en el mejor de los casos, como ocurre en los matrimonios humeantes, se llegará a un amistoso divorcio. Pero la crisis está latente y en abierta declaratoria. Se rumora que Lorm Maazel sucederá en la batuta de Berlín al "maestro molto furioso".
Sin embargo, independientemente del giro final que tome la disputa o de los ingredientes extramusicales que intervienen en el "sonado" episodio como la política y el dinero, la bravata del temperamental Von Karajan tiene un aspecto de singular valor: el abrir las puertas de instituciones rancias y sacrosantas a los nuevos valores de la época, permitiendo que la juventud oxigene la atmósfera enrarecida de la pirámide social. Más que burlar el celo democrático para ingresar a la orquesta, se trata de un asunto genético, aguzado por un personaje de la música occidental soberbio y obstinado. Magnifico seguir escuchando a Arrau o a Rostropovich, pero si no se brindan oportunidades a los jóvenes ejecutantes egresados con altas calificaciones de las academias musicales, muy pronto el horizonte se habrá angostado. para fortuna de la música el abanico de los solistas cuenta actualmente con nuevos y promisorios nombres: Martha Argerich, Krystian Zimerman, Anne-Sophie Mutter, Ivo Pogorelich, Dang Thai Son. Lástima que los intérpretes maduros de Berlín los escuchen embelesados pero recelosos.--
Jaime Valencia Villa