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Negocio animado

La animación por computador se convirtió en la inversión más rentable de la industria cinematográfica. Los dos grandes productores, Pixar y Dreamworks, son emporios económicos.

25 de junio de 2005

Aunque corta, la historia del cine animado por computador es fantástica. Casi tanto como un cuento de hadas: comenzó como un proyecto incierto y hoy es uno de los negocios más rentables en la industria del entretenimiento.

Steve Jobs, presidente de Apple, fue uno de los primeros en ver las posibilidades ilimitadas de lo que se conoce en Estados Unidos como 'CGI animation'. Él aprovechó los adelantos que habían logrado otros estudios -como Lucas Film, de George Lucas- y a principios de los años 90 invirtió 10 millones de dólares en una empresa llamada Pixar. El pequeño estudio, compuesto más por ingenieros que por dibujantes, comenzó a colaborar estrechamente con Disney. Poco a poco las películas hechas por Pixar empezaron a desplazar las cintas clásicas del tradicional estudio. Si bien El rey león, Aladino o Mulán seguían siendo rentables, los ejecutivos de Disney sentían que ya no tenían el mismo impacto de clásicos como Blanca Nieves o Bambi. En cambio, las propuestas de Jobs y su equipo eran mucho más acordes con su época.

El 25 de noviembre de 1995 se estrenó Toy story: después de casi una década de trabajo, los animadores de Pixar habían terminado la primera película animada hecha en tres dimensiones. La gran diferencia con las producciones tradicionales era que los personajes y los decorados estaban inspirados en dibujos, pero manipulados por programas de computador, como ocurre con los personajes de los juegos de video. El resultado, por supuesto, era una película mucho más realista. Toy story fue un éxito rotundo y recogió 192 millones de dólares en taquilla.

Este enorme triunfo le dio a Pixar un impulso extraordinario. Después de Toy Story vinieron Bichos, en 1998; Toy Ssory 2, en 1999; Monsters Inc., en 2001; Buscando a Nemo, en 2003, y Los increíbles, el año pasado. Todas superaron los 150 millones de dólares en taquilla (ver gráfica) y se calcula que en 10 años Pixar y Disney habrán ganado cerca de 4.000 millones de dólares. A esto hay que sumarle las ventas de DVD, videos y otros productos. La semana pasada, por ejemplo, Pixar reveló que sus ganancias del primer trimestre casi se triplicaron, en comparación con las del año pasado, gracias a las ventas de DVD y video de Los increíbles. Los productores entendieron que la animación por computador era el verdadero negocio y Disney anunció que Vacas vaqueras, estrenada el año pasado, era la última película de animación clásica en dos dimensiones que su estudio produciría.

Por supuesto, la competencia no se hizo esperar. En 1994, Jeffrey Kratzenberg fundó, junto a Steven Spielberg y David Geffen, Dreamworks SKG, una enorme productora. Por su larga experiencia como ejecutivo en Disney, Kratzenberg se encargó de la división animada de la empresa. Él era el responsable directo de los últimos éxitos de Disney, pero fue despedido por su presidente, Michael Eisner, por diferencias creativas. Desde luego sentía que su despido era injusto y se obsesionó con superar a Pixar y a Disney. La primera película animada que produjo Dreamworks fue El príncipe de Egipto, en 1998, pero ésta no tuvo el éxito esperado: su trama no era tan atractiva y su animación era muy precaria al lado de Toy story.

Ese mismo año Dreamworks estrenó Hormiguitaz, su primera película digital. Su idea era competir directamente contra Bichos, de Pixar, con una historia muy similar, pero dirigida más hacia los adultos. Ésta fue estrenada unos meses antes que Bichos, y Michael Eisner acusó a Kratzenberg de haberle robado la idea. No obstante, Bichos superó ampliamente a Hormiguitaz en taquilla.

Kratzenberg no se dio por vencido y tuvo una idea genial: hacer una película que parodiara los cuentos para niños. Fue así como nació Shrek, que tardó tres años en ser terminada. Ésta se estrenó en 2001 y recaudó casi 500 millones de dólares. El año pasado apareció la segunda parte, que logró lo impensable: superó a su antecesora y recogió 880 millones de dólares en todo el mundo. Shrek 2 es, hasta el momento, la película animada más taquillera y la séptima cinta que más dinero ha ganado en la historia del cine. Este triunfo hizo que el valor en bolsa de Dreamworks aumentara 34 por ciento.

