Home

Cultura

Artículo

Música,maestros

En su tercera edición, el Festival de Música Contemporánea va al encuentro de los nuevos ritmos de América Latina.

3 de mayo de 1993

SON TAN POCAS LAS OBRAS GRANDES de la cultura que en este país llegan a consolidarse como tales, que la mayoría de ellas son verdaderas quijotadas.
Para la muestra, el evento que por estos días compromete a casi todas las salas de música de Bogotá: el Festival Internacional de Música Contemporánea. Durante tres semanas, más de 100 músicos de 15 países estarán al frente de un público que quiere saber cómo ha sido posible llegar a la creación de nuevos ritmos que han recogido los acordes de varios siglos.
Al frente de la organización del evento, que bienalmente se celebra desde 1989 está Cecilia Casas. Tiene una auténtica obsesión por la música contemporánea, que ha sido el pilar de su carrera como pianista. A su alrededor se mueve un equipo de casi 40 personas que cuida cada detalle, maneja horarios de conciertos, organización de talleres, requisitos de las conferencias de los compositores invitados, y toda la parafernalia que genera un evento de esta índole.
El festival es el resultado de más de un año de trabajo que involucra no sólo a todos los organismos culturales del país, sino a capítulos similares de otras naciones, y fundaciones y organizaciones en prácticamente todo el planeta.
Sin duda es una Babel musical . Para esta tercera edición el tema central es América. El objetivo va más allá de la coincidencia con el V Centenario. Después de recorridos por el mundo entero. es sorprendente la vitalidad y presencia de los músicos americanos en la vanguardia musical. Hoy por hoy hay americanos (especialmente latinoamericanos) en todas las agrupaciones y centros de investigación musical del mundo entero. "La influencia de América en la música contemporánea -dice Casas- va mucho más allá de tomar ritmos o sentipos tímbricos".
El espectro estilístico cubierto por el festival, alrededor del tema americano, toca todas las escuelas y tendencias actuales, desde el neorromanticismo, pasando por la música concreta, electroacústica y el serialismo, hasta los planteamientos de Arawi, la orquesta contemporánea de instrumentos nativos de Bolivia (prácticamente 100 músicos en escena). También están programadas orquestas, lo mismo que intérpretes y compositores colombianos de las más diversas estéticas.
En las estrellas internacionales la figura central es el compositor norteamericano Max Mathews, creador del primer software musical, sistema que ha revolucionado la técnica de la composición. Mathews hará en Bogotá el estreno mundial de "Canciones latinoamericanas y cubanas", música por computador, en homenaje a Pablo Milanés. Hay también gran expectativa por la presentación de la japonesa Junko Ueda, una intérprete de la biwa, un instrumento similar al laúd occidental, extraordinaria vocalista.
El festival ha conseguido a lo largo de estos años inscribirse en el ciclo internacional de la música contemporánea a nivel mundial.
Una quijotada de esas difíciles de explicar en el país. Lo cierto es que durante estas semanas, Bogotá es la capital musical contemporánea del mundo.