NOVEDADES

THE CLASSIC LOVERS ALBUM
VARIOS ARTISTAS
DEUTSCHE GRAMMOPHON
ESTE DISCO es eso que los puristas llaman 'batiburrillo' porque tiene un poco de todo y el criterio de la selección de fragmentos populares del repertorio nunca termina de ser claro. Sin embargo todo proviene de los Archivos de la Deutsche Grammophon, una de las disqueras más serias del mundo. Por eso el 'batiburrillo' es de bocadillos exquisitos: una Sonata de Scarlatti con Pogorelich, 'la' variación de la Rapsodia de Paganini de Rachmaninov con Tamás Vásáry, Martha Argerich en Traumerai de Schumann, José Carreras en un aria de Tosca, Plácido Domingo en 'la' de Turandot, Jessye Norman en un Lied de Brahms. Son 22 selecciones a prueba de cualquier juicio.

BOHEMIAN RHAPSODIES
LEILA JOSEFOWICZ, VIOLIN
ACADEMY OF ST MARTIN-IN-THE- FIELDS.
MARRINER PHILIPS
ES INEVITABLE, al escuchar este disco y mirar su carátula, no traer a la memoria la figura de Anne Sophie Mutter. Porque Leila Josefowicz, de 18 años, como la joven Mutter, es hermosa y toca soberbiamente el violín. El repertorio es el necesario para dejar claro que se trata de una virtuosa de primera línea. Sin embargo, por fortuna, se han cuidado de mostrar sus condiciones musicales en la última selección, una excepcional interpretación del Poeme de Ernest Chausson. Porque si el disco abre con la pirotecnia de la Carmen Fantasy de Sarasate, cierra deslumbrante en las evanescencias de Chausson. En el fondo, la auténtica razón de ser de esta grabación, que trae un impecable Tzigane de Ravel y una seductora Meditation de Thaís de Massenet.

LOS MINISTRILES
MUSICA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL
PIFFARO
ARCHIV
PIFFARO regresa al mercado internacional con un disco que no tiene pierde. Después de las grabaciones consagradas a la música francesa y a la italiana, llega ahora otra de las grandes minas del repertorio: la España del siglo XVI y principios del XVII. Este disco parece tener una ventaja: la interpretación es menos ortodoxa y ceremoniosa. Claro, el repertorio ayuda, porque hay piezas que sin alegría no tienen razón de ser, como la música de Mateo Flecha y Juan de la Encina. La novedad es la selección de obras de Joao IV de Portugal, testimonio de una época cuando los gobernantes tenían tiempo también para la buena música.