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Desde 2007, el festival ha ofrecido aproximadamente 250 conciertos a los que asistieron 170.000 espectadores. | Foto: David Ignaszewski

FESTIVAL

Diez años de la mejor música en Cartagena

La agenda cultural de 2016 se inicia con un plato fuerte: la décima edición del Festival Internacional de Música de Cartagena, entre el 8 y el 16 de enero.

26 de diciembre de 2015

En diez años, el Festival Internacional de Música de Cartagena ha recorrido buena parte del mundo. Y espera seguir haciéndolo. Ya viajó por distintas culturas y momentos históricos de la música: revivió diferentes siglos, estuvo en el barroco, pasó por Johann Sebastian Bach, escuchó a Wolfgang Amadeus Mozart, se paseó por lo mejor de América -desde Canadá hasta Argentina-, y el año pasado se ocupó del Mediterráneo.

Ahora, tras ese largo recorrido musical, el festival llega Hacia Tierra Firme, título y concepto de la edición 2016. Su director, el músico y productor italiano Antonio Miscenà, lo explica: “Es la esencia del evento: el encuentro de dos culturas musicales, de dos almas, la europea y la americana”.

Así varios conciertos dedicarán una parte a la música de Europa y otra a la de América. Por ejemplo, el 12 de enero la Orpheus Orchestra de Nueva York interpretará Conciertos de Brandenburgo, de Bach, y en la segunda parte Bachianas brasileiras n.o 9 y Bachianas brasileiras n.o 5, del compositor brasilero Heitor Villa-Lobos, quien fusionó el folclor brasileño con el compositor alemán. Dos días después, la misma orquesta, junto a la violinista estadounidense Anne Akiko Meyers, interpretará las Cuatro estaciones de Vivaldi, y después, junto al bandeonista argentino Rodolfo Mederos, Las cuatro estaciones porteñas de Astor Piazzolla.

El propósito es dejar sentir la relación histórica entre la música europea y la americana: cómo se influyen mutuamente, cómo se mezclan. Además, en los 31 conciertos de este año el festival pasará por varias tradiciones musicales como la profana, la sacra, sin dejar atrás las tendencias contemporáneas.

La organización buscó a los mejores intérpretes para darle vida al tema principal de esta edición conmemorativa. Participarán aproximadamente 350 músicos provenientes de España, Italia, Rusia, Francia, Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Argentina, México, Colombia, Cuba, Malí y Madagascar, entre otros.

Uno de los más esperados es el catalán Jordi Savall, famoso por su interpretación de la viola de gamba y porque ha dirigido grupos como Hespèrion XXI o La Capella Reial de Catalunya. Además, se le reconoce por investigar a fondo las tradiciones musicales antiguas: ha producido más de 230 discos de música medieval, renacentista, barroca y del clasicismo. Savall presentará parte de este repertorio en Cartagena, como Paraísos perdidos, que se centra en la historia de Cristóbal Colón (8 y 9 de enero); Folías antiguas & criollas, que representa el encuentro entre España y América hace 500 años (9 de enero); y, por primera vez en América Latina, La ruta de la esclavitud (10 de enero), un recital respaldado por la Unesco sobre la historia de la música de los tres continentes implicados en la trata de esclavos desde África hacia el Nuevo Mundo.

Otro de los invitados de renombre es el clavecinista, organista y pianista italiano Rinaldo Alessandrini, director del grupo Concerto Italiano, célebre por interpretar música sacra, renacentista y barroca. En uno de los conciertos, el 10 de enero, Alessandrini interpretará el Magnificat, de Vivaldi, y en la segunda parte Misa de Lima, del compositor italiano Roque Ceruti, que trabajó en Perú en el siglo XVIII. Además, el italiano dirigirá al Coro Filarmónico Juvenil y a la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara de Bogotá.

También habrá tiempo para las charlas. El 11 de enero, Savall y Alessandrini hablarán sobre la música sacra y profana en un diálogo moderado por el escritor Pablo Montoya, que ganó en 2015 el Rómulo Gallegos con Tríptico de la infamia y que es reconocido por su preparación musical.

Y no menos importante es la presencia del ruso Maxim Vengerov, considerado por muchos críticos como uno de los mejores violinistas de la actualidad. El 13 de enero interpretará Tzigane, de Maurice Ravel. Y se encargará del concierto de cierre, el 16 de enero, donde interpretará, junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Medellín, Concierto para violín y orquesta en re mayor, opus 61 de Beethoven y Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvorák.

Juan Pablo Noreña, director de la orquesta, recuerda cuando sus músicos se enteraron de que iban a tocar con el violinista ruso: “Llegamos a un ensayo de la orquesta y les entregamos a ellos unos papeles doblados. Les dijimos que los abrieran y leyeron la reseña del concierto de cierre con Vengerov. Fue un momento de euforia: estallaron en abrazos y gritos. Unos hasta lloraron”.

En esta décima edición del festival habrá un espacio especial para la música colombiana. El grupo Colectivo Colombia interpretará, de forma culta, la música de regiones como la llanera, la caribe o la andina. Y el 15 de enero le rendirá un homenaje a Blas Emilio Atehortúa, uno de los compositores colombianos más importantes y con mayor proyección internacional.

No menos importantes serán los conciertos en los barrios de Cartagena. La Banda Sinfónica Juvenil de esa ciudad se presentará en la localidad de Pasacaballos con los solistas italianos Cristiano Arcelli y el italiano Massimo Morganti, que tocarán el saxofón y el trombón.

Y como es ya una tradición en esta cita anual cartagenera, la música clásica se complementa con espacios educativos para promover el talento de los jóvenes. Los números hablan que en estos diez años hubo casi 900 sesiones de clases magistrales de las que se han beneficiado unos 3.500 estudiantes y profesores de música en Colombia.

Toda esta serie de eventos suman para que el festival cumpla su objetivo principal: promover la música clásica en el país, más allá de su supuesto elitismo. “Ojalá lo digan por su calidad y por su elegancia, pero esta es una música para todos”, señala Julia Salvi, presidenta de la Fundación Salvi, la promotora del festival.

“Todos deberían darle un chance a la música clásica”, comenta Santiago Cañón, un violonchelista de apenas 20 años. Y no le falta razón: se trata de un lenguaje expresivo, poderoso, universal, y, ante todo, conciliador.

Las cifras del festival

Algunos números resumen la historia de este evento que se comenzó a celebrar en 2007.

• En sus ediciones anteriores, el festival ha ofrecido casi 250 conciertos en 25 locaciones de Cartagena a los que asistieron 170.000 espectadores. Participaron aproximadamente 1.200 artistas nacionales e internacionales y 28 jóvenes talentos colombianos.

• También se ofrecieron 36 conversatorios y 136 talleres de reparación de instrumentos. Un total de 77 conciertos se transmitieron por televisión.