Los expertos creen que el éxito de estas cintas se debe en gran parte a su despliegue técnico, pero también a su ingenio. Así como Hormiguitaz -protagonizada por un insecto con crisis existencial-, la mayoría son inteligentes y con un humor negro muy lejano a la ingenuidad de las producciones clásicas. No se podrían clasificar como películas infantiles: de hecho, en Estados Unidos Los increíbles recibió la clasificación PG-13, algo que nunca había sucedido con una película animada. Cynthia Webb, periodista del Washington Post, afirma: "En una época en la que los espectadores parecen dudar cada vez más de las fórmulas desgastadas de los grandes 'blockbusters', Pixar encontró la fórmula mágica. Sus claves: una historia inteligente, humor para todas las edades, una trama original y personajes bien construidos".

El panorama se ve cada vez mejor. Las películas animadas no sólo ganan toneladas de dinero, sino que ahora es más barato hacerlas. En los primeros intentos los costos fueron muy elevados, pues los estudios debieron invertir muchísimo en investigación y nuevas tecnologías. Ahora manejan la técnica, y las actualizaciones no son tan costosas.

Hacer una película con los mejores programas costaba antes entre 100 y 125 millones de dólares. Dreamworks ya ha logrado bajar las cifras, y su película El espantatiburones apenas costó 70. Y los directivos creen que en menos de cinco años esta suma se podría disminuir en una tercera parte. A esto hay que sumarle que a finales de los 90 se necesitaban 600 personas trabajando durante dos años para lograr una producción de un promedio de una hora y media. Ahora en Pixar sólo necesitan 200 personas trabajando un poco más de un año. Este estudio tiene la meta de hacer dos películas por año en un futuro y hacerlas con el mismo dinero que ahora se gastan en una sola.

Además, se trata de inversiones poco riesgosas. Es muy raro que una película animada exceda su presupuesto original, ya que no tiene los mismos inconvenientes que se presentan en las películas reales. Y, como lo explicaba un artículo reciente de la revista The Economist: "Las ventajas son evidentes: 500 animadores no tienen el mismo poder de negociación de una sola estrella".

Tal vez el único gasto que puede aumentar en los próximos años es el salario de los actores que prestan sus voces para los personajes. "El mercado se volverá más difícil conforme cada estudio aumente su producción. Eso significa más competencia para lograr que los mejores actores den sus voces", dice Johnnie L. Roberts, periodista de la revista Newsweek. En efecto, cada vez más grandes estrellas están interesadas en trabajar en estas cintas: el trabajo no es tan exigente y es muy bien pago.

Es claro que el público sigue respondiendo muy bien. Madagascar, el estreno más reciente de Dreamworks, ya ha recogido 130 millones de dólares. Por esto el estudio seguirá trabajando de lleno en cintas animadas, anunció la tercera parte de Shrek y el próximo estreno de Bee Movie, la historia de unas abejas antropomorfas, escrita y dirigida por Jerry Seinfeld.

El futuro de Pixar es más complejo. Su larga relación con Disney terminará el año entrante, después del estreno de Cars. Ninguno de los dos ha confirmado si seguirán trabajando juntos, pero aun así, Disney hará la tercera parte de Toy Story en solitario. Fox se ha mostrado muy interesada en firmar un multimillonario contrato con Pixar, pero Disney no cederá tan fácilmente. "Nuestra unión con Pixar es una de las relaciones comerciales y creativas más exitosas de la historia de Hollywood", dijo hace poco Dick Cookel, nuevo presidente de Disney.

Y aunque Pixar y Dreamworks son pioneros, otros estudios ya están pensando en hacer sus propias incursiones. El año pasado, Warner estrenó El expreso polar, una producción dirigida por Robert Zemeckis y hecha con una nueva técnica basada en el movimiento real de los actores. Y se da por hecho que vendrán nuevos estrenos. Así mismo, algunos estudios europeos ya iniciaron su trabajo con animación digital y vendrán cintas como The Wallace y Gromit movie y Arthur, una superproducción de 80 millones de euros.

Así, el cine animado por computador se ha convertido en una mina de oro que, por ahora, no parece tener fondo. Y esto es muy valioso en un medio en el que el oro es el que manda.